Los ¡®riders¡¯ hacen la compra de quienes no salen de casa

Anderson, trabajador de Glovo, entrega estos d¨ªas pedidos como tres mascarillas. El martes al anochecer ¨Dun d¨ªa despu¨¦s de que se recomendara el teletrabajo y reducir los viajes y se anunciara el cierre de los colegios por el coronavirus¨D ya hab¨ªa recibido un par de pedidos similares. ¡°Tengo que ir a buscarlas a un apartamento y llevarlas a otro, no en tiendas, porque hasta donde yo s¨¦ en las tiendas est¨¢n agotadas¡±, explica.

Los marte...

Anderson, trabajador de Glovo, entrega estos d¨ªas pedidos como tres mascarillas. El martes al anochecer ¨Dun d¨ªa despu¨¦s de que se recomendara el teletrabajo y reducir los viajes y se anunciara el cierre de los colegios por el coronavirus¨D ya hab¨ªa recibido un par de pedidos similares. ¡°Tengo que ir a buscarlas a un apartamento y llevarlas a otro, no en tiendas, porque hasta donde yo s¨¦ en las tiendas est¨¢n agotadas¡±, explica.

Los martes no suelen ser ajetreados para los riders, seg¨²n contaban los otros seis compa?eros que junto a ¨¦l esperaban en un banco frente a la parada de metro de Cuatro Caminos. Pero esta semana est¨¢n notando el aumento de la demanda. ¡°Se ha movido mucho sobre todo en los supermercados, de env¨ªos de comida que tenemos que llevar a otros lugares¡±, comenta Anderson. En el Carrefour 24 horas que tiene al lado, varios j¨®venes con mochilas amarillas de Glovo se abren paso entre la multitud de ciudadanos que se han lanzado a los supermercados de la capital para hacer acopio de comida.

Glovo es la ¨²nica empresa de entrega de comida a domicilio que tiene tambi¨¦n servicio de supermercado y otros establecimientos, como farmacias. Adem¨¢s de productos de Carrefour y de la tienda de congelados La Sirena, los clientes pueden solicitar pedidos a Glovo Market, el supermercado online de la compa?¨ªa. Edgar, rider (repartidor) de Glovo desde hace a?os, est¨¢ encantado con el aumento de trabajo. ¡°Un martes normal hago como mucho 20 pedidos y ahora se va a sobrepasar eso, que es bueno, haces una buena pasta¡±, asegura. Dependiendo de la distancia que tengan que hacer para entregar los productos, los repartidores ganan entre tres y cinco euros por cada uno.

Pero no todos tienen la misma suerte. Jonathan, con la mochila de Deliveroo a sus espaldas y guantes a pesar del calor, afirma que le llegan menos pedidos que nunca. ¡°Yo creo que todos han comprado ya de todo, sino, mira¡±, dice se?alando las largas colas del Carrefour. ¡°La gente se coh¨ªbe de pedir por el miedo de que estemos todo el d¨ªa en la calle tocando cosas. Por m¨¢s que uno se lave las manos y use guantes la gente no quiere comerse algo que primero lo han preparado en un restaurante, luego lo ha tocado otro para d¨¢rmelo, luego yo lo meto en mi mochila¡­ por m¨¢s que uno sea higi¨¦nico las personas van a pensar en eso¡±, sostiene.

Entrega de pedidos sin firma

Las empresas de comida r¨¢pida ya han mandado correos a sus empleados con medidas a seguir para que tanto los riders como los clientes se sientan menos expuestos. Un portavoz de Glovo asegura que la empresa ¡°sigue todas las recomendaciones del sistema de sanidad¡± y est¨¢ ¡°habilitando protocolos a nivel de teletrabajo para los empleados y tambi¨¦n para los repartidores¡±. De momento, una medida que se ha tomado para evitar contagios durante los repartos es que el cliente ya no necesita firmar la entrega del pedido, como se hac¨ªa hasta ahora. Tambi¨¦n se suprime la obligatoriedad de prestar servicio durante las horas de alta demanda y han recibido recomendaciones como lavarse las manos a cada rato o usar mascarilla. Deliveroo, seg¨²n un portavoz de la compa?¨ªa, proporcionar¨¢ soporte econ¨®mico a aquellos repartidores a los que se les diagnostique de coronavirus o se encuentren en situaci¨®n de cuarentena por requerimiento de una autoridad m¨¦dica. Aun as¨ª, varios riders comentan que hay clientes que solo se atreven a sacar el brazo por la puerta para agarrar el pedido.

Entre ellos hay preocupaciones de todo tipo. Algunos, como Edgar, usan guantes, sobrecuellos y llevan consigo gel desinfectante. ¡°No quiero tocar mucho las escaleras y ascensores¡±, reconoce. A otros como Katherine, les inquieta perder el trabajo, ya que funcionan como falsos aut¨®nomos: ¡°si nos contagiamos no cobramos nada¡±. Anderson, que se pasa el d¨ªa dentro de los supermercados, tiene miedo de que empiecen a escasear los productos. Y no porque no pueda entregar los pedidos a tiempo, lo que teme es no tener comida en su propia casa.

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