El independentismo catal¨¢n pone a prueba en la calle su giro pactista
La movilizaci¨®n ciudadana de la Diada fiscaliza el tumbo estrat¨¦gico de Junts y supone un examen p¨²blico para Aragon¨¨s y Esquerra, ausentes el a?o pasado en la manifestaci¨®n de Barcelona
La Diada de Catalu?a tiene este a?o un ojo puesto en Madrid. El desinhibido acercamiento de Junts per Catalunya y Esquerra Republicana con los negociadores de La Moncloa, primero por la constituci¨®n de la Mesa del Congreso...
La Diada de Catalu?a tiene este a?o un ojo puesto en Madrid. El desinhibido acercamiento de Junts per Catalunya y Esquerra Republicana con los negociadores de La Moncloa, primero por la constituci¨®n de la Mesa del Congreso y ahora por la posible reelecci¨®n de Pedro S¨¢nchez, ha formalizado el cambio de carril del independentismo oficial y ha desacelerado las arengas que, en la ¨²ltima d¨¦cada, acostumbraban a enardecer el 11 de septiembre en Catalu?a. Los dos partidos que controlan el relato pol¨ªtico del separatismo coinciden en la conveniencia de adoptar una actitud comedida para poder alcanzar acuerdos con el Gobierno. La estrategia pactista da r¨¦ditos pol¨ªticos inmediatos, ambas formaciones acaparan la atenci¨®n de la investidura y exprimen la rentabilidad de los magros 7 esca?os que tiene cada una en el Congreso, pero acarrea el riesgo de generar incomprensi¨®n y desapego de las bases. La Assemblea Nacional Catalana (ANC), entidad convocante de la manifestaci¨®n del 11-S en Barcelona, ya ha advertido a los partidos que no todo vale: ¡°El acuerdo que queremos es la independencia de Catalu?a¡±.
Este lunes, el independentismo catal¨¢n pasa su examen de septiembre en la Diada. La ANC ha puesto de relieve que espera a 200 autocares llegados de fuera de Barcelona. El 11-S de 2017, con la ebullici¨®n de los preparativos por el 1-O, la ANC desplaz¨® 1.800 autocares a la manifestaci¨®n de la capital catalana. La entidad est¨¢ en horas bajas, pero trata de mantener su volumen alto. Este domingo pidi¨® la dimisi¨®n de un cargo del Govern, Oriol Duran, despu¨¦s de que este tildara a la presidenta de la ANC, Dolors Feliu, de ¡°Do?a Pureza¡±.
Junts per Catalunya y Esquerra Republicana ostentan, desde la noche del 23 de julio, el papel de ¨¢rbitro de la gobernabilidad de Espa?a, un rol que ambos partidos desempe?an sin dar muestras de incomodidad. Nada que ver con los equilibrios que, en su d¨ªa, hizo Esquerra para camuflar la negociaci¨®n con el Gobierno por los indultos de los pol¨ªticos condenados por el refer¨¦ndum del 1-O y muy lejos de las manifestaciones con que Junts ha censurado los acercamientos con el Gobierno. ¡°No vamos a Madrid para investir a ning¨²n presidente espa?ol, no es el objetivo¡±, afirm¨® durante la campa?a M¨ªriam Nogueras, l¨ªder de Junts en el Congreso. El propio Carles Puigdemont, pr¨®fugo de la justicia espa?ola, afirm¨® hace dos meses que se siente un ¡°perseguido pol¨ªtico¡± por el Gobierno.
Puigdemont dise?a personalmente la estrategia negociadora de Junts con el Gobierno en funciones, ¡°no tiene ning¨²n cargo en el partido y nadie le pide responsabilidades¡±, observa una fuente cercana a la direcci¨®n de Junts, y ha logrado silenciar las voces cr¨ªticas que cuestionan el volantazo t¨¢ctico dado por la formaci¨®n posconvergente. El 17 de agosto, apenas un par de horas antes de que Francina Armengol se convirtiera en presidenta del Congreso, Junts convoc¨® a su ejecutiva en una reuni¨®n telem¨¢tica, donde el secretario general, Jordi Turull, expuso que las directrices del expresident eran claras: hab¨ªa acuerdo con el PSOE. Nadie replic¨®.
La demanda de una amnist¨ªa para los encausados por el proc¨¦s es la red que sostiene a Junts y a Esquerra mientras negocian la posible reelecci¨®n de Pedro S¨¢nchez. Los republicanos han celebrado p¨²blicamente que Junts y Puigdemont ¡°hayan puesto las bases para entrar a hacer pol¨ªtica¡±. En su manifiesto por la Diada, JxCat avisa que no ha renunciado ni renunciar¨¢ a la unilateralidad ¡°como recurso leg¨ªtimo¡± para hacer valer sus derechos. El partido se reafirma en la ¡°legitimidad¡± del 1-O. Las negociaciones por la composici¨®n de la Mesa del Congreso, primero, y por la investidura del presidente, ahora, han centrado los focos sobre la figura del expresidente catal¨¢n huido a B¨¦lgica, y ese protagonismo escuece en Esquerra. El president Pere Aragon¨¨s ha advertido, en una entrevista a El Peri¨®dico, que ser¨¢ el Govern quien negocie cualquier cuesti¨®n que afecte el conflicto pol¨ªtico entre Catalu?a y el resto de Espa?a. ¡°Si se termina ofreciendo la posibilidad de abordar la resoluci¨®n, entonces aqu¨ª ya tendremos que estar todos¡±.
El independentismo propag¨® durante tiempo que lo ¨²nico que tienen que hablar los pol¨ªticos catalanes en Madrid son los t¨¦rminos del divorcio entre Catalu?a y Espa?a, algo que ERC matiz¨® en la pasada legislatura para cerrar acuerdos con el Gobierno. Junts, que est¨¢ fuera de la Generalitat y no manda en ninguna de las cuatro capitales catalanas, tambi¨¦n ha evolucionado el argumento. De su lista de demandas para apoyar al presidente en funciones, incluso ha hecho desaparecer las referencias a la autodeterminaci¨®n.
La Diada supone una prueba de fuego p¨²blica para los dos partidos independentistas y su estrategia de pacto con el PSOE y Pedro S¨¢nchez. El a?o pasado Aragon¨¨s y los altos cargos de ERC decidieron no acudir a la manifestaci¨®n de Barcelona, alegando sentirse perseguidos p¨²blicamente por su estrategia negociadora con el Gobierno. Junts, que instig¨® los reproches del independentismo m¨¢s radical a ERC, se ha acercado al pactismo. La Diada evaluar¨¢ en la calle qu¨¦ impacto tiene este cambio de rumbo.
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