De estrella de Netflix a madrile?a de adopci¨®n: ¡°No s¨¦ si la gente de aqu¨ª valora lo que tiene¡±
La mexicana, c¨¦lebre por la serie ¡®La Casa de las Flores¡¯, se encuentra en la capital para estrenar la obra de teatro ¡®El sonido oculto¡¯
Cecilia Su¨¢rez ya no imita en su tiempo libre a su c¨¦lebre personaje de La Casa de las flores, Paulina de la Mora, una mexicana rica que lucha por reunir a su familia y su florer¨ªa sin perder nunca su voz exageradamente pausada. Cuando sucedi¨® el boom en 2018 de esta telenovela par¨®dica de Netflix, cada fan que la paraba por la calle ...
Cecilia Su¨¢rez ya no imita en su tiempo libre a su c¨¦lebre personaje de La Casa de las flores, Paulina de la Mora, una mexicana rica que lucha por reunir a su familia y su florer¨ªa sin perder nunca su voz exageradamente pausada. Cuando sucedi¨® el boom en 2018 de esta telenovela par¨®dica de Netflix, cada fan que la paraba por la calle le ped¨ªa que hablara como en la pantalla. O directamente se lanzaban a imitarla. Eso era para Su¨¢rez ¡°mucho mejor plan¡±. Pero Netflix le recomend¨® parar de explotar al personaje: ¡°Me pareci¨® bien dejar al personaje dentro del set y no ensuciarla¡±.
En su nueva vida en Madrid, donde aterriz¨® en agosto del a?o pasado y se quedar¨¢ como m¨ªnimo hasta este verano para grabar varios proyectos, no le reconocen tanto. Ella est¨¢ maravillada con estar en Madrid, al contrario que la hermana mayor de los De La Mora, que quiere huir a M¨¦xico desde el primer d¨ªa que pone un pie en la capital espa?ola. ¡°Maravillosa, preciosa, gentil, amable, f¨¢cil de recorrer¡±, contesta Su¨¢rez si se le pregunta qu¨¦ piensa de la ciudad. En contraste con la Ciudad de M¨¦xico, donde ha residido los ¨²ltimos a?os. ¡°Ingrata, exigente, ruidosa, incomprensible, inabarcable, infinita¡±, asegura. La actriz mexicana, de 48 a?os y originaria de Tampico (Tamaulipas), se plantea incluso quedarse a vivir. ¡°Estoy playing by ear, como dicen los gringos, viendo a ver qu¨¦ pasa¡±, declara.
Uno de sus lugares favoritos de Madrid, donde cita a este peri¨®dico, es Ocho y medio (Calle de Mart¨ªn de los Heros, 11), una librer¨ªa-cafeter¨ªa especializada en cine, donde se puede pedir una hamburguesa Pulp Fiction o una tosta Bu?uel. En unos minutos se hace amiga del perro de los due?os. ¡°Lo acabo de conocer pero as¨ª es uno cuando anda de migrante, que te llevas hasta con los perros¡±, dice riendo. Cuando Su¨¢rez comienza a hablar de la capital, se le hace imposible no aludir a la comparaci¨®n obligada: ¡°Barcelona es preciosa y art¨ªstica, cada vez m¨¢s. Pero a m¨ª siempre me ha gustado m¨¢s Madrid¡±. Lo ¨²nico con lo que tuerce ¡°el morro¡± en la capital es el fr¨ªo o la poca luz del invierno: ¡°Ah¨ª es cuando se cuela mi mexicanidad¡±.
Cecilia Su¨¢rez, que tiene la nacionalidad espa?ola por su abuelo, asturiano que emigr¨® a Centroam¨¦rica, ha llegado a Espa?a para grabar la miniserie Alguien tiene que morir, de Manolo Caro, que tambi¨¦n dirige a Su¨¢rez en La casa de las flores. Estas semanas se encuentra inmersa en los ensayos de El sonido oculto, un texto de Adam Rapp sobre la soledad y la comunicaci¨®n de las redes sociales, que se estrenar¨¢ en el teatro Reina Victoria (Carrera de San Jer¨®nimo, 24) el 20 de marzo y se podr¨¢ ver hasta el 31 de mayo.
La obra, dirigida por el mexicano Fran Franco Alba, la protagoniza el d¨²o de Su¨¢rez y el actor espa?ol Emilio Palacios (Los ¨²ltimos de Filipinas, La trinchera infinita), aunque casi todo el texto lo interpreta la latinoamericana. Su¨¢rez, sin embargo, no se desplazado a Madrid para la obra, sino que es la obra la que ha venido a la capital por ella. ¡°De manera natural la vamos a estrenar en Madrid porque Cecilia iba a estar una temporada en Espa?a¡±, asegur¨® el director Franco Alba en la presentaci¨®n el pasado febrero.
Su¨¢rez se mueve de barrio en barrio caminando, pero para venir desde su casa fuera de la capital (¡°No vivo en el campo porque no me puedo ir tan lejos¡±, asegura), ahora que puede, conduce su coche. Hasta hace unas semanas no ha se ha sacado su carnet de conducir espa?ol, la segunda situaci¨®n por la que se le ha colado su mexicanidad: ¡°Un v¨ªa crucis, una exageraci¨®n¡±, comparado con el examen de su pa¨ªs. En cambio, manejar en la capital, explica Su¨¢rez, es una broma para ella. Acostumbrada al tr¨¢fico del DF, le entra un poco la risa cuando le dicen que la circulaci¨®n es lenta. ¡°?Atasco? ?Qu¨¦ atasco?¡±, contesta.
La actriz, que en 2008 se convirti¨® en la primera mujer latinoamericana nominada a un Emmy por su papel en Capadoccia, es tambi¨¦n embajadora de la ONU contra la violencia contra la mujer. Ella observa, asegura, que a pesar de la ola feminista que vive Espa?a, no es suficiente: ¡°Si no se plantan, si no exigen una legislaci¨®n dura, va a ir a m¨¢s¡±. Opina lo mismo al respecto de los derechos del colectivo LGTBI+, una cuesti¨®n que Manolo Caro aborda tanto en La casa de las flores como en Alguien tiene que morir. ¡°Tanto en Madrid como en M¨¦xico lo tienen muy asumido en su tarjeta de presentaci¨®n, pero hace falta que est¨¦ asumido en la sociedad, y no lo est¨¢ del todo. Se trata de que se respeten los derechos de todos. Todos, todas, todes¡±, cuenta.
A Su¨¢rez le gustan los Teatros del Canal, el parque del Retiro, el restaurante japon¨¦s Maitake (calle de Alcal¨¢, 105), la sala de teatro La Escalera de Jacob de Lavapi¨¦s, el flamenco (¡°pero el puro¡±, concreta) y el teatro infantil de Madrid. Sale m¨¢s que en M¨¦xico porque es m¨¢s seguro y sabe que le gustan m¨¢s bares y restaurantes de Madrid, pero su mala memoria le impide recomendarlos. Lo que tiene seguro es que cuanto m¨¢s tradicionales m¨¢s le apasionan. Su perdici¨®n: los huevos rotos y el cocido madrile?o. ¡°Madrid tiene historia, tiene arte, no s¨¦ si los madrile?os valoran de verdad lo que tienen en su ciudad¡±, sentencia.