?Se puede incumplir una sentencia?
?Cu¨¢l habr¨ªa sido la reacci¨®n si la justicia no hubiera dado la raz¨®n a la familia que ped¨ªa un 25% de clases en castellano? Se hubiera presentado como una victoria del Govern y del independentismo
La situaci¨®n que tiene lugar en Catalu?a estos d¨ªas como consecuencia de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, lo que todos conocemos ya como el caso de Canet nos deber¨ªa llevar hacia una reflexi¨®n que va m¨¢s all¨¢ de lo ling¨¹¨ªstico y que hace pensar en la falta de conciencia de lo que significa un Estado de derecho, de lo que son los derechos democr¨¢ticos, por no decir que nos hace pensar que nos encontramos ante ...
La situaci¨®n que tiene lugar en Catalu?a estos d¨ªas como consecuencia de la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, lo que todos conocemos ya como el caso de Canet nos deber¨ªa llevar hacia una reflexi¨®n que va m¨¢s all¨¢ de lo ling¨¹¨ªstico y que hace pensar en la falta de conciencia de lo que significa un Estado de derecho, de lo que son los derechos democr¨¢ticos, por no decir que nos hace pensar que nos encontramos ante un sector de la sociedad que con sus quejas roza lo antidem¨®crata. Sin embargo, no es una situaci¨®n end¨¦mica de Catalu?a, por desgracia se viene repitiendo a lo largo y ancho de nuestra geograf¨ªa.
Me explico.
Tras hacerse p¨²blica la sentencia del TSJC ¡ªde diciembre de 2020 y ratificada el mes pasado por el Tribunal Supremo¡ªen la que se fija un 25% de clases en castellano en las escuelas catalanas, las reacciones en contra no se hicieron esperar, hasta el punto de que el Parlament catal¨¢n ha rechazado acatar la sentencia del TSJC que fija al menos un 25% de castellano en las escuelas. El texto aprobado forma parte de una moci¨®n de la CUP, que ha contado con el respaldo de ERC, Junts y Comuns, y el voto en contra de PSC, Vox, Cs y PP.
Lo del independentismo votando para incumplir las leyes no es nuevo, lo preocupante en este caso es que Comuns, organizaci¨®n integrada en el gobierno de Espa?a, est¨¦ votando contra el acatamiento de una sentencia. No contentos con eso, la C¨¢mara ha rechazado otras dos mociones de Cs y PP que ped¨ªan que se cumpliera el ¡°m¨ªnimo obligatorio¡± del 25% de horas lectivas en castellano. Apelando a los deseos de esa mayor¨ªa (inexistente pero a la que siempre se apela) que cree que las clases deben darse solo en una de las dos lenguas de nuestra comunidad.
?Qu¨¦ hubiera pasado si el TSJC hubiera sentenciado lo contrario? ?Cu¨¢l habr¨ªa sido la reacci¨®n de esos mismos partidos, si la sentencia no hubiera dado la raz¨®n a la familia que ped¨ªa un 25% de clases en castellano? No hubiera habido ninguna resoluci¨®n de rechazo y hubieran aireado la sentencia como una victoria del Govern, del independentismo y, por supuesto, una victoria de la ¡°justicia¡±. Est¨¢ claro (l¨¦ase con tono ir¨®nico) que el estado de derecho solo es bueno si favorece, o responde, a las expectativas o necesidades que tienen unos cuantos. Lo hemos visto en otras ocasiones, no es nuevo.
Pero hagamos pol¨ªtica ficci¨®n.
?Qu¨¦ suceder¨ªa si en Andaluc¨ªa, donde hay un gobierno en el que Vox forma parte del mismo, se les ocurriera, en aras de esa mayor¨ªa que les ha otorgado el voto ¡°asumir¡± que la educaci¨®n andaluza debe incluir como materia obligatoria la ense?anza de la religi¨®n cat¨®lica? ?O si deciden que no aplicar¨¢n la Ley de violencia de G¨¦nero? ?O si en la comunidad Madrile?a decidiera el gobierno de Isabel D¨ªaz Ayuso que en clase de geograf¨ªa e historia la ¡°conquista de Am¨¦rica¡± fuese parte fundamental y prioritaria del temario?
A buen seguro (y tampoco creo equivocarme) saldr¨ªamos todos con las manos en la cabeza corriendo a poner una denuncia y esperar¨ªamos que el Tribunal Superior de Justicia actuara en contra de esas decisiones a la menor brevedad posible. Algo que (la rapidez no s¨¦, la decisi¨®n seguro) dar¨ªa una sentencia favorable a aquellos que creen, como es l¨®gico, que la religi¨®n cat¨®lica no debe ser una asignatura obligatoria en la escuela p¨²blica; que debe aplicarse la ley de violencia de g¨¦nero y a los que esperan que a sus hijos no les machaquen con una versi¨®n triunfalista y supremacista de ese encuentro de culturas que fue la llegada de los espa?oles a Am¨¦rica.
?Qu¨¦ pasar¨ªa despu¨¦s? Pues que todos nos felicitar¨ªamos por lo efectivo y democr¨¢tico que es el Estado de derecho y el buen criterio de las decisiones judiciales que, por supuesto, habr¨ªa que acatar; y presumir¨ªamos de la suerte que tenemos de vivir en ¨¦l.
Los ejemplos son burdos, como burda es la situaci¨®n que vivimos en Espa?a desde hace tiempo acerca del respeto o no a las instituciones del Estado, en funci¨®n de lo que nos interesa. ?Es que acaso no hay que cumplir las sentencias judiciales? ?Qu¨¦ sentencias podemos considerar ¡°buenas¡± y cu¨¢les ¡°malas¡±? Si el problema son las leyes, la soluci¨®n m¨¢s r¨¢pida no consiste en salt¨¢rselas, sino es meditar con calma a quien votamos en las pr¨®ximas elecciones y que esos representantes se encarguen de cambiarlas. Como defender¨ªa S¨®crates, la ley, o se cumple o se cambia, nadie est¨¢ por encima de las leyes. No vale acatar y aplaudir las sentencias que nos gustan y ¡°votar¡± incumplir las que no nos gustan.