La escuela de Barcelona que congrega a los devotos del jazz gitano
Alumnos de la escuela municipal de m¨²sica de l¡¯Hospitalet acceden por primera vez a estudios musicales superiores a trav¨¦s del g¨¦nero creado por Django Reinhardt, guitarrista que revolucion¨® el jazz con solo tres dedos en la mano
A Quim Mart¨ªnez le cay¨® una guitarra con ocho a?os ¡°de rebote¡±, despu¨¦s de que en su escuela se agotaran las plazas de otros instrumentos codiciados como el piano o la bater¨ªa. Se inici¨® en un g¨¦nero cuyas canciones le recordaban a Bob Esponja y m¨¢s tarde a algunas bandas sonoras de Woody Allen. Era el jazz manouche creado por Django Reinhardt en los a?os treinta, cuyo nombre viene dado por su etnia gitana. Se enamor¨® de sus Improvisations con la guitarra. ¡°Con 13 a?os me puse a transcribir...
A Quim Mart¨ªnez le cay¨® una guitarra con ocho a?os ¡°de rebote¡±, despu¨¦s de que en su escuela se agotaran las plazas de otros instrumentos codiciados como el piano o la bater¨ªa. Se inici¨® en un g¨¦nero cuyas canciones le recordaban a Bob Esponja y m¨¢s tarde a algunas bandas sonoras de Woody Allen. Era el jazz manouche creado por Django Reinhardt en los a?os treinta, cuyo nombre viene dado por su etnia gitana. Se enamor¨® de sus Improvisations con la guitarra. ¡°Con 13 a?os me puse a transcribir sus solos obsesivamente¡±, recuerda ahora con 22. Si hoy levantara la cabeza el artista belga, se sorprender¨ªa de c¨®mo cientos de j¨®venes como Mart¨ªnez practican asiduamente su legado musical en Barcelona 70 a?os despu¨¦s de su muerte.
Su vinculaci¨®n con esta corriente jazz¨ªstica es como la de ¡°un equipo de f¨²tbol¡±. Recibi¨® clases durante 13 a?os de su mentor Albert Bello, m¨²sico de l¡¯Hospitalet de Llobregat que cre¨® el departamento manouche en 2005 durante la fundaci¨®n de la Escuela Municipal de M¨²sica Centro de las Artes (EMMCA). ¡°Albert es un currante, por la ciudad, el barrio y sus alumnos¡±.
Mart¨ªnez recuerda que sus padres lucharon con cientos de vecinos ¡°para tener una opci¨®n de estudiar m¨²sica a nivel p¨²blico¡± ante la ausencia de un conservatorio en una de las diez ciudades espa?olas m¨¢s pobladas. Se enorgullece de que la EMMCA haya podido ¡°democratizar la pr¨¢ctica musical en Hospitalet¡±. Incluso ha podido homologar el t¨ªtulo profesional del conservatorio con su itinerario manouche, un hito en los 18 a?os del centro. ¡°He pagado 80 euros al mes por unas diez clases semanales. No habr¨ªa sido posible recurriendo a escuelas privadas¡±. El curso que viene se matricular¨¢ del grado superior en la Escuela Superior de M¨²sica de Catalunya.
De entre todas las especializaciones que pudo escoger, Mart¨ªnez se mantuvo fiel a este g¨¦nero por el papel central de la improvisaci¨®n; por esas ¡°ideas musicales que se transmiten en directo en la sinergia del escenario¡±. ¡°En el manouche todos tocan a una, cada grabaci¨®n es diferente¡±. Para ¨¦l, Reinhardt es ¡°una figura presente en mucha gente, como Miles Davis¡± aunque su nombre no sea tan conocido. ¡°?l no invent¨® el jazz manouche. Tocaba lo que escuchaba con el instrumento que ten¨ªa. Despu¨¦s de su muerte la gente interpret¨® el jazz como ¨¦l lo tocaba¡±.
Django Reinhardt (1910-1953) despunt¨® con el banjo desde muy joven en la Porte de Choisy, el campamento de caravanas gitanas a las afueras de Par¨ªs donde creci¨®, hasta que un incendio con 18 a?os le destroz¨® el me?ique y el anular de su mano izquierda. Pero la guitarra le permiti¨® reconvertirse ¡°un genio lisiado que tocaba con dos dedos lo que muchos no pod¨ªan tocar con diez¡±, aseguran Juan P. Jim¨¦nez y Emilie Durand en su biograf¨ªa Un gitano en Par¨ªs (Milenio). Fue el ¡°paganini de la guitarra¡± para St¨¦phane Grappelli, su inseparable violinista con el que fund¨® y lider¨® el Quintette du Hot Cub de France en 1934. Esta agrupaci¨®n, sin bater¨ªas ni vientos, ¡°no tocaba los instrumentos t¨ªpicos del jazz¡± en una capital francesa embriagada por norteamericanos como Louis Amstrong. Revolucionaron el g¨¦nero en todo el continente.
¡°Alucino con ver a chavales que toquen este estilo con 14 a?os¡±, confiesa Bello, cuyo departamento tiene 15 profesores para unos 350 alumnos que pueden especializarse en instrumentos como viol¨ªn, contrabajo y saxof¨®n. ¡°La EMMCA tiene ahora m¨¢s de 2.500 estudiantes, desde los ocho a?os hasta adultos, con una pedagog¨ªa para profesionales y amateurs¡±. Vivi¨® con mucha emoci¨®n la graduaci¨®n de Mart¨ªnez: ¡°Es la primera promoci¨®n en Espa?a que se saca el grado profesional de jazz estudiando la m¨²sica de Django¡±.
Bello, tambi¨¦n guitarrista, peregrina cada a?o al festival anual que homenajea a Django en Samois-sur-Seine, el pueblo franc¨¦s donde pas¨® sus ¨²ltimos d¨ªas. Quiso replicarlo desde su tierra en 2010, conmemorando el siglo de su nacimiento. Desde entonces el festival Django, el ¨²nico de referencia en Espa?a, acoge en l¡¯Hospitalet a las estrellas del g¨¦nero en conciertos y talleres. Aunque el manouche tuvo un ¡°boom comercial en los setenta¡±, para Bello solo reflejaba ¡°pinceladas del original¡±. ¡°El patrimonio manouche y la cultura roman¨ª son parte del jazz europeo¡±.
V¨ªctor Parad¨ªs ha ampliado este festival de Hospitalet al centro de Barcelona en Oca?a, donde dirige la programaci¨®n musical. El comenz¨® a ¡°flirtear con el jazz¡± a los 27 a?os tras haber trabajado en la capital catalana el rock, la electr¨®nica y otros g¨¦neros. Tambi¨¦n acab¨® embaucado por el manouche tras ser alumno de Bello. En esa sala act¨²a con su quinteto Bratia, donde lo fusiona con m¨²sica balc¨¢nica: ¡°Django beb¨ªa del jazz norteamericano y las canciones tradicionales del este de Europa sembradas por los gitanos¡±.
¡°Hace 10 a?os no ve¨ªas a tantos chavales tocando esto¡±, se?ala Parad¨ªs. ¡°Es el fruto de dos d¨¦cadas de difusi¨®n de este g¨¦nero, que es muy com¨²n en Francia pero aqu¨ª no tanto. Bello ha conseguido crear una escena con muchos proyectos como jam sessions¡±. De hecho, este exalumno coordina desde hace un a?o los ¡°martes manouche¡± en Soda Acoustic, un local de Gr¨¤cia donde figuras internacionales manouche improvisan con estos adolescentes barceloneses como si estuvieran en aquellas caravanas gitanas donde se gest¨® el g¨¦nero.
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