Un terremoto de m¨²ltiples consecuencias
La retirada de siete candidatos de las listas de Bildu no tiene precedentes, pero el partido no contempla, a plazo corto, una autocr¨ªtica dr¨¢stica sobre su pasada complicidad con ETA
La retirada de siete candidatos de las listas de Bildu a los cinco d¨ªas de que lo exigiera una asociaci¨®n de v¨ªctimas del terrorismo no tiene precedentes. Ha sido posible por el prestigio de Covite ¡ªla asociaci¨®n mayoritaria vasca¡ª y de v¨ªctimas no asociadas como Mar¨ªa J¨¢uregui, logrado por su independencia. Igual que exigen y seguir¨¢n exigiendo a Bildu su autocr¨ªtica por su pasada complicidad con ETA, tambi¨¦n...
La retirada de siete candidatos de las listas de Bildu a los cinco d¨ªas de que lo exigiera una asociaci¨®n de v¨ªctimas del terrorismo no tiene precedentes. Ha sido posible por el prestigio de Covite ¡ªla asociaci¨®n mayoritaria vasca¡ª y de v¨ªctimas no asociadas como Mar¨ªa J¨¢uregui, logrado por su independencia. Igual que exigen y seguir¨¢n exigiendo a Bildu su autocr¨ªtica por su pasada complicidad con ETA, tambi¨¦n critican la utilizaci¨®n que el PP hace del terrorismo. Criticaron al PP cuando trat¨® de soliviantar a las v¨ªctimas por los acercamientos del Gobierno de presos de ETA a c¨¢rceles vascas. Su independencia hace mella en Bildu que, en su lento proceso a la normalidad, se comprometi¨® hace a?o y medio a escuchar a las v¨ªctimas y no da?arlas m¨¢s. Su rectificaci¨®n, tras el grave incumplimiento con las listas, predice que fortalecer¨¢n su vigilancia en el futuro.
Bildu, influida por el Sinn Fein, que en sus listas electorales introduce a militantes conocidos del IRA, como Martin Mc Guinnes, no prest¨® importancia a que en las suyas aparecieran siete candidatos condenados por delitos de sangre. Unido a que en algunas asambleas municipales de Bildu, competentes en la confecci¨®n de las listas, sectores radicales impusieron algunos candidatos con pasado sangriento, como desaf¨ªo a la direcci¨®n, explica el penoso incidente. Bildu resalta que los siete condenados por delitos de sangre, que han normalizado su vida, plantearon por iniciativa propia su retirada para facilitar la soluci¨®n del problema y aclararon que no pretend¨ªan legitimar a ETA con su presencia.
A la rectificaci¨®n de las listas y a la prohibici¨®n de los ongi etorris, homenajes a etarras excarcelados, prometen avances en el reconocimiento a las v¨ªctimas, aspecto clave para la convivencia. Pero no contemplan, a plazo corto, una autocr¨ªtica dr¨¢stica sobre su pasada complicidad con ETA. Necesitan tiempo para asumir ese compromiso por el que tienen que pagar un precio. Su ausencia de autocr¨ªtica le cierra las puertas del Gobierno en Euskadi porque el PSE y el PNV, sus potenciales aliados, se oponen a que lidere el pa¨ªs un partido que no ha ajustado cuentas con su pasado. Otra cosa es la actividad parlamentaria propia de un partido legal al rechazar sus estatutos la violencia.
Otra consecuencia de la crisis de las listas, que puso en peligro la relaci¨®n del Gobierno con Bildu, ha sido su mejor¨ªa al aclarar sus campos de actuaci¨®n. El Gobierno mantendr¨¢ sus relaciones parlamentarias con Bildu, exclusivamente en el terreno socio-econ¨®mico. Bildu se ha comprometido a respetar a las v¨ªctimas de ETA. Las conversaciones entre los socialistas y Bildu, a escala vasca y navarra, han funcionado en la crisis.
El PP tambi¨¦n ha sufrido consecuencias. Cuando N¨²?ez Feij¨®o fich¨® a Borja S¨¦mper, este le recomend¨® que evitara el discurso m¨¢s radical de la derecha, el de que ETA ha ganado al estar Bildu en el Parlamento, y que se limitara a censurar los pactos del Gobierno con los abertzales. La propuesta ten¨ªa pies de barro por incoherente ¡ªel PP ha cerrado numerosos pactos con Bildu en ayuntamientos vascos¡ª; porque Feij¨®o sobreactu¨® al culpar al PSOE del grave error de Bildu; por utilizar un lenguaje b¨¦lico ¡ª¡±es m¨¢s generoso con los verdugos que con las v¨ªctimas¡±, le dijo a S¨¢nchez¡ª propiciar un clima de crispaci¨®n que choca estrepitosamente cuando ETA ces¨® hace 11 a?os y no evitar que los radicales del PP ¡ªcon D¨ªaz Ayuso a la cabeza¡ª asuman el discurso de Vox de que ETA ha ganado, lo que ha sublevado a las v¨ªctimas.
El terrorismo es una cuesti¨®n de Estado que debe marginarse del debate electoral por respeto a las v¨ªctimas que lo han reclamado. El PP debe desarmar su lenguaje b¨¦lico contra el PSOE y dejar de utilizarlo electoramente. Los partidos democr¨¢ticos deben acordar un relato sobre la victoria democr¨¢tica sobre ETA y sus consecuencias. La proximidad de las elecciones generales y la tentaci¨®n de Feij¨®o lo impide hoy. Pero ese acuerdo tendr¨¢ que imponerse con o sin Feij¨®o.
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