Catalu?a ya deriva refugiados ucranios a otras comunidades: ¡°Quer¨ªa quedarme en Barcelona. Ya veremos¡±
El Ministerio de Inclusi¨®n niega un colapso y el Govern celebra el reparto territorial
El dispositivo de acogida de refugiados ucranios del ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones ubicado en la Fira de Barcelona ha comenzado a derivar ciudadanos que huyen de la guerra fuera de Catalu?a, a otras comunidades. Ayer, explicaban los propios ...
El dispositivo de acogida de refugiados ucranios del ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones ubicado en la Fira de Barcelona ha comenzado a derivar ciudadanos que huyen de la guerra fuera de Catalu?a, a otras comunidades. Ayer, explicaban los propios reci¨¦n llegados, la Cruz Roja les estaba ofreciendo acogida en Sabi?¨¢nigo (Huesca) y Miranda de Ebro (Burgos). Sal¨ªan por la tarde noche. El martes, se deriv¨® a personas hacia Calpe (Alicante) o Alfajar¨ªn (Zaragoza), a?ad¨ªan t¨¦cnicos de Cruz Roja.
Fuentes de la delegaci¨®n del Gobierno en Catalu?a confirman que se est¨¢ derivando refugiados a otros puntos de Espa?a desde la semana pasada. Niegan que en Catalu?a el sistema de acogida est¨¦ colapsado, sino que ¡°se deriva para que no se colapse¡±. Desde el ministerio a?aden que el sistema de protecci¨®n temporal prev¨¦ ¡°plazas en todo el territorio, que se reparten con criterios del perfil de los refugiados: si tienen redes de conocidos, ni?os por escolarizar, formaci¨®n u otras necesidades¡±. ¡°No hay colapso, las plazas se ampl¨ªan todos los d¨ªas¡±, insisten. En Cruz Roja, que se encarga de la primera atenci¨®n a los que llegan, explican que se deriva a las personas que no tienen referentes en Catalu?a.
En la Generalitat, la secretaria de Igualdad, Mireia Mata, que el martes apunt¨® a una situaci¨®n ¡°tensionada¡±, defend¨ªa ayer que, m¨¢s all¨¢ de la primera emergencia, la acogida se haga con ¡°distribuci¨®n territorial en todo el Estado, igual que la defendemos en territorio de Catalu?a y el Gobierno la defiende en Europa¡±. ¡°Es la ¨²nica forma, de poder ofrecer una integraci¨®n con equidad y digna¡±, celebraba sobre la distribuci¨®n.
Oficialmente, ni el ministerio ni la Generalitat confirman con cifras que Catalu?a sea la comunidad donde m¨¢s refugiados han llegado. S¨ª lo afirma la Cruz Roja, a quien el Gobierno ha encargado la acogida de emergencia. La organizaci¨®n no gubernamental cuantifica en casi 19.000 las personas llegadas entre la estaci¨®n de Sants, el aeropuerto de El Prat, el dispositivo de Fira, sedes propias, La Jonquera, Girona y Figueres. En el Govern, cifran en 17.000 las personas alojadas de emergencia entre los dispositivos de Cruz Roja y entidades y los Ayuntamientos. Y recuerdan que, por razones de ubicaci¨®n geogr¨¢fica, Catalu?a es puerta de entrada a Espa?a, adem¨¢s de ser, antes de la guerra, la comunidad donde m¨¢s ucranios hab¨ªa empadronados: 23.600, el 22% del total de Espa?a.
Anna Iersatov, de Lugansk, lleg¨® a primera hora de la ma?ana de ayer al aeropuerto de El Prat procedente de Helsinki. Relataba un largo periplo durante el que se march¨® de su ciudad con su marido y sus dos hijos de 13 y cinco a?os: en la huida entraron a Rusia, subieron hasta San Petersburgo, y de ah¨ª pasaron a Finlandia. ¡°Nos da miedo estar tan cerca, por eso volamos de Helsinki a Barcelona¡±. No tienen arraigo en la ciudad y les acababan de ofrecer salir por la tarde en bus hacia Burgos.
Tambi¨¦n ten¨ªa previsto viajar a Burgos Svetlana, de 37 a?os y procedente de Kramatorsk, donde trabajaba de economista para un centro de investigaci¨®n del gobierno ucranio. Huy¨® primero en tren hasta Polonia y despu¨¦s vol¨® desde Varsovia. Ella, con unas ojeras impresionantes, s¨ª tiene conocidos en Barcelona, ¡°pero le han dicho que no hay m¨¢s plazas¡±, traduc¨ªa Serhii Roberts, ucranio que lleva siete a?os viviendo en Cervell¨® (Baix Llobregat). ?l no puede acogerla en su casa porque acoge a sus padres y est¨¢ pendiente de la llegada de sus suegros. ¡°Yo quer¨ªa quedarme en Barcelona, we¡¯ll see [ya veremos]¡±, suspiraba al final Svetlana en ingl¨¦s.
Hasta el martes por la noche, en Catalu?a se registraron, tramitado y resuelto 6.839 solicitudes de protecci¨®n temporal, inform¨® la delegaci¨®n de Gobierno. Esta protecci¨®n permite a los desplazados residir, trabajar o estudiar en la Uni¨®n Europea un a?o prorrogable hasta tres a?os, sin tener que solicitar asilo. De los tramitados en Catalu?a, la mayor¨ªa corresponden a Barcelona (4.063) y el resto repartidas entre Girona (969), Lleida (899) y Tarragona (908). Adem¨¢s de la cita previa telef¨®nica, al centro de Fira llegaban ayer tambi¨¦n grupos enteros a hacer los tr¨¢mites acompa?ados por entidades.
M¨¢s de 1.200 ucranios se hospedan en hoteles de Calella: ¡°Han bombardeado mi casa. No tengo nada¡±
Una ni?a arrastra los pies sentada en una motocicleta rosa. Otra camina hacia la calle, enredada en las piernas de su madre. La piscina est¨¢ acordonada, como si fuese el escenario de un crimen, pero en las mesas de alrededor de la terraza se agolpan varios grupitos de personas. Charlan, miran papeles, el m¨®vil. En un par de tendederos port¨¢tiles hay ropa sec¨¢ndose al sol. Tumbada en una hamaca, una madre hace puzles con un cr¨ªo. Ya en la recepci¨®n, una adolescente, sentada en el sof¨¢, no se separa de su tel¨¦fono. Al fondo, una habitaci¨®n se ha reconvertido en sala de juegos. La gente entra y sale. Y todo, bajo la mirada atenta de Irina, ucrania residente en Calella y ahora recepcionista del hotel Esplai, donde viven m¨¢s de 400 personas que han huido de la guerra.
Desde mediados de marzo, unos 1.200 ucranios se han instalado en el municipio de Calella. Se les ha dividido en tres hoteles: el Esplai, el Garb¨ª y el Bon Rep¨°s. ¡°Tenemos comida, tenemos un techo, un sitio para dormir¡±, dice agradecida Galina, de 73 a?os. La mujer ha viajado como ha podido con su hija y su nieta desde Dnipr¨®. ¡°No tiene nombre¡±, se queja, emocionada, sobre el dolor que le causa la guerra. Tampoco sabe qu¨¦ har¨¢ cuando acabe. ¡°No tenemos planes de futuro, es imposible pensar en eso¡±.
Tampoco lo sabe Tatiana, de 39 a?os. Profesora de dibujo en su ciudad natal, en Lozova, ella y sus tres hijas, de 20, 16 y 9 a?os, viven en una de las habitaciones del hotel Esplai. Su marido se ha quedado en Ucrania. Ella piensa en volver, aunque no tiene claro ad¨®nde. ¡°Han bombardeado mi casa. No tengo nada¡±, lamenta. Ya gestiona los tr¨¢mites para escolarizar a su hija, pero no la llevar¨¢ a un colegio hasta que no tenga un alojamiento definitivo.
Una situaci¨®n similar a la de Alina, de 37 a?os, y su hija M¨®nica, de 5. Las dos han llegado a Catalu?a en coche, desde Kiev, con la madre de Alina. ¡°No est¨¢ para ir al colegio, est¨¢ nerviosa¡±, dice la mujer, de la cr¨ªa, que se esconde en los brazos de su madre. Ha elegido Espa?a porque algunos conocidos ya hab¨ªan estado antes en el pa¨ªs. Su marido tambi¨¦n sigue en Ucrania.
Cruz Roja es la responsable del dispositivo de acogida, junto con el Ayuntamiento. Por la calle del municipio de 18.000 habitantes se ve m¨¢s vida de lo normal para un mes de abril: familias, ni?os, carritos. ¡°Muchos ucranios que viven aqu¨ª les han tra¨ªdo de todo¡±, cuenta Irina, la recepcionista de un hotel donde hasta las fuentes de agua tienen las indicaciones en ucranio. Los j¨®venes, dice Irina, ya se han apuntado a los equipos de f¨²tbol locales y hacen actividades. ¡°Necesitan moverse, es la edad¡±, r¨ªe.
Andrei, de 48 a?os, ingeniero de vuelo, es de los pocos hombres que se ve. Vive en el hotel Garb¨ª, con su mujer y sus dos hijas. ?l se hubiese refugiado en Alemania, pero Espa?a era un destino un poco m¨¢s econ¨®mico. ?Hasta cu¨¢ndo se quedar¨¢n? Nadie lo sabe, admite, mientras se fuma un cigarrillo al sol.
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