El padre Apeles: ¡°La televisi¨®n me pide lo que no puedo darle y yo pido a la televisi¨®n lo que no me va a dar¡±
El sacerdote m¨¢s televisivo confiesa que se fue a Roma ¡°harto¡± del independentismo y asegura ¡°no tener ning¨²n inter¨¦s¡± en volver
Los noventa fueron a?os extra?os. Espa?a se mostraba al mundo. El monopolio de la televisi¨®n desaparec¨ªa y lo que se supon¨ªa que iba a abrir los ojos a una poblaci¨®n de botijo y pandereta acab¨® convirti¨¦ndose en una ventana hacia la ordinariez. Las Mamachicho bailaban de fondo en el televisor. La bautizada como telebasura se adue?aba del tubo cat¨®dico y entonces apareci¨® ¨¦l: El padre Apeles (Barcelona, 56 a?os). Un sacerdote con alzacuellos romano que salpicaba toda la parrilla de televisi¨®n dando su opini¨®n entre contertulias saturadas de silicona, colaboradores de bajo nivel, cantantes como Ramonc¨ªn y videntes como Aram¨ªs Fuster. Un cura pol¨¦mico y con respuestas cargadas de cinismo se convirti¨® en el sacerdote m¨¢s famoso de Espa?a. Hoy El padre Apeles ¡ªJos¨¦ Apeles Santolaria de Puey y Cruells¡ª vive en Roma, ¡°muy cerca del Vaticano¡±, tirando de los ahorros que hizo en aquella ¨¦poca y convertido en una rata de biblioteca. EL PA?S se ha puesto en contacto con ¨¦l. ?C¨®mo aquella Espa?a en pleno segundo o tercer destape permiti¨® que un cura se adue?ara de la televisi¨®n? Apeles es el ¨²nico que conoce el secreto de su ¨¦xito.
Antes de ser cura, el ni?o Apeles de 12 a?os era un adicto a los programas de radio. ¡°Me encantaba Encarna S¨¢nchez. Era demagoga, ignorante¡ pero ten¨ªa un poder hipn¨®tico. Un verano estaba su sustituta, Julia Bustamante, y yo llam¨¦ para dar mi opini¨®n sobre la guerra del L¨ªbano. A partir de entonces empezaron invitarme para ir a Radio Miramar¡±, recuerda. Tras radio Miramar vinieron otras radios. Se orden¨® sacerdote en Italia y ya vestido con cl¨¦riman hizo incursiones en programas de TV3 o de La 2 en catal¨¢n. ¡°Me vio en un debate Joan Ramon Mainat y le dijo a Xavier Sard¨¤ que me invitara a La Ventana de la Cadena SER. Luego a Sard¨¤ le ofrecieron presentar el programa de debate Moros y Cristianos en Telecinco. Yo entonces estudiaba en la escuela diplom¨¢tica y cada d¨ªa iba a clase en metro. Un s¨¢bado aparec¨ª en Moros y Cristianos y el lunes me conoc¨ªa toda Espa?a. Ya no pod¨ªa coger el metro¡±, recuerda. ¡°Me convencieron para presentar mi propio programa: Cita con Apeles junto con Roc¨ªo Carrasco. Fue un error. Yo ten¨ªa que haber hecho un programa parecido a los de Buenafuente pero acabamos haciendo el Sem¨¢foro donde ven¨ªa gente a cantar o hacer cosas estramb¨®ticas¡±, lamenta.
Cuando trabajaba en televisi¨®n no ten¨ªa ning¨²n encargo religioso, no pertenec¨ªa a ninguna di¨®cesis y era ¡ªy sigue siendo¡ª un cura sin dependencia con la Iglesia y sin labor dentro de la misma. ¡°La Conferencia Episcopal Espa?ola public¨® una nota diciendo que yo no representaba a la Iglesia. Llevaban raz¨®n, yo no he sido nunca portavoz de la Conferencia Episcopal, de hecho, yo solo me representaba a m¨ª mismo¡±. Hubo meses en que Apeles aparec¨ªa seis d¨ªas a la semana en televisi¨®n y lleg¨® a copresentar el Telecup¨®n con Carmen Sevilla.
De un d¨ªa a otro dejaron de llamarle. ¡°Yo no encajo en ciertos formatos. Me dicen que vuelva a la televisi¨®n pero yo no estoy a gusto en programas del coraz¨®n con peleas y gritos. A m¨ª me gusta la provocaci¨®n y la pol¨¦mica. La televisi¨®n me pide ahora lo que yo no puedo darle y yo pido a la televisi¨®n lo que no me va a dar¡±, confiesa. Gan¨® mucho dinero y le permiti¨® estudiar humanidades, ciencias pol¨ªticas, criminolog¨ªa, investigaci¨®n privada, geograf¨ªa, historia, es capit¨¢n castrense¡ y m¨¢s carreras que nunca ejercer¨¢. El tel¨¦fono dej¨® de sonar a la par que Apeles se qued¨® sin familia en Barcelona. Fue entonces cuando volvi¨® a Italia. ¡°En Ferrara, por primera vez, trabaj¨¦ para la iglesia como canciller del arzobispo y en el archivo hist¨®rico. Hace dos a?os me traslad¨¦ a Roma y me dedico al estudio¡±. Apeles lleva una vida sencilla, vive en su casa, estudia y se alimenta de sus ahorros. Como el com¨²n de los mortales, tambi¨¦n colecciona problemas: ¡°Soy depresivo de una manera end¨®gena. Hubo una ¨¦poca en que tomaba muchos somn¨ªferos. Cuando dejaban de hacer efecto, los mezclaba con whisky para poder dormir. Estuve enganchado y destrozado, pero ahora estoy bien¡±.
?Volver¨ªa a Espa?a? ¡°No tengo ning¨²n inter¨¦s. Me fui de Barcelona harto. Soy catal¨¢n, tengo el t¨ªtulo de profesor de catal¨¢n y soy catalanista porque me gusta la cultura y la lengua, pero es un atraso que se pretenda despu¨¦s de 500 a?os que Catalu?a sea una naci¨®n diferente que, adem¨¢s, no tendr¨ªa ni una mayor¨ªa de catalanoparlantes. La independencia nos hace peque?os y cerriles y solo se debe a la avidez de algunos pol¨ªticos que lo que quieren es exaltar los sentimientos de la gente para mantenerse en el poder¡±, arenga.
Los ritos religiosos los celebra siempre en privado y confiesa que echa de menos los medios de comunicaci¨®n. ¡°Aunque tampoco puedo salir a cualquier precio en un reality o un programa del coraz¨®n¡±. Sabe que no es un sacerdote convencional. ¡°A pesar de lo que pueda parecer no soy de tener muchas relaciones con la gente. No me gusta hablar demasiado, no tengo paciencia para aguantar a las personas. No me hubiera gustado ser p¨¢rroco para nada¡±, confiesa.
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