Vecinos desalojados por el incendio de Teruel, al albur del viento: ¡°Nos salvamos porque sopl¨® en otra direcci¨®n¡±
Los habitantes de Olba vuelven a sus casas, junto con sus animales, dispuestos a paliar la fragilidad de su privilegiado entorno que no ha sido pasto de las llamas por un cambio del viento
El valle donde se emplaza Olba es una maravilla de la naturaleza. La poblaci¨®n est¨¢ rodeada de altas monta?as pobladas de bosques de pinos entre las que discurre el r¨ªo Mijares. Este entorno privilegiado se ha salvado de la quema por un ¡°milagro¡±, seg¨²n Juan, porque ¡°el viento cambi¨® en el ¨²ltimo momento¡±, sostiene Manuel, o porque ¡°sopl¨® en otra direcci¨®n¡±, en palabras de Teresa. Los tres vecinos de esta localidad turolense de 280 habitantes (entre ellos, 52 ni?os) coinciden en reflexionar sobre la fragilidad de su entorno. El domingo por la tarde pudieron regresar a sus casas, tras ser desalojados el pasado jueves al declararse el incendi¨® que lleva cinco d¨ªas vivo en la cercana poblaci¨®n castellonense de Villanueva de Viver. Las llamas, empujadas por el poniente, se est¨¢n cebando en el frente de Castell¨®n y han dado un respiro vital al frente aragon¨¦s.
Es lunes, primera hora de la ma?ana. Teresa mira la enorme y verde monta?a que hay detr¨¢s de su casa y comenta que al otro lado todo es distinto. All¨ª, el fuego devor¨® espesos bosques de pinos y arras¨® con La Garc¨ªa, un peque?o caser¨ªo o barrio, como se llama en Teruel a los m¨²ltiples n¨²cleos dispersos de un municipio, en este caso del vecino San Agust¨ªn. ¡°Mirad, c¨®mo los antiguos bancales han sido invadidos por el bosque, en el momento en que fueron abandonados por los vecinos que emigraron. Esto es un problema muy grave, porque ahora la monta?a es un polvor¨ªn, no est¨¢ trabajada como antes¡±, apunta. ¡°En los a?os cincuenta y sesenta la gente emigr¨® a Barcelona, a la ciudad, y la monta?a se qued¨® descuidada y as¨ª pasa lo que pasa¡±, se?ala Manuel, jubilado.
¡°Estamos al albur del viento. Y esto no puede ser¡±, concluye Teresa Laguna, que alquila varias casas rurales que ha ido rehabilitando con el tiempo, una vez ella y su marido descubrieron la poblaci¨®n hace m¨¢s de 30 a?os y decidieron poner en marcha un proyecto de esos que pueden cambiar una vida. A ella se la cambi¨®. Es una de las personas que se retir¨® de la ciudad y se fue a vivir a Olba hace siete a?os. Y no por el reclamo de su escuela p¨²blica, que sigue las ense?anzas de la gran pedagoga Mar¨ªa Montesori, y que ha atra¨ªdo a familias j¨®venes, sino por la emoci¨®n del paisaje, por el silencio, por un proyecto vital, por la compa?¨ªa de los animales, como el burro que logr¨® llevar en su desalojo. Pr¨¢cticamente, lo ¨²nico que cogi¨®, a diferencia de otros vecinos que se llevaron escrituras de sus casas, fotograf¨ªas familiares, joyas...
Ha habido una gran solidaridad en estos tres d¨ªas de convivencia entre los vecinos en hoteles de Mora de Rubielos y otras poblaciones cercanas, se?ala la periodista, que fue directora de comunicaci¨®n del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV). Este lunes, los vecinos se saludaban efusivamente por las calles. Parece que han hecho m¨¢s pi?a despu¨¦s de la experiencia de ver tan cerca lo que pod¨ªa haber pasado. Tanto que ayer por la tarde emitieron un comunicado que incide en que el pueblo solo se salv¨® porque el ¡°viento sopl¨® en otra direcci¨®n¡± y porque ¡°muchos medios personales y a¨¦reos lucharon sin descanso para que las llamas no entraran¡±.
Conscientes de esa ¡°fragilidad¡±, recuerdan que el valle de Olba, entre las sierras de G¨²dar y Javalambre, es un espacio natural protegido y forma parte de la Red Natura 2000 y sus ¡°grandes masas boscosas (...) est¨¢n resecas por falta de lluvias y el calor inusual de los ¨²ltimos meses¡± y por la falta de uso de los montes. Por ello, piden a los responsables pol¨ªticos del Gobierno de Arag¨®n que se ¡°realicen per¨ªmetros de seguridad en cada uno de los barrios (aldeas) del valle para evitar que, en caso de incendio, ardan nuestras casas, como ha ocurrido en La Garc¨ªa¡± o que se doten a ¡°todos los barrios de los medios de extinci¨®n necesarios en cada caso para atajar los posibles conatos, entre otras medidas.
El sue?o de toda una vida de I?aki Mart¨ªnez fue pasto de las llamas en La Garc¨ªa, emplazada justo en medio de un paraje tan bello como falto de salidas en casos de emergencia como la del incendio. La casa que hab¨ªa recuperado a lo largo de m¨¢s de 20 a?os, insuflando vida a unas ruinas, est¨¢ echada a perder. Seguir¨¢ yendo porque ha quedado en pie la casa de unos amigos, pero todo ha cambiado. ¡°He vivido muy feliz¡±, comenta este polifac¨¦tico profesional del audiovisual que vive temporadas en Valencia y ha participado como actor en webseries como Cabanyal Z o la serie de TV-3 Polseres vermelles, entre otras.
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