El paliz¨®n que soportan los ni?os en Galicia para ir a clase: ¡°Deber¨ªan darles el aprobado solo por asistir¡±
Madrugones, jornadas eternas y malabares de las familias para llevarlos y traerlos marcan el d¨ªa a d¨ªa de los escolares de zonas rurales y periurbanas de la comunidad con la poblaci¨®n m¨¢s dispersa
Sara tiene 15 a?os, vive en Mazaricos (A Coru?a) y para llegar a clase cada ma?ana se echa a la espalda m¨¢s de una hora de coche y autob¨²s. Otro tanto, de regreso. Los dos d¨ªas de la semana con jornada partida acaba pasando fuera casi 12 horas seguidas. Su instituto, en realidad, est¨¢ solo a 20 minutos de su casa, en la localidad vecina de Cee, pero como Sara ya termin¨® la ense?anza obligatoria de la ESO y cursa un ciclo medio de FP, no tiene derecho a transporte escolar. No le queda otra que soportar el paliz¨®n de una ruta de bus ordinaria que da una buena vuelta por esta comarca de la Costa ...
Sara tiene 15 a?os, vive en Mazaricos (A Coru?a) y para llegar a clase cada ma?ana se echa a la espalda m¨¢s de una hora de coche y autob¨²s. Otro tanto, de regreso. Los dos d¨ªas de la semana con jornada partida acaba pasando fuera casi 12 horas seguidas. Su instituto, en realidad, est¨¢ solo a 20 minutos de su casa, en la localidad vecina de Cee, pero como Sara ya termin¨® la ense?anza obligatoria de la ESO y cursa un ciclo medio de FP, no tiene derecho a transporte escolar. No le queda otra que soportar el paliz¨®n de una ruta de bus ordinaria que da una buena vuelta por esta comarca de la Costa da Morte. ¡°Tengo una amiga profesora que siempre lo dice y tiene raz¨®n: a estos ni?os deber¨ªan darles el aprobado solo por asistir¡±, afirma con fastidio su madre, Matilde Pensado, sobre la odisea a la que se enfrentan su hija y otros ni?os en la dispersa Galicia simplemente para poder franquear la puerta del aula.
Pese a contar con la mayor red de transporte escolar de Espa?a, que mueve cada d¨ªa a 80.000 alumnos, en 1.600 rutas y 14.000 paradas, los casos de familias condenadas a hacer malabares para que sus hijos puedan sentarse cada d¨ªa en sus pupitres se multiplican en Galicia. Y no solo en la zona rural. En Redondela, un municipio del cintur¨®n urbano de Vigo, los padres de los estudiantes de Bachillerato tienen que turnarse para llevar a sus hijos al instituto en coches particulares. ¡°No hacemos malabares, ?sino magia! Es un estr¨¦s y una preocupaci¨®n continua de si el ni?o habr¨¢ llegado o no al instituto¡±, exclama Roc¨ªo Calvar, miembro de la asociaci¨®n de padres y madres del IES Pedro Floriani y con un hijo de 15 a?os en 1? de Bachillerato.
A estos ni?os, como a Sara, la normativa les retira el derecho a transporte escolar cuando acaban la ense?anza obligatoria. Si sobran plazas en los autocares que van a su instituto y en los que tienen preferencia sus compa?eros de la ESO, se pueden subir, pero si no, deben conformarse con el servicio general de transporte p¨²blico. Si existe, claro, porque no es siempre as¨ª. La red de l¨ªneas de bus interurbano no cubre ni de lejos un territorio tan disperso como Galicia, donde se concentran casi la mitad de las entidades de poblaci¨®n de toda Espa?a. ¡°Hay padres que pueden [llevar y traer a los ni?os] ahora porque est¨¢n de baja, pero no s¨¦ c¨®mo vamos a hacer cuando se incorporen a sus trabajos¡±, se?ala Calvar. ¡°No estamos pidiendo un bus para ir a la playa, sino para estudiar, algo b¨¢sico para unos menores. Y no estamos pidiendo tampoco nada gratis. Que la normativa no les d¨¦ derecho a estos ni?os a tener transporte escolar gratuito no quiere decir que no tengan transporte. Estamos dispuestos a pagar, pero tienen que poner el servicio¡±.
A la hija de Ana Dom¨ªnguez, que tambi¨¦n estudia bachillerato en el instituto Pedro Floriani de Redondela, le adjudicaron una parada de bus con la matr¨ªcula y el d¨ªa antes de empezar las clases le mandaron un mensaje de confirmaci¨®n. El primer d¨ªa todo fue bien a la ida, pero la ni?a ya no tuvo plaza para regresar a casa. ¡°Me llam¨® por tel¨¦fono para decirme que estaban tirados en Redondela y yo, en Vigo trabajando. Mov¨ª a media familia para encontrar a alguien que pudiera ir a recogerla. Desde ese d¨ªa no tenemos autob¨²s¡±, cuenta su madre. Se est¨¢ turnando con otra progenitora que est¨¢ de baja y tampoco sabe c¨®mo resolver¨¢n cuando ella se reincorpore. En su caso tienen una l¨ªnea de bus interurbano que les valdr¨ªa, pero sus horarios son incompatibles con los escolares: el primer viaje de ida es a las nueve de la ma?ana y la vuelta a las 12 del mediod¨ªa. ¡°Pedimos otros horarios de ese autob¨²s, pero nadie nos ayuda, nos dicen que no es posible¡±, explica. La suya ni siquiera es una demanda para arreglar un problema fundamental de unos pocos. En su parroquia, que es la misma que la de Roc¨ªo Calvar, viven 1.300 personas: ¡°No es una aldea perdida de la monta?a. Estamos a 15 minutos de Vigo y al lado de su aeropuerto¡±.
Los problemas de transporte para ir a clase se repiten en otras localidades de Galicia y no ¨²nicamente con ni?os que cursan etapas no obligatorias. La Confederaci¨®n Anpas Galegas, integrada por nueve federaciones de asociaciones de madres y padres, ha recibido ¡°innumerables¡± quejas por el caos en el inicio de curso. Denuncian retrasos ¡°sistem¨¢ticos¡± de hasta 20 minutos, ni?os abandonados en las paradas porque no caben en el bus, autocares circulando con escolares de pie, falta de personal acompa?ante y peque?os que llegan una hora antes de que abran los centros y llegue el profesorado, lo que supone que se rompa ¡°la cadena de custodia y queden sin la atenci¨®n a la que tienen derecho¡±.
La Conseller¨ªa de Educaci¨®n, en una respuesta conjunta con el departamento de Infraestructuras de la Xunta, afirma que el transporte escolar ¡°est¨¢ en funcionamiento con absoluta normalidad y ¨²nicamente se reportaron quejas de 11 centros de los 700 que cuentan con el servicio¡±. Rebaja el problema a ¡°desajustes puntuales¡± por el inicio de curso, elude contestar a las preguntas sobre las dificultades de las familias de los ni?os de Bachillerato y FP, y defiende que Galicia tiene ¡°uno de los mejores¡± servicios de Espa?a. El Gobierno gallego asegura que vigila ¡°constantemente el cumplimiento de los contratos¡± por parte de las empresas a las que se han adjudicado las l¨ªneas, la mayor¨ªa de ellas en manos del grupo Monbus. Y alega el alto coste de la red para las arcas auton¨®micas por la dispersi¨®n de la poblaci¨®n: ¡°Con el 5% del alumnado, asumimos el 21% del coste estatal, lo que supone invertir casi 120 millones de euros para ofrecer un servicio que es 100% gratuito para las familias¡±.
¡°No son casos puntuales, es un problema estructural de desigualdad que afecta sobre todo a la zona rural y que la Administraci¨®n no quiere ver¡±, sostiene Isabel Calvete, presidenta de la Confederaci¨®n Anpas Galegas. Calvete explica que hay ausencia de control por parte de la Xunta a las empresas concesionarias de estas l¨ªneas de transporte para que presten un buen servicio: ¡°Consiente un sistema ca¨®tico que solo se mueve por intereses econ¨®micos de las empresas¡±. Tambi¨¦n ve una ¡°falta de planificaci¨®n¡± que deja a ni?os de ciertas comarcas totalmente abandonados. Cita de ejemplo a los escolares que viven en los ayuntamientos de Cervantes, Navia de Suarna, Pedrafita do Cebreiro y Baralla, un ¨¢rea monta?osa de la provincia de Lugo. Su instituto de referencia para cursar el Bachillerato est¨¢ en el vecino municipio de Becerre¨¢, pero no tienen ni una sola l¨ªnea de bus para ir a clase. Muchas familias se ven obligadas a enviar a sus hijos a estudiar estas etapas a Lugo capital, pagando all¨ª una residencia. Adem¨¢s del gasto que supone, se trata de un h¨¢ndicap para fijar poblaci¨®n en la Galicia que se vac¨ªa y cuya revitalizaci¨®n suele estar muy presente en las promesas de las autoridades. ¡°Si sacas a los ni?os de su entorno con 16 a?os, ?c¨®mo van a echar ra¨ªces y querer trabajar aqu¨ª?¡±, se pregunta Calvete.
Esa es la misma cuesti¨®n que plantea la madre de Sara desde Mazaricos. Cree que el sistema anima a los ni?os a marchar. Conoce casos peores que el paliz¨®n diario que soporta su hija para llegar a clase, escolares que se levantan m¨¢s temprano que ella y que llegan a casa a comer a las cuatro de la tarde. ¡°Aqu¨ª acabas la ESO y se acaban las oportunidades, porque para hacer bachillerato hay que ir a Cee o Noia¡±, localidades a unos 30 o 40 kil¨®metros sin transporte garantizado, apunta. ¡°Pagamos impuestos como los de la ciudad, donde tienen un bus en la puerta cada 15 minutos. Es una injusticia, pero cada vez somos menos tambi¨¦n para gritar y pelear por nuestros derechos¡±, lamenta Matilde Pensado. Recuerda que a finales del siglo pasado, cuando ella estudiaba, ten¨ªa un bus directo para ir al instituto en Santa Comba, a casi 30 kil¨®metros, pese a que tampoco era una etapa educativa obligatoria. Esta ganadera ve ¡°normal¡± que ahora los chavales de estas zonas ¡°se cansen de estudiar¡±. Y advierte que ¡°adem¨¢s de una pena, es una p¨¦rdida de gente formada para la sociedad¡±: ¡°El problema es que la Administraci¨®n trabaja a corto plazo y la educaci¨®n es una inversi¨®n a futuro¡±.