?Autogobierno ¡°deficiente¡±?
M¨¢s all¨¢ del cortoplacismo, la Comunitat Valenciana ha carecido de una visi¨®n a largo plazo sobre su modelo de autogobierno
Recientemente, Espa?a ha descendido en el ranking de democracias tras la publicaci¨®n del ?ndice de Percepci¨®n de la Corrupci¨®n (IPC) 2024. Seg¨²n Transparencia Internacional, uno de los factores determinantes en esta ca¨ªda de diez posiciones (del puesto 46 al 56, de un total de 180 pa¨ªses) ha sido el debilitamiento de las agencias auton¨®micas antifraude, incluida la valenciana. Esta situaci¨®n ha llevado a Espa?a a ser catalogada como una democracia ¡°deficiente¡±. Aunque me temo que este tir¨®n de orejas a la AVAF se debe m¨¢s a un cambio entre sus habituales proveedores que a otra cosa.
Si existiera un m¨¦todo para medir el ¨¦xito del autogobierno, la Comunitat Valenciana tambi¨¦n podr¨ªa ser calificada como ¡°deficiente¡±, aunque por razones distintas. Las sucesivas crisis que la han azotado, no muy diferentes a otros territorios, han debilitado su capacidad de respuesta. La crisis financiera y de deuda la dej¨® sin un sistema financiero propio, sobreendeudada y sin margen apenas margen para actualizar un modelo de financiaci¨®n claramente lesivo para nuestros intereses. A pesar de los esfuerzos desplegados por racionalizar nuestro sector p¨²blico instrumental, la llamada ¡°grasa¡± administrativa, el impacto sanador fue m¨ªnimo, incluso con el sacrificio sanador que se llev¨® por delante la Radiotelevisi¨®n valenciana.
La crisis sanitaria derivada de la pandemia puso a prueba, nuevamente, el sistema auton¨®mico, con serias dudas de si salimos m¨¢s fortalecidos y sin haber modificado el marco legislativo de la alarma constitucional para hacerlo m¨¢s preciso ni abrirlo a una gesti¨®n descentralizada. La reconstrucci¨®n tras la devastadora DANA tambi¨¦n ha evidenciado los l¨ªmites del autogobierno, demostrando la necesidad de una mayor colaboraci¨®n entre niveles territoriales y una mejor capacidad de respuesta ante graves cat¨¢strofes y contingencias.
M¨¢s all¨¢ del cortoplacismo, la Comunitat ha carecido de una visi¨®n a largo plazo sobre su modelo de autogobierno. Una de las razones podr¨ªa ser la ausencia de estructuras organizativas e institucionales adecuadas. La falta de un instituto de estudios auton¨®micos, como el existente en Catalu?a desde hace 40 a?os, ha sido una desventaja significativa. Un organismo de este tipo permitir¨ªa analizar el potencial del autogobierno y dise?ar estrategias para su fortalecimiento. Cuestiones como la exigencia de nuevos traspasos de competencias, la mejora del rendimiento institucional o, incluso, la defensa de los intereses auton¨®micos frente a decisiones estatales, justificar¨ªan su creaci¨®n. Sin embargo, la coyuntura de la cohabitaci¨®n entre gobiernos o la connivencia con otros, ha terminado por fomentar una visi¨®n propia.
Hist¨®ricamente, los instrumentos para evaluar y mejorar el autogobierno valenciano han sido insuficientes, siendo un servicio que ha ido cambiando de ¨®rgano directivo y de departamento. Ni la creaci¨®n de la Direcci¨®n de Desarrollo Auton¨®mico a principios de siglo, ni la reforma estatutaria de 2006, ni la creaci¨®n de un departamento propio con los gobiernos bot¨¢nicos logr¨® alcanzar dicho objetivo por la escasez de medios y estructura. Hoy, la reconstrucci¨®n tras la DANA podr¨ªa ser el punto de partida para un replanteamiento profundo del dise?o auton¨®mico en dicho ¨¢mbito. No se trata de aplicar soluciones temporales, sino de establecer un andamiaje s¨®lido que garantice un autogobierno eficiente y resistente ante lo que pueda venir.
Este replanteamiento debe trascender las estrategias pol¨ªticas fluctuantes y fundamentarse en la estabilidad, abordando aspectos esenciales para el desarrollo del proyecto auton¨®mico. Entre ellos, destacan el reconocimiento innegociable de un hecho diferencial evidente, como el derecho civil propio; el respeto a unas se?as de identidad compartidas; un sistema educativo que no se vea afectado por cada cambio de gobierno; y una hacienda propia suficiente, que no sufra una financiaci¨®n per c¨¢pita insuficiente, un endeudamiento forzado o inversiones estatales deficitarias.
En este contexto, el proceso de reconstrucci¨®n tras la DANA ofrece una oportunidad ¨²nica para reflexionar sobre la autonom¨ªa que queremos. No se trata solo de gestionar las consecuencias de la devastaci¨®n sufrida sino una oportunidad para repensar nuestro autogobierno, dot¨¢ndolo de herramientas que permitan afrontar con mayor solvencia los desaf¨ªos venideros. Ahora es el momento de actuar con determinaci¨®n y con una visi¨®n clara de progreso y fortalecimiento institucional.