Despu¨¦s de la reforma, el repliegue
Los resultados en Castilla y Le¨®n son una manifestaci¨®n del fracaso de la pol¨ªtica como proyecto global de futuro que represent¨® la irrupci¨®n de las nuevas fuerzas en 2015
La convocatoria atropellada en Castilla y Le¨®n deja dos claros vencedores. Por un lado, Vox, que ha casi triplicado su resultado de 2019. Por el otro, las listas provinciales, que se han alzado con el 10% de los sufragios y siete procuradores que pueden ser determinantes en el escenario que se abre a partir de este momento. En el otro extremo, las candidaturas de lo que fue la ¡°nueva pol¨ªtica¡±, Cs y Podemos, han per...
La convocatoria atropellada en Castilla y Le¨®n deja dos claros vencedores. Por un lado, Vox, que ha casi triplicado su resultado de 2019. Por el otro, las listas provinciales, que se han alzado con el 10% de los sufragios y siete procuradores que pueden ser determinantes en el escenario que se abre a partir de este momento. En el otro extremo, las candidaturas de lo que fue la ¡°nueva pol¨ªtica¡±, Cs y Podemos, han perdido cada una de ellas seis de cada 10 de sus votantes de 2015. De 15 esca?os, a tan solo dos.
Conjuntamente, PP y PSOE en Castilla y Le¨®n han perdido m¨¢s de 400.000 votos desde 2011. En esa convocatoria, ambas formaciones obtuvieron casi 8 de cada 10 sufragios. Este domingo fueron 6 de cada 10. El PP castellanoleon¨¦s ha perdido casi la mitad de los votos de 2011; los socialistas, el 15%.
Estos votos perdidos han vivido una peripecia interesante en la ¨²ltima d¨¦cada, que define la evoluci¨®n pol¨ªtica del conjunto del pa¨ªs y da pistas sobre el futuro m¨¢s pr¨®ximo. En 2015, parte del voto perdido por los partidos de la ¡°vieja pol¨ªtica¡± recal¨® en Podemos y en Cs, que propon¨ªan reformar un sistema que desde la crisis financiera y el estallido de la burbuja inmobiliaria, pasando por el 15-M y la abdicaci¨®n de Juan Carlos I, mostraba s¨ªntomas de hallarse en fase terminal.
Podemos y Cs consiguieron el voto de los menores de 50 a?os, de los hijos de la Transici¨®n y de la democracia, que encontraron en estas fuerzas la v¨ªa de expresi¨®n de un desencanto generacional y la promesa de cambio en un panorama pol¨ªtico dominado por el bipartidismo.
Siete a?os despu¨¦s, este cambio no se ha materializado a ojos de buena parte de los que apoyaron a las formaciones de la ¡°nueva pol¨ªtica¡±, a las que han ido abandonando, no s¨®lo en Castilla y Le¨®n. Antes ocurri¨® en Madrid, y a¨²n antes en Catalu?a, en Galicia y en Euskadi. Ese voto por el cambio que quer¨ªa reformar el sistema parece refugiarse en otras opciones, replegarse, desencantado, en fuerzas que prometen cosas m¨¢s tangibles o que cabalgan sobre el miedo. Parte del voto que ha aupado a Vox y a las candidaturas provinciales, como Soria ?Ya! o UPL, es ese mismo voto que apost¨® por un futuro distinto en 2015. Son los mismos hijos e hijas de transici¨®n. La diferencia es que ahora no votan a favor de reformar el sistema, sino para preservar sus intereses. El fracaso de la reforma les ha llevado al repliegue. Un repliegue identitario como el que les propone Vox, o un repliegue local, que busca conseguir cosas tangibles. Hay algo de darse por vencido en esos votantes, una renuncia a la utop¨ªa, a un proyecto pol¨ªtico ambicioso. Para estos electores el presente es duro y el futuro incierto. M¨¢s vale asegurar.
Los resultados en Castilla y Le¨®n son una manifestaci¨®n del fracaso de la pol¨ªtica como proyecto global de futuro que represent¨® la irrupci¨®n de las nuevas fuerzas en 2015 y demuestra que a los viejos partidos les sigue costando conectar con ese voto. Miedo y desencanto. Desconfianza y repliegue a lo conocido, a lo cercano, al nosotros. La nueva nueva pol¨ªtica.