Del paritorio al aparthotel: la reclusi¨®n de los pol¨ªticos
L¨ªderes regionales luchan por abordar la gesti¨®n de la crisis mientras la vida se abre paso: Isa Serra ha sido madre
En mitad de la guerra contra el coronavirus, la vida. El viernes, Isa Serra, l¨ªder de Unidas Podemos, se dirige hacia el Gregorio Mara?¨®n, donde se lucha sin descanso contra la enfermedad. Su cita es inaplazable: ya ha salido de cuentas. Entre el s¨¢bado y el domingo, mientras Madrid guarda silencio, enmudecido por la reclusi¨®n obligatoria, nace Adri¨¢n. Un recordatorio de que ning¨²n confinamiento es igual. Mientras Serra cuida a su beb¨¦; Isabel D...
En mitad de la guerra contra el coronavirus, la vida. El viernes, Isa Serra, l¨ªder de Unidas Podemos, se dirige hacia el Gregorio Mara?¨®n, donde se lucha sin descanso contra la enfermedad. Su cita es inaplazable: ya ha salido de cuentas. Entre el s¨¢bado y el domingo, mientras Madrid guarda silencio, enmudecido por la reclusi¨®n obligatoria, nace Adri¨¢n. Un recordatorio de que ning¨²n confinamiento es igual. Mientras Serra cuida a su beb¨¦; Isabel D¨ªaz Ayuso, positivo por la Covid-19, pasa la cuarentena en un aparthotel; Pablo G¨®mez Perpiny¨¤, el portavoz de M¨¢s Madrid, le hace la compra a Mar¨ªa Jes¨²s y Pepi, dos vecinas; Ignacio Aguado, de Cs, sigue acudiendo a su despacho, y varios diputados del PP se apuntan a la bolsa de voluntarios de la Comunidad, que re¨²ne a m¨¢s de 7.000 particulares. As¨ª est¨¢ siendo su experiencia.
¡°A la intensidad de un parto, de traer una persona al mundo, se le sumaba que ese mismo d¨ªa se declar¨® el estado de alarma¡±, recuerda ahora Serra. ¡°Ya los d¨ªas previos asumimos su padre y yo que Adri¨¢n no iba a poder recibir visitas en el hospital, ni conocer a sus abuelas y abuelos, t¨ªos y seres queridos, hasta dentro de un tiempo. Ser¨¢ algo que recordaremos siempre y que le contaremos a nuestro hijo¡±, sigue. ¡°A pesar de las complicaciones derivadas de la saturaci¨®n de estos d¨ªas en la sanidad, la dedicaci¨®n por parte del personal fue incre¨ªble. De hecho, en las horas en las que el parto estaba llegando a t¨¦rmino fue el primer d¨ªa de esta cuarentena que cientos de miles de personas salieron a los balcones y ventanas a decir gracias¡±, evoca. ¡°Evidentemente, para nosotros ese agradecimiento iba tambi¨¦n por cuidar as¨ª la llegada de nuestro hijo¡±. Y subraya: ¡°Ahora tendr¨¢ que esperar un poco m¨¢s para conocer el mundo y a alguien m¨¢s que a sus padres. Mientras tanto disfrutaremos de su llegada y de la vida que se abre paso en estos d¨ªas raros y complicados para el mundo entero¡±.
Los d¨ªas son tan raros que hay gente que ya ni puede salir a hacer la compra, porque tiene m¨¢s riesgo de contagiarse. La Comunidad ha creado un registro de voluntarios para ayudarles. Varios diputados del PP en la Asamblea se han unido ya al grupo. Pero otros pol¨ªticos, como G¨®mez Perpiny¨¤, se han unido a redes vecinales.
¡°Cuando se empezaron a dar los primeros problemas de gente mayor que no pod¨ªa ir a la compra o a la farmacia, a la asociaci¨®n de La Casa del Barrio se le ocurri¨® montar una red de vecinos para que aprovechen su compra para hacer la de otro¡±, explica este residente en Pozuelo. ¡°Me han llamado un par de veces. A la que voy a comprar lo m¨ªo, cojo para dos se?oras, Mar¨ªa Jes¨²s y Pepi¡±, cuenta. ¡°Les dejo la compra en la puerta de la casa y ellas bajan para cogerlo, porque no tiene que haber contacto¡±, abunda. ¡°Hay un mont¨®n de soledad no deseada y con el estado de alarma se complica todo mucho m¨¢s. Y a nosotros no nos cuesta comprar un poco m¨¢s¡±.
P¨¢nico al contagio
La crisis del coronavirus est¨¢ llena de contrastes. Los nacimientos y las muertes. La normalidad aparente y la excepcionalidad real. El recuerdo de los abrazos que se daban a amigos y conocidos, o de las manos que se estrechaban, revisitados ahora con el miedo al contagio como protagonista. En consecuencia, el recuerdo de la ¨²ltima interacci¨®n con caras conocidas puede acabar provocando el p¨¢nico entre los pol¨ªticos y sus equipos.
Todo empieza el martes 10. Vox anuncia que Javier Ortega Smith, concejal del Ayuntamiento de Madrid por la formaci¨®n de ultraderecha y diputado nacional, ha dado positivo. Tras verle participar el domingo 8 en un mitin multitudinario, todos los pol¨ªticos de Madrid reparan inmediatamente en que las fotos del acto le muestran codo con codo con Roc¨ªo Monasterio, la portavoz regional del partido de extrema derecha. Peor. Recuerdan inmediatamente la reducida mesa en la que D¨ªaz Ayuso se cita el lunes 9 con los seis portavoces de los partidos representados en la Asamblea.
Son horas de zozobra. Mientras Ortega Smith se jacta de combatir ¡°a los malditos virus chinos¡± con sus ¡°anticuerpos espa?oles¡±, provocando las protestas de la embajada de China, Vox pone en cuarentena a todo su grupo parlamentario. Monasterio, seg¨²n su equipo, da negativo en el test. En paralelo, antes y despu¨¦s, se van acumulando los positivos de miembros del Gobierno: la consejera de Medio Ambiente, Paloma Mart¨ªn; la de Presidencia, Mar¨ªa Eugenia Carballedo¡ y D¨ªaz Ayuso.
La presidenta acaba refugi¨¢ndose el lunes 16 en un aparthotel, ¡°para no perjudicar a nadie¡±, mientras descuenta los 14 d¨ªas de cuarentena.
¡°Estoy recluida, pero me he organizado muy bien¡±, dijo este jueves. ¡°Me he puesto una mesa de despacho, con mi bandera de Espa?a, mi bandera de la Comunidad de Madrid, la foto del Rey, el port¨¢til, los cascos, los tel¨¦fonos, y a funcionar, con total normalidad¡±, a?adi¨®, argumentando que opina que el virus lleva m¨¢s tiempo en Espa?a de lo que se cree, por la intensa relaci¨®n comercial con China, reflejada, dijo, entre otras cosas, en que ¡°no hay una goma de pelo que no sea china¡±.
La referencia a las banderas refleja que los pol¨ªticos de Madrid tambi¨¦n est¨¢n preocupados por el d¨ªa despu¨¦s de la crisis. Hay una pelea soterrada por convertirse en referente de la respuesta al coronavirus. Igual que D¨ªaz Ayuso intenta transmitir el mensaje de que no desatiende ni un segundo la crisis, incluso estando enferma, Ignacio Aguado, su vicepresidente, acude a su despacho de la puerta del Sol, desde donde puede explicar los acuerdos del Consejo de Gobierno (telem¨¢tico) con un atril, tres banderas y un mapa de Madrid. La imagen lo es todo. Y m¨¢s cuando el Gobierno de la Comunidad est¨¢ partido en dos (lo forman PP y Cs) y tiene que mirar de reojo c¨®mo se agranda la figura del alcalde capitalino, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Almeida.
¡°Cuando uno tiene responsabilidades institucionales como las que tengo yo, el miedo y la incertidumbre se tienen que quedar en la persona¡±, dijo en una entrevista de la semana pasada con EL PA?S, tras la que ha protagonizado numerosas intervenciones p¨²blicas sin americana, con las mangas de la camisa arremangada, transmitiendo un mensaje que no necesita palabras.
Mart¨ªnez-Almeida trabaja frente a un cuadro de su casa, donde le da m¨¢s uso que nunca a su Mac. En la misma situaci¨®n, confinado, est¨¢ ?ngel Gabilondo, el portavoz del PSOE. ?l, por ahora, no ofrece conciertos en el balc¨®n, como otros pol¨ªticos. Ni acude cada d¨ªa al hospital, como M¨®nica Garc¨ªa, diputada de M¨¢s Madrid y m¨¦dico. Cada uno vive la reclusi¨®n a su manera, aunque todos saben que la emergencia no distingue de colores pol¨ªticos ni de ideolog¨ªas: el ingreso hospitalario de Esperanza Aguirre y su marido tras dar positivo por el SARS CoV-2 provoc¨® este jueves conmoci¨®n en toda la pol¨ªtica madrile?a.
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