Los funcionarios piden cambios dr¨¢sticos a Ramon Espadaler para pacificar las prisiones catalanas
El nuevo consejero de Justicia encontrar¨¢ unas c¨¢rceles agitadas a¨²n por el asesinato de la trabajadora N¨²ria L¨®pez y el aumento de las agresiones
La cartera de Justicia no tiene un gran peso pol¨ªtico ni brinda oportunidades para lucir una gesti¨®n brillante. A cambio, suele dar pocos quebraderos de cabeza a sus responsables si se cumple una sola premisa: que los centros penitenciarios est¨¦n en calma. Si los presos no dan demasiados problemas y los funcionarios est¨¢n m¨¢s o menos satisfechos, el consejero de turno puede pasar cuatro a?os en el cargo sin haber oteado pol¨¦micas o conflictos. El...
La cartera de Justicia no tiene un gran peso pol¨ªtico ni brinda oportunidades para lucir una gesti¨®n brillante. A cambio, suele dar pocos quebraderos de cabeza a sus responsables si se cumple una sola premisa: que los centros penitenciarios est¨¦n en calma. Si los presos no dan demasiados problemas y los funcionarios est¨¢n m¨¢s o menos satisfechos, el consejero de turno puede pasar cuatro a?os en el cargo sin haber oteado pol¨¦micas o conflictos. El problema para Ramon Espadaler es que las c¨¢rceles catalanas distan mucho, ahora mismo, de ser un remanso de paz. El gran reto del nuevo titular del Departamento de Justicia ser¨¢ pacificar los centros, donde el aumento de las agresiones ha sembrado el descontento entre los trabajadores pese a los esfuerzos de su antecesora, Gemma Ubasart, de templar gaitas ofreci¨¦ndoles mejoras salariales. Los funcionarios exigen cambios profundos en los equipos y en la orientaci¨®n de las pol¨ªticas p¨²blicas del departamento.
El malestar en la plantilla viene de lejos, justificado por una estad¨ªstica que apunta a un notable aumento de las agresiones verbales y f¨ªsicas a funcionarios. Un episodio in¨¦dito en la democracia espa?ola desat¨® una crisis de grandes proporciones el pasado 13 de marzo, poco antes de que el Govern de Pere Aragon¨¨s hiciera las maletas: el asesinato a pu?aladas de una trabajadora, la cocinera N¨²ria L¨®pez, a manos de un preso en Mas d¡¯Enric (Tarragona). El hombre cumpl¨ªa condena por haber asesinado (tambi¨¦n con arma blanca) a una prostituta. Ten¨ªa acceso a cuchillos porque trabajaba en la cocina y porque su nivel de riesgo hab¨ªa sido calificado de ¡°bajo¡±.
Las protestas estallaron de inmediato y con tal virulencia que desbordaron inicialmente a la consejera Ubasart, m¨¢s centrada en planteamientos te¨®ricos sobre la reinserci¨®n y en atender actos sobre memoria hist¨®rica, la otra rama de su cartera (el nuevo Govern ha sustituido ¡°Derechos y Memoria¡± por ¡°Calidad Democr¨¢tica¡±). Al margen de la direcci¨®n sindical, los trabajadores bloquearon durante varios d¨ªas los accesos a los centros, que quedaron en situaci¨®n cr¨ªtica, con miles de internos confinados en sus celdas, sin poder recibir visitas, sin seguir rutinas y sin nada que hacer. El pulso, que amenaz¨® con quebrar el delicado equilibrio de las c¨¢rceles, dur¨® mes y medio, hasta que la Generalitat, con la campa?a electoral en Catalu?a reci¨¦n iniciada, cerr¨® un pacto con los sindicatos que supuso mejoras salariales y de seguridad.
La crisis, sin embargo, se hab¨ªa cerrado en falso. Los trabajadores, que exigieron la dimisi¨®n de Ubasart y su equipo, responsabilizan a la Administraci¨®n de la muerte de N¨²ria. Creen que el modelo penitenciario catal¨¢n ¡ªbasado en la reinserci¨®n¡ª se ha llevado demasiado lejos y ha descuidado la seguridad. Y lamentan que, aunque se han implementado medidas, las agresiones se siguen sucediendo, por lo que solo un giro en las pol¨ªticas p¨²blicas puede revertir la situaci¨®n, coinciden. Por eso, aunque prudentes, muchos de ellos no ven con malos ojos la llegada de Espadaler, que hab¨ªa sido consejero de Interior en los gobiernos de CiU. Quieren, en todo caso, un cambio de rumbo y que se renueve por completo el equipo que se encarga de gestionar las prisiones.
¡°Queremos que, a diferencia de su antecesora, nos escuche. Y que las c¨¢rceles vuelvan a ser un entorno seguro¡±, explica Alberto G¨®mez, de CSIF, segunda fuerza representativa en Catalu?a. G¨®mez pide que se permita emplear medidas m¨¢s contundentes para frenar la violencia (como el uso de aerosoles) y que se impulse una reforma legal para que se les reconozca como agentes de la autoridad, de manera que las agresiones lleven aparejadas castigos de m¨¢s entidad y eso disuada a otros internos. Coincide en el an¨¢lisis Carlos Ardanaz, de Comisiones Obreras: ¡°Ese reconocimiento es indispensable para mantener el orden y la disciplina dentro de los centros penitenciarios¡±.
¡°Las agresiones son recurrentes, es un problema muy grave¡±, se?ala Ardanaz, que pide ¡°cambios urgentes¡± en los equipos porque la situaci¨®n es ¡°cr¨ªtica¡±. Esa sensaci¨®n de urgencia la trasladan otros sindicatos y trabajadores consultados, como Carlota Duchamp, de Marea Blava, una plataforma que organiz¨® a trav¨¦s de Telegram las movilizaciones tras la muerte de N¨²ria y que es muy cr¨ªtica con el acuerdo alcanzado con Justicia el pasado abril. ¡°Hay que reconstruir un sistema penitenciario en ruinas, ca¨®tico y peligros¨ªsimo¡± para los trabajadores. Duchamp lamenta el ¡°manique¨ªsmo ideol¨®gico¡± de Ubasart, pide ¡°abordar la realidad, que es muy tozuda¡± y lamenta que ¡°la seguridad de los internos y de los trabajadores ha pasado al ¨²ltimo plano¡±. ¡°Queremos volver vivos a casa¡±, insiste sobre el asesinato de la cocinera, que ha dejado una profunda huella, a¨²n no curada, en la plantilla.
Espadaler tendr¨¢ que hacer equilibrios para mejorar la seguridad sin romper la l¨ªnea de pol¨ªticas p¨²blicas llevada a cabo en los ¨²ltimos a?os. El modelo penitenciario catal¨¢n no est¨¢ en juego (es uno de los pocos consensos parlamentarios), pero habr¨¢ que ver si se revierten algunas pr¨¢cticas desarrolladas por Justicia en los ¨²ltimos a?os. Por ejemplo, los protocolos para repeler agresiones, cada vez m¨¢s restrictivos en cuanto al uso de la fuerza. Las organizaciones de derechos humanos tienen siempre un ojo encima ante cambios de cualquier tipo y el nuevo consejero deber¨¢ lidiar con los intereses de ambas partes. Y afrontar, al margen de la seguridad, problemas como el mal estado de algunas instalaciones y viejas reivindicaciones laborales como la jubilaci¨®n anticipada. Si logra revertir el clima de crispaci¨®n puede salir airoso y sortear, en todo caso, una crisis grave como la que afront¨® Ubasart. La revuelta de los funcionarios tras el asesinato de N¨²ria contribuy¨® a hundir la imagen de Esquerra como partido capaz de gestionar los asuntos p¨²blicos, virtud que es ahora el principal reclamo del Govern de Salvador Illa.
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