Francesc Satorra, el ¡®Observer¡¯ del Camp Nou: ¡°Cuando vi que Mourinho le met¨ªa el dedo en el ojo a Tito Vilanova alucin¨¦¡±
Empleado del Bar?a durante 41 a?os, salt¨® al estrellato por aparecer en la imagen que mejor simboliz¨® la tensi¨®n que hubo en los Cl¨¢sicos de hace una d¨¦cada
Fue empleado del Bar?a durante 41 a?os y protagonista involuntario de la imagen que mejor simboliz¨® la tensi¨®n que hubo en los Cl¨¢sicos de la d¨¦cada anterior, la agresi¨®n de Mourinho a Tito Vilanova. Francesc Satorra, conocido como The Observer, se jubil¨® en 2019 pero sigue observando la realidad: ¡°Xavi fue muy bueno como jugador, ser¨¢ muy bueno como entrenador y es mejor como persona. Muy buen t¨ªo. Transmite mucha sinceridad. Es f¨¢cil entenderse con ¨¦l. Triunfar¨¢¡±.
Francesc Satorra trabaj...
Fue empleado del Bar?a durante 41 a?os y protagonista involuntario de la imagen que mejor simboliz¨® la tensi¨®n que hubo en los Cl¨¢sicos de la d¨¦cada anterior, la agresi¨®n de Mourinho a Tito Vilanova. Francesc Satorra, conocido como The Observer, se jubil¨® en 2019 pero sigue observando la realidad: ¡°Xavi fue muy bueno como jugador, ser¨¢ muy bueno como entrenador y es mejor como persona. Muy buen t¨ªo. Transmite mucha sinceridad. Es f¨¢cil entenderse con ¨¦l. Triunfar¨¢¡±.
Francesc Satorra trabaj¨® en el Bar?a desde 1978 hasta 2019 y vivi¨® durante muchos a?os los partidos del Bar?a al lado de los banquillos, en el c¨¦sped del Camp Nou. Era el responsable de operativa del terreno de juego, vestuarios, zona mixta y montaje de TV durante los partidos. Este era su cargo oficial. B¨¢sicamente poner orden para que todo el mundo pudiera trabajar a gusto.
The Observer coincidi¨® con cinco presidentes del Barcelona, 21 entrenadores y m¨¢s de 300 jugadores. ¡°El mejor entrenador fue Cruyff, le tengo un cari?o especial a Rexach y Guardiola nos hizo tocar el cielo. El mejor futbolista, sin duda, Leo Messi¡±, asegura Satorra. Si le pides una palabra para definir a cada presidente:
¡°N¨²?ez, longevo. Gaspart, forofo. Laporta, listo. Rosell, serio. Bartomeu, buen t¨ªo¡±.
Francesc Satorra acaba de cumplir 73 a?os y hace 51 que lleva bigote. Se lo dej¨® en la mili y nunca se lo ha afeitado. Es un hombre serio y discreto, cualidad indispensable para estar tantos a?os en el puesto que estuvo. Pero un d¨ªa se hizo mundialmente famoso. S¨®lo fue una imagen. Pero la vieron en todo el planeta. A modo de recuerdo, esa es la imagen de su foto de perfil de whatsapp. La que lo convirti¨® en trending topic en Twitter hace ya 11 a?os. ¡°Cuando me lo dijeron no entend¨ª ni la palabra, ?tren qu¨¦? ?Si yo no he tenido nunca redes sociales!¡±, recuerda. Lo popularizaron como The Observer o El hombre del bigote. Se hicieron camisetas con su cara. ¡°Descubr¨ª que las hac¨ªa una empresa alemana y los llam¨¦ para que, al menos, me enviaran algunas para regalarlas a mi familia y amigos¡±.
Al principio se le hizo algo inc¨®modo porque siempre hab¨ªa sido an¨®nimo. Todo el mundo lo llamaba para decirle que lo hab¨ªan visto. Los medios de comunicaci¨®n le ped¨ªan entrevistas pero ¨¦l no quer¨ªa hablar. ¡°Yo no era el protagonista¡±, recuerda. Le ped¨ªan fotos por la calle. Y los jugadores del Bar?a le hac¨ªan bromas. A¨²n hoy, 11 a?os despu¨¦s, sigue habiendo gente que lo reconoce. Los programas deportivos y hasta los informativos se interesaron por saber qui¨¦n era. ¡°La ma?ana del s¨¢bado despu¨¦s del partido estaba mirando el 24 horas de Televisi¨®n Espa?ola y, de repente, veo a Beatriz P¨¦rez Aranda, la presentadora, que abre el informativo diciendo: ¡®Ya sabemos qui¨¦n se esconde detr¨¢s del hombre del bigote¡¯, ponen mi imagen y dan mi nombre. Yo es que alucinaba¡±.
The Observer posiblemente fue el primer meme viral del f¨²tbol espa?ol. Era 2011, cuando Twitter se empezaba a popularizar. Concretamente, el 17 de agosto. El Bar?a le ganaba al Madrid en la Supercopa de Espa?a. Una falta de Marcelo a Cesc F¨¢bregas en el centro del campo provoc¨® una tangana entre los dos equipos que termin¨® con Mourinho meti¨¦ndole el dedo en el ojo a Tito Vilanova. La imagen de la verg¨¹enza. Un c¨¢mara le hac¨ªa un seguimiento especial a Mourinho y, por eso, capt¨® la imagen que luego se hizo viral. La que se ve al entrenador del Madrid agrediendo por la espalda al t¨¦cnico del Bar?a y detr¨¢s, entre ellos dos, a Francesc Satorra, The Observer. ¡°Al cabo de unos d¨ªas coment¨¦ con Tito Vilanova ese momento pero ¨¦l no le dio demasiada importancia¡±, recuerda Satorra. ¡°Se form¨® un gran tumulto pero, como casi siempre, la sangre no lleg¨® al r¨ªo¡±.
A la media hora de terminar ese Bar?a-Real Madrid, Satorra ya era mundialmente famoso. Pero, quiz¨¢, lo hubiera sido a?os antes si hubiese existido Internet. Porque en 1990 Satorra ya aparece en una foto al lado de Stoichkov, el d¨ªa del pisot¨®n al ¨¢rbitro Urizar Azpitarte. Esa agresi¨®n le cost¨® al jugador b¨²lgaro dos meses de sanci¨®n. Tambi¨¦n era un Bar?a-Real Madrid. Y a?os despu¨¦s, en 2001, Satorra fue quien llev¨® a Rivaldo del c¨¦sped a los vestuarios el d¨ªa de la chilena en el ¨²ltimo minuto contra el Valencia. Hubo invasi¨®n de campo, la gente salt¨® al c¨¦sped a celebrar que el Bar?a se hab¨ªa clasificado para la jugar la Champions y todo el mundo quer¨ªa abrazar a Rivaldo. Satorra fue el encargado de llevarlo hasta los vestuarios. Lo recuerda como una locura.
Satorra ha visto de cerca a casi todos los mejores futbolistas de la historia, de Maradona a Ronaldinho, de Cruyff a Messi. Steve Archibald, futbolista escoc¨¦s que gan¨® la Liga con el Bar?a en 1986, le lleg¨® a dedicar un gol. A Satorra y a su mujer. Se hab¨ªan hecho bastante amigos porque le ayudaron a integrarse en Barcelona. De hecho, Satorra y su mujer congeniaron especialmente con t¨¦cnicos y futbolistas de habla inglesa: Venables, Allan Harris, Archibald,¡ Aunque tambi¨¦n recuerda con cari?o a muchos jugadores de La Masia y guarda una foto donde aparece al lado de Bernd Schuster.
Cuando le pregunto si la imagen del dedo en el ojo de Mourinho, la que lo convirti¨® en The Observer y lo hizo famoso, le cambi¨® la vida me responde: ¡°No. Lo que me cambi¨® la vida fue la muerte de mi mujer. Me ha costado mucho acostumbrarme a vivir sin ella¡±.
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