Lo que no resuelve la amnist¨ªa
Falta que PP, ERC y Junts expliquen qu¨¦ fall¨® para haber llegado hasta la actual situaci¨®n pol¨ªtica
Cabe el perd¨®n, pero no el olvido. Bienvenidas sean las medidas de gracia, debidamente avaladas por los tribunales. Ciertamente, son muchos los ciudadanos, en Catalu?a y en el resto de Espa?a, que hubieran preferido una gesti¨®n m¨¢s inteligente y menos r¨ªgida de la crisis de 2017. Por parte de unos y de otros, de cuantos estaban interesados en sacar rendimientos electorales de aquel peligroso enfrentamiento que perturb¨® la convivencia, erosion¨® las instituciones, perjudic¨® a la econom¨ªa y llev...
Cabe el perd¨®n, pero no el olvido. Bienvenidas sean las medidas de gracia, debidamente avaladas por los tribunales. Ciertamente, son muchos los ciudadanos, en Catalu?a y en el resto de Espa?a, que hubieran preferido una gesti¨®n m¨¢s inteligente y menos r¨ªgida de la crisis de 2017. Por parte de unos y de otros, de cuantos estaban interesados en sacar rendimientos electorales de aquel peligroso enfrentamiento que perturb¨® la convivencia, erosion¨® las instituciones, perjudic¨® a la econom¨ªa y llev¨® a gente a la c¨¢rcel y algunos a un extra?o exilio optativo.
Desde el gobierno del PP se cometieron algunas ilegalidades que ahora est¨¢n conoci¨¦ndose y notables torpezas de sus servicios de inteligencia y orden p¨²blico. Pero tambi¨¦n se hicieron bien algunas cosas, mal pese a algunos. Se aplic¨® correctamente el principal instrumento constitucional, el art¨ªculo 155, para zanjar el disparate. Rajoy actu¨® con prudencia, que algunos han criticado por tard¨ªa. Y sirvi¨® para convocar elecciones, de las que sali¨® un gobierno tan desastroso como el de Puigdemont. Democr¨¢ticamente impecable.
Tambi¨¦n lo fue el discurso del rey el 3 de octubre. Pedir que el jefe de Estado haga de ¨¢rbitro ante quienes quieren dinamitar la Constituci¨®n es un chiste de mal gusto. Duele escribir estas cosas desde Catalu?a, donde a pocos les puede gustar la suspensi¨®n de la autonom¨ªa, ni siquiera brevemente. No debe reproch¨¢rsele a Rajoy, sino a Puigdemont, que jug¨® fr¨ªvolamente con un autogobierno por el que tantos se hab¨ªan partido la cara. Tambi¨¦n hay que notar cu¨¢nto habr¨ªan agradecido muchos que las advertencias de Felipe VI hubieran sido pronunciadas enteras o en parte en lengua catalana.
Esos catalanes algo extra?os, repudiados por unos y otros, no quer¨ªan c¨¢rceles ni exilios, tampoco condenas severas, y prefer¨ªan multas e inhabilitaciones. Estuvieron a favor de los indultos y ahora de la amnist¨ªa. Las encuestas hablan por s¨ª solas sobre el alto nivel de aceptaci¨®n de tal tipo de medidas en Catalu?a. La idea que ahora prospera es la de pasar p¨¢gina, mirar al futuro, evitar palabras incendiarias y regresar cuanto antes a la Catalu?a gobernada.
Pero la ret¨®rica t¨®xica sobre el conflicto secular con Espa?a est¨¢ m¨¢s viva que nunca. Aqu¨ª y all¨ª. Y no es el ¨²nico obst¨¢culo para mirar hacia adelante. Falta algo que los principales responsables de ambos lados, el gobierno de Rajoy y los dirigentes de Junts y Esquerra, deben a todos los ciudadanos, a los que estuvieron a favor de unos y de otros y a los que no lo estuvieron ni de unos ni de otros. Son las explicaciones detalladas de quienes fallaron tan irresponsable como estrepitosamente. Los de aqu¨ª y los de all¨ª. No debieran resolverlo los tribunales ahora, ni los historiadores en el futuro. No lo resolver¨¢ ninguna amnist¨ªa. Hasta ahora solo ha habido silencios y malas excusas. Sin rendimiento de cuentas no hay democracia. Ni aqu¨ª ni all¨ª.
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