La no sesi¨®n del 8-M en el Parlament
Tiene toda la justificaci¨®n que la junta de portavoces planteara la semana pasada que este 8 de marzo se suspendiera el pleno
Cuando entr¨¦ por primera vez en el Parlament de Catalunya, ser¨ªa hacia 1984 o 1985, era muy f¨¢cil identificar a las mujeres diputadas. Se destacaban como puntos aislados en un oc¨¦ano de corbatas y trajes grises, bigotes, calvas y alguna que otra barba. Hab¨ªa diputadas socialistas, de Converg¨¨ncia i Uni¨® y del PSUC, pero no ten¨ªan parlamentarias ni Esquerra ni Alianza Popular. Aquellas mujeres, por supuesto ninguna de ellas portavoz ni mucho menos presidenta de su grupo parlamentario, ten¨ªan un m¨¦rito extraordinario por haber conseguido hacerse un hueco en un mundo de varones, en el cual no hab...
Cuando entr¨¦ por primera vez en el Parlament de Catalunya, ser¨ªa hacia 1984 o 1985, era muy f¨¢cil identificar a las mujeres diputadas. Se destacaban como puntos aislados en un oc¨¦ano de corbatas y trajes grises, bigotes, calvas y alguna que otra barba. Hab¨ªa diputadas socialistas, de Converg¨¨ncia i Uni¨® y del PSUC, pero no ten¨ªan parlamentarias ni Esquerra ni Alianza Popular. Aquellas mujeres, por supuesto ninguna de ellas portavoz ni mucho menos presidenta de su grupo parlamentario, ten¨ªan un m¨¦rito extraordinario por haber conseguido hacerse un hueco en un mundo de varones, en el cual no hab¨ªa, admit¨¢moslo, demasiadas diferencias entre derechas e izquierdas en la pr¨¢ctica diaria. No quiero imaginar cu¨¢l habr¨ªa sido la reacci¨®n de sus se?or¨ªas de pelo en pecho si a alguna de sus compa?eras se le hubiera ocurrido proponer una suspensi¨®n del pleno para conmemorar el 8 de marzo. Y eso no resta para que les podamos reconocer a tantos de aquellos pol¨ªticos sus m¨¦ritos como pioneros de la democracia y la autonom¨ªa; el entorno y la inercia social no facilitaban la incorporaci¨®n de la reivindicaci¨®n feminista, la lucha por los derechos de la mujer la tuvieron que sostener las mujeres mismas, las que viv¨ªan en propia carne la discriminaci¨®n.
Con todas las limitaciones y fragilidades, la situaci¨®n ha mejorado bastante. El Parlament de 2023 lo forman 69 hombres y 66 mujeres, pr¨¢cticamente mitad y mitad. En todos los grupos hay diputadas, dos de ellas ¡ªJ¨¦ssica Albiach (En Com¨² Podem) y Dolors Sabater (CUP)¡ª presiden sus grupos parlamentarios, hay cuatro portavoces mujeres y en la Mesa son tres de seis, m¨¢s la suspendida Laura Borr¨¤s. Borr¨¤s, por cierto, ha sido la tercera presidenta del Parlament mujer, despu¨¦s de N¨²ria de Gispert y Carme Forcadell. Sin duda, un avance cuantitativo y cualitativo.
En estas circunstancias, tiene toda la justificaci¨®n que la junta de portavoces planteara la semana pasada que este 8 de marzo se suspendiera el pleno. La sugerencia inicial de comunes, Esquerra y la CUP, a la que se sumaron primero Junts y m¨¢s tarde el PSC, acab¨® siendo aprobada por todos los grupos excepto Vox (ya saben, la ultraderecha hace bandera de romper los consensos sociales, tanto m¨¢s cuanto m¨¢s inclusivos sean, y as¨ª tambi¨¦n busca su espacio). La suspensi¨®n ni siquiera perjudicaba el orden del d¨ªa, incluso en un pleno especial como este, en que se votar¨¢n definitivamente los Presupuestos de 2023 y su ley de acompa?amiento. Varias diputadas donar¨¢n su sueldo de este mi¨¦rcoles a organizaciones humanitarias en se?al de huelga.
Pero el avance que supone darle al 8-M esta relevancia lleva emparejada su contrapartida l¨®gica: la igualdad sexual sigue necesitando reivindicaci¨®n. A¨²n a estas alturas del siglo, a los parlamentarios varones se les ataca por sus palabras y sus opiniones, y a las mujeres, adem¨¢s, por su indumentaria ¡ªque se lo digan a Anna Grau, de Ciudadanos¡ª, o se las considera incapaces, o menos aptas, o algo peor: a ning¨²n diputado hombre le han llamado gigol¨® en redes sociales.
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