Fallece el escritor catal¨¢n Vicen? Pag¨¨s Jord¨¤, la excelencia posmoderna
El cr¨ªtico literario y profesor afianz¨® su potencia con la novela ¡®El m¨®n d¡¯Horaci¡¯, su primera gran obra
El escritor catal¨¢n Vicen? Pag¨¨s Jord¨¤ ha muerto este s¨¢bado. Pag¨¨s Jord¨¤ ha sido uno de los prosistas m¨¢s brillantes de la cultura catalana de la democracia. Su completa biograf¨ªa de escritor ejemplifica como pocas la progresiva consolidaci¨®n de un sistema literario en catal¨¢n cuyo fundamento ha sido y sigue siendo un di¨¢logo exigente con la propia tradici¨®n y con las letras internacionales y, al mismo tiempo, su consci...
El escritor catal¨¢n Vicen? Pag¨¨s Jord¨¤ ha muerto este s¨¢bado. Pag¨¨s Jord¨¤ ha sido uno de los prosistas m¨¢s brillantes de la cultura catalana de la democracia. Su completa biograf¨ªa de escritor ejemplifica como pocas la progresiva consolidaci¨®n de un sistema literario en catal¨¢n cuyo fundamento ha sido y sigue siendo un di¨¢logo exigente con la propia tradici¨®n y con las letras internacionales y, al mismo tiempo, su consciente vinculaci¨®n con la modernidad a trav¨¦s del estilo y la experimentaci¨®n. Las etiquetas siempre simplifican, pero la que mejor le caracteriza la propuso el profesor Jordi Marrugat: un clasicista posmoderno. Es exacto.
Nacido el a?o 1963 en Figueres, destac¨® pronto. Un ejemplo. Fue uno de los escritores premiados en la Bienal que organiz¨® el Ayuntamiento de Barcelona en 1989 y cuyo prop¨®sito era descubrir talento. Sin duda, acertaron. Un a?o despu¨¦s publicaba su primer libro: el volumen de cuentos, ya experimental, Cercles d¡¯infinites combinacions. Lo edit¨® Emp¨²ries. Pocos autores encarnan mejor que ¨¦l la funci¨®n renovadora ejercida entonces por la editorial impulsada por Xavier Folch. Desde entonces Pag¨¨s trabajar¨¢ sin descanso para poder dedicarse a la literatura. No ha sido un profesional de la escritura. Ha sido un profesional de la literatura en el sentido m¨¢s noble y exigente de la palabra. Ejerci¨® una excelente cr¨ªtica hasta el ¨²ltimo d¨ªa -en 1990 ya la practicaba en el m¨ªtico suplemento del Diari de Barcelona-, imparti¨® clases y dio talleres de escritura durante d¨¦cadas -en Barcelona y en Girona- y obtuvo los premios m¨¢s importantes del sistema literario catal¨¢n.
Afianz¨® su potencia de escritor con la novela El m¨®n d¡¯Horaci, su primera gran obra. Lo vio el gran cr¨ªtico Pon? Puigdevall. ¡°Su gran virtud es que ense?a que una novela escrita por un catal¨¢n escritor puede tener tambi¨¦n la capacidad de crear una aut¨®noma y compleja red de convergencias y armon¨ªas intransferibles e irrepetibles y que vienen a decirnos que el novelista, adem¨¢s de escuchar las voces interiores y de intentar la reproducci¨®n de las cosas reales, trabaja sobre un lenguaje y una estructura narrativa que han optado por escoger unas leyes propias¡±. La caracterizaci¨®n valdr¨ªa por lo mejor de su obra de ficci¨®n. En 1997, su segunda novela, Carta a la Reina d¡¯Anglaterra, parodiaba la novela hist¨®rica, tuvo un cierto ¨¦xito y ya demostraba su preciso dominio de la m¨¢quina narrativa. Aqu¨ª lo vio con lucidez Valent¨ª Puig: era ¡°el triunfo del azar, un azar aparente, controlado por un autor que nada deja al azar¡±. Ese dominio lo mostrar¨ªa en Un tramvia anomenat text, de 1998, uno de los mejores libros de teor¨ªa literaria que se han escrito en catal¨¢n en el ¨²ltimo medio siglo.
Los fundamentos de su trayectoria, tanto de escritor como de lector (tambi¨¦n de literatura para chavales), ya los hab¨ªa afianzado a los treinta y muy pocos. Los mantuvo con m¨¢s cuentos y nuevos vol¨²menes que reun¨ªan art¨ªculos cr¨ªticos, pero superados los 40 se arriesg¨® a enfrentarse a una novela de plena madurez. En 2009, Els jugadors de Whist. En su compleja estructura cruz¨® con acierto los grandes temas: amistad, matrimonio, muerte... Pocos meses aparec¨ªa Maletes perdudes. Esas dos novelas, la de Pag¨¨s Jord¨¤ i Jordi Punt¨ª, siguen en la cima de la literatura catalana del siglo XXI.
Tal vez antes de tiempo, como le coment¨® a Joan Burdeus en una magn¨ªfica entrevista, Pag¨¨s Jord¨¤ hab¨ªa ganado una autoridad que ya no ejerc¨ªan autores m¨¢s veteranos. No la impuso ¨¦l, le fue reconocida por los mejores entre los nuevos. Por prosistas tan relevantes como Adri¨¤ Pujol, V¨ªctor Garcia Tur, Melcior Comes o Borja Baguny¨¤. Fue este ¨²ltimo qui¨¦n le explic¨® en este diario al periodista Carles Geli el fundamento de esa autoridad: ¡°Pag¨¨s ha mostrado a mi generaci¨®n un abanico de posibilidades m¨¢s aceptadas en Reino Unido o Estados Unidos que aqu¨ª, y que otros nombres, como P¨¤mies o Empar Moliner, no nos abrieron; su consagraci¨®n deja m¨¢s espacio a los que venimos¡±. Esa autoridad tuvo un reconocimiento acad¨¦mico -para recordar el monogr¨¢fico de la revista Car¨¤cters- o institucional -en 2014 fue merecedor del Premi Nacional de Cultura-.
Despu¨¦s siguieron m¨¢s libros, m¨¢s clases, m¨¢s art¨ªculos. Sigui¨® esa trayectoria de literato, una biograf¨ªa de escritor de admirable coherencia. En unos meses aparecer¨¢ Kennedyana, un retrato literario de no ficci¨®n narrativa. Uno de sus ¨²ltimos art¨ªculos, publicado en el diario Ara, lo dedic¨® a la reedici¨®n de Literatura catalana contempor¨¤nia de Joan Fuster. En la constante rescritura de la historia de la literatura, a medida que la vayamos repensando, Vicen? Pag¨¨s Jord¨¤, muerto prematuramente, ocupar¨¢ un lugar fundamental en las p¨¢ginas dedicadas al ¨²ltimo medio siglo.
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