Una rev¨¢lida para el PP gallego y para Pont¨®n
Los populares apenas pagan la espa?olizaci¨®n de los mensajes de campa?a y el electorado progresista concentra su apoyo en la labor de oposici¨®n de la l¨ªder del BNG
Esta vez s¨ª, pero m¨¢s de lo mismo. Las expectativas de los ¨²ltimos d¨ªas, en los que se apareci¨® el fantasma de una alternativa progresista, nacionalista y de izquierdas a los gobiernos recurrentes del PP, no ...
Esta vez s¨ª, pero m¨¢s de lo mismo. Las expectativas de los ¨²ltimos d¨ªas, en los que se apareci¨® el fantasma de una alternativa progresista, nacionalista y de izquierdas a los gobiernos recurrentes del PP, no se cumplieron. El marcador, adem¨¢s, no se apret¨® m¨¢s que en ocasiones anteriores, pese a los importantes cambios en el cartel electoral del PP de Galicia, mucho m¨¢s que la sucursal de los populares nacionales. Los gallegos ¡ªque votaron m¨¢s que nunca para contradecir el t¨®pico de su pasotismo, sobre todo en las elecciones auton¨®micas¡ª volvieron a confiar en la continuidad del partido que ha sabido somatizar el transversal sentimiento galleguista como mucho m¨¢s que una ideolog¨ªa, como un sentimiento. Alfonso Rueda aglutin¨® al final m¨¢s votos que Alberto N¨²?ez Feij¨®o hace cuatro a?os, aunque perdiera dos esca?os, por la mayor participaci¨®n.
El PP gallego ratific¨®, tras una err¨¢tica campa?a y con un l¨ªder poco carism¨¢tico, que est¨¢ asentado en todo el territorio y que para ganarles en unos comicios los rivales tienen que jugar todo el partido perfecto y presentar una alineaci¨®n bastante gal¨¢ctica. No sucedi¨®. El BNG de Ana Pont¨®n s¨ª demostr¨® que los gallegos le han perdido el miedo a una fuerza nacionalista que ha sabido aguantar varios mandatos en la oposici¨®n y primar su discurso social, de izquierdas y feminista por encima de sus leg¨ªtimos anhelos independentistas. Pero ni el PSdeG, con el peor dato de su historia, ni Sumar ni Podemos, contribuyeron a fraguar esa alternativa, castigados por sus improvisaciones y sus divisiones.
Rueda, el candidato en esta ocasi¨®n del PP, ni era el dominante patr¨®n Manuel Fraga, que fue el que supo fijar los cimientos galleguistas de los populares como el partido de Galicia, ni tampoco el transversal gestor Alberto N¨²?ez Feij¨®o, que naci¨® en una aldea cruce de caminos en el entorno rural m¨¢s interior de Ourense y que luego se adue?¨® tambi¨¦n de los valores m¨¢s urbanitas de los dirigentes que acabaron con el dominio de los barones que camparon durante d¨¦cadas desde las diputaciones provinciales. Rueda ya no quiere saber nada de birretes ni de boinas, tampoco de Fraga. Hered¨® el partido de Feij¨®o, pero no es su clon.
En el PP de Galicia, colaboradores de ambos pol¨ªticos durante su trayectoria como jefe y sucesor en la Xunta, aseguran que Rueda es m¨¢s emp¨¢tico, m¨¢s directo, menos sibilino y m¨¢s claro en sus mensajes. Tambi¨¦n apuntan que tiene menos retranca. A Fraga a veces hab¨ªa que traducirle, a Feij¨®o le ten¨ªan que interpretar. A Rueda le entienden a la primera. Rueda no ha hecho una buena campa?a, porque ha sido m¨¢s bien suced¨¢nea del PP nacional, hipotecada. Pero el electorado no se lo ha tenido muy en cuenta. Tampoco el af¨¢n del PP nacional por meter la amnist¨ªa de Pedro S¨¢nchez como un misil contra el l¨ªder socialista en esta campa?a. El BNG de Pont¨®n, la otra gran estrella de estas elecciones, tambi¨¦n respalda la amnist¨ªa y no ha sufrido ning¨²n castigo. S¨¢nchez y el PSOE se lo tendr¨¢n que mirar tambi¨¦n en Galicia, pero probablemente no solo por la amnist¨ªa.
Los votantes parecen haber revalidado y primado una gesti¨®n de la Xunta con sus fallos, sobre todo en Sanidad y en las fugas de los m¨¢s j¨®venes, pero sin grandes sobresaltos o esc¨¢ndalos. La Xunta dispone de 13.200 millones de presupuesto, un 43% destinado a gastos sanitarios y con partidas asistenciales que llegan a todos los rincones de los 313 municipios y casi 8.000 n¨²cleos poblacionales, donde el PP de Fraga, Feij¨®o y ahora de Rueda tiene antenas propias hasta en la aldea m¨¢s remota.