Los costes de la pol¨ªtica valiente de Colau
El apoyo del 76.9% de los barceloneses a la gesti¨®n de la alcaldesa contrasta con las campa?as que difunden la idea de una Barcelona en declive
El partido de la alcaldesa, Ada Colau, recibi¨® la semana pasada como agua de mayo los resultados de la macroencuesta anual de servicios municipales en la que su gesti¨®n al frente del Ayuntamiento de Barcelona es aprobada por el 76,9% de los encuestados. Los 6.000 entrevistados para la encuesta otorgan a la alcaldesa ...
El partido de la alcaldesa, Ada Colau, recibi¨® la semana pasada como agua de mayo los resultados de la macroencuesta anual de servicios municipales en la que su gesti¨®n al frente del Ayuntamiento de Barcelona es aprobada por el 76,9% de los encuestados. Los 6.000 entrevistados para la encuesta otorgan a la alcaldesa una nota media de 5,9.
Eso significa que la gesti¨®n del actual gobierno de la capital de Catalu?a le parece bien a tres cuartas partes de los barceloneses. Se trata de una valoraci¨®n muy alta, incluso alt¨ªsima entre los baremos habituales para este tipo de cargos. Tomado a la inversa, este dato muestra tambi¨¦n el rotundo fracaso de las numerosas y sucesivas campa?as de desprestigio y de la figura de la propia alcaldesa.
En sus esfuerzos para afrontar los problemas de la ciudad, Colau y su gobierno municipal han tocado con su gesti¨®n algunos intereses muy sensibles e influyentes, que cuentan con acceso f¨¢cil a potentes altavoces. La orientaci¨®n de la pol¨ªtica tur¨ªstica, el reequilibrio entre el autom¨®vil particular y el transporte p¨²blico, la inclusi¨®n de criterios sociales en la construcci¨®n de viviendas, los ensayos para reforzar el car¨¢cter de servicio p¨²blico de los suministros de electricidad y agua, entre otros, han inquietado a sectores econ¨®micos que se consideraban intocables. Su respuesta ha sido una campa?a persistente para instaurar la idea difusa de par¨®n econ¨®mico, retroceso empresarial, p¨¦rdida de imagen internacional, desastre urban¨ªstico y caos circulatorio atribuidos todos ellos a la gesti¨®n de la alcaldesa. La macroencuesta sobre los servicios municipales muestra que esa opini¨®n no ha cuajado en la mayor¨ªa de los barceloneses.
El per¨ªodo de gesti¨®n de los comunes y sus aliados de izquierdas en el Ayuntamiento de Barcelona ha coincidido adem¨¢s con el pico de la agitaci¨®n independentista y, al final, su estertor en forma de llamas en el centro de la ciudad. En este conflicto, el partido de Colau ha jugado fuerte la carta de la desinflamaci¨®n de los nacionalismos enfrentados, lo que a menudo le ha costado ataques desde ambos flancos. Los independentistas han intentado proyectar sobre Barcelona la amarga sensaci¨®n de derrota nacional que albergan desde 2017. De ah¨ª ha surgido una extra?a conjunci¨®n de intereses. A la decadencia de Catalu?a que los independentistas predican como inevitable si no logran construir su estado soberano, se sumar¨ªa la decadencia de Barcelona como motor industrial, comercial y cultural que algunos c¨ªrculos de la ¨¦lite econ¨®mica auguran como resultado de las pol¨ªticas municipales de Colau.
Del mismo modo que la apuesta de los comuns por desinflamar el conflicto nacionalitario se ha ido imponiendo poco a poco, lo mismo est¨¢ ocurriendo con algunos asuntos cruciales de la pol¨ªtica municipal en Barcelona. La masificaci¨®n del turismo, la primac¨ªa del tr¨¢fico rodado, las grandes dificultades para el acceso a la vivienda, la creciente contaminaci¨®n del aire, la desigualdad social, entre otros, eran y son aspectos sobre los que exist¨ªa una demanda de actuaci¨®n pol¨ªtica correctora. Y Colau ha tenido la valent¨ªa de afrontarlos.
A la hora de la verdad, sin embargo, ha resultado que la reorientaci¨®n del turismo toca intereses potentes, que han reaccionado augurando paro y desastre econ¨®mico. Aunque lo cierto es que la mayor¨ªa de los barceloneses rechaza el turismo de borrachera y desea un cambio de modelo. Algunos sectores de opini¨®n han acogido con un griter¨ªo descalificatorio los esfuerzos para pacificar el tr¨¢fico de autom¨®viles en la ciudad, con la creaci¨®n de las supermanzanas y los ensayos de nueva se?alizaci¨®n viaria. Pero eso contrasta vivamente con la sensaci¨®n de mejora del espacio urbano que se ha asentado entre sus usuarios directos.
?Por qu¨¦ tanta contestaci¨®n a estas pol¨ªticas locales? ?Qui¨¦n no va a estar de acuerdo con la creaci¨®n de una compa?¨ªa municipal de electricidad basada en energ¨ªa renovable y en la reducci¨®n de emisiones de Co2 a la atm¨®sfera? ?Por qu¨¦ iba a ser mal recibida una pol¨ªtica municipal orientada a fomentar el transporte p¨²blico y a restringir la circulaci¨®n de autom¨®viles privados cuando ya se ha acreditado que la contaminaci¨®n provocada por el tr¨¢fico causa m¨¢s de mil muertes prematuras al a?o, seg¨²n la Agencia de Salud P¨²blica?
La respuesta a estos interrogantes es simple. Quien tiene otros intereses. Pero la cuesti¨®n es: ?Esos otros intereses son los de la mayor¨ªa? La macroencuesta de este a?o muestra que el acierto de Colau consiste en afrontar abiertamente problemas que causan malestar e inquietud y en asumir con hechos y pol¨ªticas transformadoras las grandes causas de nuestro tiempo. La sensibilidad medioambiental y ecol¨®gica, la humanizaci¨®n del medio urbano, la atenci¨®n de los m¨¢s d¨¦biles, el respeto ante la diversidad cultural y de g¨¦nero. Gobernar, en suma, asumiendo los costes.