La divisi¨®n de la izquierda: un lujo que no pod¨ªa permitirse
En contextos como el de los comicios andaluces, donde se reparten relativamente pocos esca?os en algunas provincias, concurrir separados puede ser letal para las formaciones de una misma ideolog¨ªa
La unidad de la izquierda puede sumar o restar. En la estrategia pol¨ªtica no existe ninguna ley universal que aconseje a la izquierda concurrir junta y dividida a unas elecciones. En ocasiones la unidad genera un clima de opini¨®n de optimismo y entusiasmo que anima a los votantes progresistas a llenar las urnas. En otras ocasiones, genera desafecto entre los votantes que prefieren abstenerse si no ven en la papeleta las siglas originales de su partido. El saldo final depende de la coyuntura, por lo que siempre es dif¨ªcil realizar afirmaciones categ¨®ricas sobre los efectos de que la izquierda ...
La unidad de la izquierda puede sumar o restar. En la estrategia pol¨ªtica no existe ninguna ley universal que aconseje a la izquierda concurrir junta y dividida a unas elecciones. En ocasiones la unidad genera un clima de opini¨®n de optimismo y entusiasmo que anima a los votantes progresistas a llenar las urnas. En otras ocasiones, genera desafecto entre los votantes que prefieren abstenerse si no ven en la papeleta las siglas originales de su partido. El saldo final depende de la coyuntura, por lo que siempre es dif¨ªcil realizar afirmaciones categ¨®ricas sobre los efectos de que la izquierda concurra junta o separada.
Las consecuencias psicol¨®gicas de ¨¢nimo o des¨¢nimo que generan la unidad de la izquierda en el electorado son ciertamente muy dif¨ªciles de anticipar. Sin embargo, s¨ª se pueden hacer pron¨®sticos algo menos arriesgados sobre cu¨¢ndo los sistemas electorales penalizan la divisi¨®n. En concreto, es la magnitud de las circunscripciones el elemento m¨¢s fundamental. En las circunscripciones grandes que reparten muchos esca?os (como por ejemplo en las auton¨®micas de Madrid) el sistema electoral es esencialmente inocuo: unidos o separados la traslaci¨®n de votos en esca?os suele ser similar. No obstante, en circunscripciones donde se reparten relativamente pocos esca?os, (como en los comicios andaluces) la divisi¨®n es, en ocasiones, letal: puede provocar que, por separado, ning¨²n partido alcance el porcentaje m¨ªnimo de votos necesario para lograr un esca?o.
Esto es precisamente lo que ocurri¨® este pasado domingo en Andaluc¨ªa. Las encuestas previas a las elecciones ya auguraban que la divisi¨®n de la izquierda podr¨ªa acabar severamente penalizada por el sistema electoral. Y as¨ª parece que ha acabado ocurriendo. Un ejemplo: el umbral para lograr un esca?o en la provincia de Huelva es del 7%-8% de los votos. La suma de los votos de Adelante Andaluc¨ªa y Por Andaluc¨ªa en esa provincia fue del 10,5%, muy por encima de ese umbral. Sin embargo, al concurrir separados, ambas formaciones acabaron sin esca?o. El hecho de que un porcentaje tan elevado de la izquierda se haya quedado sin representaci¨®n en Huelva es el dato m¨¢s gr¨¢fico del grave error estrat¨¦gico que supon¨ªa ir por separado.
As¨ª, existen claros indicios de que la divisi¨®n de la izquierda fue altamente perjudicial. Una candidatura conjunta que sumara los mismos votos que Adelante y Por Andaluc¨ªa cosecharon por separado habr¨ªa logrado cinco esca?os m¨¢s, dos a costa del PSOE y tres a costa del PP. Ciertamente, considerar que una candidatura de unidad hubiera obtenido exactamente la suma de las dos formaciones es un supuesto discutible: quiz¨¢ hubieran logrado m¨¢s votos; o quiz¨¢s menos. Es dif¨ªcil saberlo, pero el alcance del castigo que el sistema electoral ha impuesto a la divisi¨®n ha sido tal de magnitud que resulta muy dif¨ªcil defender que la divisi¨®n haya sido inocua, especialmente en Ja¨¦n y Huelva.
El PP ha obtenido una victoria sin precedentes en Andaluc¨ªa. Los resultados confirman el inicio de cambio de ciclo pol¨ªtico en Espa?a. Pero la mayor¨ªa absoluta del PP era menos incontestable si la izquierda hubiera sido m¨¢s eficiente en traducir votos en esca?os. En esta ocasi¨®n, la divisi¨®n era un lujo que la izquierda no se pod¨ªa permitir.