¡°Nos ha tocado estar aqu¨ª pero no deber¨ªamos. Hay una incompetencia brutal¡±
Los activistas clim¨¢ticos de la agrupaci¨®n ¡®End Fossil¡¯ pernoctan su quinta noche consecutiva en la Universidad de Barcelona hasta acordar cambios en el plan docente y eliminar los v¨ªnculos del centro con industrias contaminantes
Una docena de j¨®venes trabajan a unos 15 grados en un espacio improvisado con sus port¨¢tiles, cuadernos y tel¨¦fonos sentados en sillas plegables en el claustro del edificio hist¨®rico de la Universidad de Barcelona (UB). Podr¨ªan estar en la biblioteca haciendo un trabajo en grupo, pero est¨¢n organizando actividades de todo tipo rodeados de tiendas de campa?a, pancartas y tablones para organizar tareas como reuniones, presupuestos y campa?as. Llevan cinco d¨ªas ocupando pac¨ªficamente la universidad del centro de B...
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Una docena de j¨®venes trabajan a unos 15 grados en un espacio improvisado con sus port¨¢tiles, cuadernos y tel¨¦fonos sentados en sillas plegables en el claustro del edificio hist¨®rico de la Universidad de Barcelona (UB). Podr¨ªan estar en la biblioteca haciendo un trabajo en grupo, pero est¨¢n organizando actividades de todo tipo rodeados de tiendas de campa?a, pancartas y tablones para organizar tareas como reuniones, presupuestos y campa?as. Llevan cinco d¨ªas ocupando pac¨ªficamente la universidad del centro de Barcelona en se?al de protesta y no tienen previsto abandonar hasta que el equipo del rector aplique varias medidas para combatir la crisis clim¨¢tica desde la UB.
Este grupo protagoniza la primera acci¨®n del movimiento juvenil internacional ¡®End Fossil¡¯ en la capital catalana desde el pasado mi¨¦rcoles. Desde su creaci¨®n en mayo, esta entidad ocupa campus universitarios de forma pac¨ªfica para mostrar su rechazo a la utilizaci¨®n de combustibles f¨®siles. Hay perfiles diversos en los universitarios que participan, desde novatos hasta veteranos que han militado en organizaciones ecologistas como Fridays for Future o Extinction Rebellion. Una de sus portavoces, Sara Santana, de 21 a?os, ha militado en movimientos juveniles por el clima pero es la primera vez que hace una ocupaci¨®n como esta. Acude a la UB desde la UPF, donde estudia periodismo, y pensaba que se iba a terminar pronto: ¡°El segundo d¨ªa el equipo de negociaci¨®n del rector nos dio un ultim¨¢tum: o firm¨¢is esto u os v¨¢is¡±. Llevan cinco d¨ªas, incluyendo el fin de semana, y este lunes a primera hora vuelven a reunirse para pedir dos demandas principales.
La primera es introducir una asignatura de educaci¨®n ecosocial. Aunque la UB prev¨¦ una asignatura sobre sostenibilidad para el pr¨®ximo curso, Santana insiste en que se necesita un ¡°equipo comprometido de profesores, con el perfil adecuado y enfocado en la crisis clim¨¢tica¡±. Para la segunda, desvincular a la UB con bancos y empresas vinculadas con la industria de combustibles f¨®siles, en este caso el Banco Santander y Repsol, EndFossil cree que la universidad tiene margen de actuaci¨®n. Pau, otro compa?ero de Santana de 28 a?os, sostiene que la c¨¢tedra que mantiene el centro con la empresa energ¨¦tica supone una ¡°forma de inmovilismo¡±. ¡°La universidad puede liderar la lucha contra el cambio clim¨¢tico desde la investigaci¨®n. Esta c¨¢tedra la bloquea y el rectorado tiene competencias para cambiarlo¡±, a?ade el estudiante de psicolog¨ªa.
Este veterano recuerda que empez¨® a implicarse en el activismo clim¨¢tico hace varios a?os despu¨¦s de acudir a varias manifestaciones y de leer algunos art¨ªculos del acad¨¦mico Jorge Riechmann. ¡°Cada uno hace su trayectoria, y a veces es dif¨ªcil mantenerse. Ves que algunos se quedan en el camino porque se van quemando¡±. El activista resalta la dimensi¨®n social del proyecto: ¡°Los cuidados son muy importantes. No puedes criticar a alguien si de repente falla alguna vez y no viene. Somos seres humanos, necesitamos espacios de educaci¨®n pero tambi¨¦n actividades para desconectar¡±.
Leo, de 23 a?os, comparte la actitud comprensiva de su compa?ero: ¡°La gente tiene poco tiempo para dedicarse a esto. Hay mucha precariedad y adem¨¢s las tecnol¨®gicas saben dise?ar muy bien cosas como Instagram o Youtube para robar ese poco tiempo¡±. En el marco de las redes, este estudiante recuerda las actuaciones virales en las ¨²ltimas semanas desencadenadas por una lata de comida desbordada en un cuadro Van Gogh realizadas por un colectivo como el suyo. Recuerda que esos activistas no solo realizan actuaciones puntuales muy medi¨¢ticas; tambi¨¦n otras ¡°de resistencia¡± como la ocupaci¨®n que ellos realizan esta semana en la UB. ¡°Son dos estrategias compatibles: al final lo importante es que se hable de la crisis clim¨¢tica en la agenda¡±. Leo se?ala algunos comentarios que ve en su d¨ªa a d¨ªa con otros universitarios como ¨¦l: ¡°Creen que esto solo va de tener algunos grados m¨¢s en verano. No es casualidad que haya gente poco consciente, es dif¨ªcil encontrar espacios de reflexi¨®n. Nos ha tocado estar aqu¨ª pero no deber¨ªamos. Hay una incompetencia brutal¡±.
Antes de encerrarse en el claustro de la UB la noche del domingo, queda la mitad de la treintena de acampantes que hab¨ªa inicialmente el mi¨¦rcoles. ¡°El fin de semana suele ser m¨¢s flojo¡±, comenta Pau. Pero asegura que, m¨¢s all¨¢ de la pernoctaci¨®n, a lo largo de esta semana ¡°se han sumado a la protesta estudiantes, asociaciones de la facultad y profesores¡±, ya sea participando en asambleas o trayendo comida. Su grupo lleva unas cinco horas detr¨¢s de las c¨¢maras sin despegarse de las sillas programando m¨¢s cinef¨®rums, debates, cenas populares o conciertos a los que cualquier pueda sumarse para mantener a flote la protesta.
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