¡°Al Se?or Barrag¨¢n no lo voy a jubilar nunca¡±
Jos¨¦ Mar¨ªa Rubio, un publicista de 77 a?os, revela c¨®mo naci¨® el personaje m¨¢s andrajoso, sucio e irreverente del humor espa?ol
No te r¨ªas, que es peor. Toda Espa?a com¨ªa mientras la televisi¨®n vomitaba este concurso (con nombre de consejo) cimentado a base de chistes. La mec¨¢nica del programa era simple: un elenco de humoristas se las ingeniaba para hacer re¨ªr a los concursantes. El primero que se re¨ªa, perd¨ªa. Entre los artistas hab¨ªa monstruos de la altura de Marianico el Corto, Pedro Reyes o Manolo de Vega, pero el favorito del p¨²blico era el Se?or Barrag¨¢n. Un anciano vestido con bata de cuadros, gafas de culo de botella, andrajoso, mellado, sucio y asqueroso est¨¦ticamente. Repugnante en cuanto abr¨ªa la boc...
No te r¨ªas, que es peor. Toda Espa?a com¨ªa mientras la televisi¨®n vomitaba este concurso (con nombre de consejo) cimentado a base de chistes. La mec¨¢nica del programa era simple: un elenco de humoristas se las ingeniaba para hacer re¨ªr a los concursantes. El primero que se re¨ªa, perd¨ªa. Entre los artistas hab¨ªa monstruos de la altura de Marianico el Corto, Pedro Reyes o Manolo de Vega, pero el favorito del p¨²blico era el Se?or Barrag¨¢n. Un anciano vestido con bata de cuadros, gafas de culo de botella, andrajoso, mellado, sucio y asqueroso est¨¦ticamente. Repugnante en cuanto abr¨ªa la boca. Sus chistes siempre eran verdes ¡ªmuy verdes¡ª , pero infinitamente adictivos. Despertaban la parte sucia que todos llevamos dentro y ¡ªcon ella¡ª la verg¨¹enza y la carcajada. Sus expresiones se copiaron en todos los colegios, bares, parroquias y prost¨ªbulos. En aquellos maravillosos noventa habl¨¢bamos de la pirulilla, la churrupailla y el ?ogo ?ogo. Todo adi¨®s iba acompa?ado de: ¡°Adi¨®s, majo, que te la pique un escarabajo¡±. Est¨¢bamos saturados de lo pol¨ªticamente incorrecto y ¨¦ramos felices. El Se?or Barrag¨¢n desapareci¨® poco a poco de la televisi¨®n. Hizo cameos en cuatro de los cinco Torrentes y muchos le perdimos la pista.
Jos¨¦ Mar¨ªa Rubio Ibarz tiene 77 a?os y vive en Argentona (Barcelona) junto a su esposa Rosa Mar¨ªa, con la que lleva medio siglo casado. Criaron a cuatro hijos y ahora cuidan de sus nietos. A Rubio nadie lo reconoce por la calle, pero este joven de m¨¢s de siete d¨¦cadas es el Se?or Barrag¨¢n. El personaje lo cre¨® hace 40 a?os y, avisa, no lo piensa ¡°jubilar nunca¡±.
El nacimiento del Se?or Barrag¨¢n fue ¡ªcomo casi todas las genialidades¡ª por casualidad. Rubio empez¨® a trabajar en 1973 como decorador del primer Carrefour de Espa?a, el del Prat de Llobregat. ¡°Fui a Francia varias veces a aprender a dibujar carteles gigantes con rotulador. En Barcelona, yo pod¨ªa crear y hac¨ªa paridas maravillosas¡±, recuerda. Una cosa llev¨® a la otra y Rubio comenz¨® a dise?ar los folletos del hipermercado y, dando un salto m¨¢s, mont¨® su propia agencia de publicidad. Grabando anuncios de radio conoci¨® a los comunicadores Alfonso Ar¨²s y Jorge Salvador. ¡°Un d¨ªa grab¨¦ una cu?a con ellos. A Ar¨²s le gust¨® y me llev¨® a la radio. Quer¨ªa que hiciera de cr¨ªtico de cine que no ten¨ªa ni idea de pel¨ªculas¡±. As¨ª empez¨® todo. Rubio ten¨ªa un proveedor que pintaba vallas que se llamaba Barrag¨¢n. El nombre era fe¨ªsimo e ideal para el personaje.
La voz de Barrag¨¢n era la de ¡°Antonio ¡ªen paz descanse¡ª, un bodeguero de la Flor de Arag¨®n¡±, un bar que estaba en la calle Casp con Sicilia de Barcelona. Rubio lo imit¨® y con el nombre y la voz naci¨® esta estrella ¡ªen un primer momento¡ª de la radio.
¡°Poco despu¨¦s, Ar¨²s present¨® un concurso en La 2 (en 1989), La Casa por la Ventana. Y, en vez de una azafata, quer¨ªa un viejo asqueroso. Me fui al barrio Chino de Barcelona y compr¨¦ una bata que deb¨ªa de ser de una prostituta. All¨ª empez¨® el personaje para televisi¨®n¡±, recuerda. Aquel personaje fue rompedor. Ar¨²s lo trataba como un azafato: ¡°Se?or Barrag¨¢n traiga¡¡± y el anciano contestaba con un ofensivo: ¡°T¨®came los huevos¡±. Barrag¨¢n tuvo su propio espacio llamado La Telebasura, pero el ¨¦xito con may¨²sculas vino con No te r¨ªas, que es peor, un programa que estuvo en antena desde 1990 a 1995. ¡°He inventado otros personajes, pero nunca han funcionado como Barrag¨¢n¡±, resume. ¡°El se?or Barrag¨¢n ha sido muy querido. Tambi¨¦n he tenido mis detractores porque, hagas lo que hagas, no puedes gustar a todo el mundo. Eso me ha costado mucho de entender, yo siempre quiero hacer re¨ªr y nunca molestar¡±, piensa en voz alta.
Rubio mantuvo siempre su trabajo en la agencia de publicidad. ¡°Me daba miedo que un cliente se enterara de que yo era Barrag¨¢n y perdiera la confianza, aunque algunos, a los que se lo dije, me apreciaron incluso m¨¢s¡±, confiesa. De esta forma, y siempre oculto tras una peluca y unas gafas de culo de botella, Rubio era capaz de llevar su doble vida laboral.
Cuando el Se?or Barrag¨¢n dej¨® de aparecer en la televisi¨®n, la fama se fue difuminando. El publicista defiende que el Se?or Barrag¨¢n ¡°ha roto moldes y por eso perdura¡±. Rubio hace actuaciones para todo aquel que quiera contratarlo porque tiene claro que ¡°Barrag¨¢n no se jubilar¨¢ nunca¡±. ¡°El pasado enero iba conduciendo para actuar en Sant Sadurn¨ª d¡¯Anoia (Barcelona). Al entrar en la poblaci¨®n, me dio una arritmia ventricular maligna y choqu¨¦ contra una farola. Estuve un mes en la UCI y ahora llevo marcapasos. Este verano no actuar¨¦, pero tengo much¨ªsimas ganas de volver en oto?o porque el escenario me da la vida y [son] cuatro duros que me vienen genial¡±, asegura. El show del Se?or Barrag¨¢n es de ¡°chistes puros y duros¡±, siempre muy verde, y donde la carcajada y la improvisaci¨®n est¨¢n garantizadas. ¡°La fama la he llevado muy bien porque nunca me han reconocido por la calle. A veces me ha disgustado, pero mis compa?eros dicen que es una suerte poder hacer mi vida sin ser el centro de atenci¨®n. Revelo que soy Barrag¨¢n a los guardias para que se r¨ªan y me perdonen las multas¡±, ironiza. ¡°A Barrag¨¢n se le permite todo, y m¨¢s ahora que todo el mundo se siente ofendido. Hay veces que empiezo el espect¨¢culo diciendo: ¡®Una se?ora me ha dicho que cre¨ªa que estaba muerto porque no salgo en la tele. Lo que se me ha muerto es el p¨¢jaro que se fue volando, pero dej¨® los huevos¡±.
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