ERC, la izquierda de la izquierda

Cuando Esquerra decidi¨® oponerse a la reforma laboral algunos desde sus propias filas insinuaron que el partido se orientaba hacia un nuevo laborismo. La voz de Gabriel Rufi¨¢n atronaba contra los dirigentes de esa izquierda gobernante y claudicante que eran capaces de presentar como una victoria un pacto entre los sindicatos mayoritarios y la patronal. El texto legal acordado, a juicio de Rufi¨¢n, se limitaba a ¡°maquillar¡± la normativa del PP: no recupera las indemnizaciones por despido improcedente, n...

Cuando Esquerra decidi¨® oponerse a la reforma laboral algunos desde sus propias filas insinuaron que el partido se orientaba hacia un nuevo laborismo. La voz de Gabriel Rufi¨¢n atronaba contra los dirigentes de esa izquierda gobernante y claudicante que eran capaces de presentar como una victoria un pacto entre los sindicatos mayoritarios y la patronal. El texto legal acordado, a juicio de Rufi¨¢n, se limitaba a ¡°maquillar¡± la normativa del PP: no recupera las indemnizaciones por despido improcedente, ni los salarios de tramitaci¨®n. ¡°La pregunta no es por qu¨¦ ERC no acepta la reforma laboral, sino por qu¨¦ la aceptan PSOE y Unidas Podemos junto a Ciudadanos, la CEOE y la FAES¡±, enfatizaba Rufi¨¢n.

Es cierto que la reforma laboral es mejorable. No obstante, en la decisi¨®n de Esquerra pes¨® m¨¢s la no convocatoria de la mesa de di¨¢logo con el Gobierno central. ERC emboz¨® el fracaso de la negociaci¨®n con el tacticismo social de jugar a ser la izquierda de la izquierda. Se mir¨® en el espejo de partidos hermanos, sin reparar en que ELA-STV ¨Cpr¨®ximo al PNV¨C ostenta el 40% de delegados en la comunidad vasca o el sindicato LAB ¨Cen la ¨®rbita de Bildu¨C cuenta con el 20% de los representantes. La Intersindical Confederaci¨® Sindical de Catalunya, que apoya ERC, cuenta con 1.105 delegados casi todos entre el funcionariado auton¨®mico, lejos de los 22.356 de CC OO o los 19.779 de UGT, seg¨²n datos de finales de marzo. Bien es cierto que en Catalu?a hay militantes republicanos en UGT y CC OO, pero a juzgar por los silencios parece que han sido seducidos por el reformismo claudicante.

Lo parad¨®jico es que la experiencia muestra que en el caso de Esquerra una cosa es predicar en Madrid y otra dar trigo en Catalu?a. En casa, el alma liberal pesa en muchas ocasiones m¨¢s que la social, tal como se ha puesto de manifiesto en la gesti¨®n de elementos clave para combatir la pobreza como la Renta Garantizada de Ciudadan¨ªa. Hace 12 a?os que no se actualiza el Indicador de Renta de Suficiencia de Catalu?a (IRSC), base m¨¢xima sobre la que se calcula el derecho a percibir prestaciones. En ese periodo, el IPC ha aumentado un 27% en Catalu?a.

Adem¨¢s, la Generalitat ha incumplido lo dispuesto en sus propios presupuestos en 2021 y 2022, lo que le hubiera permitido incrementar en IRSC un 5% y un 2,5%, respectivamente. El dato es especialmente relevante pues el informe FOESSA sit¨²a la exclusi¨®n social en Catalu?a en el 29,1% de la poblaci¨®n, mientras que la Renta Garantizada de Ciudadan¨ªa ¡ªya sea total o en forma de complemento¡ª solo la perciben entre un 33% y un 35% de esas 470.000 personas que est¨¢n en situaci¨®n de pobreza material severa, seg¨²n la propia Generalitat.

Primero fue la reforma laboral, luego el rechazo al decreto anticrisis. Por muy graves que sean las razones ¡ªcomo son la falta de di¨¢logo en Madrid o el espionaje desde los aparatos del Estado¡ª para un partido de izquierda con aspiraciones a ser mayoritario resulta dif¨ªcil explicar ante la actual situaci¨®n de crisis y precariedad c¨®mo se sacrifican en el altar de las grandes verdades pol¨ªticas los avances sociales por peque?os que sean.

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