Un fil¨®sofo para humanizar el nuevo albergue de Ifema
Decenas de personas duermen en la calle a la espera de las nuevas plazas de acogida que permitan cumplir el estado de alarma
Antonio mata el tiempo con los Cuentos completos de Robert Louis Stevenson. Apoyado sobre el troley negro en el que lleva todas sus pertenencias, va tomando notas al tiempo que lee. Sin prisa, ajeno al gallinero de rumores que merodea a su alrededor sobre cu¨¢ndo podr¨¢ pillar un catre. Ha desayunado sentado en el suelo zumo de pi?a y una lata de sardinas que ha montado con ayuda de unas tijeras escolares sobre una rebanada de pan de paquete. Se prepara para otra jornada m¨¢s de incertidumbre, de hast¨ªo y de aburrimiento. En la noche del jueves el tel¨¦fono del Samur Social respond¨ªa...
Antonio mata el tiempo con los Cuentos completos de Robert Louis Stevenson. Apoyado sobre el troley negro en el que lleva todas sus pertenencias, va tomando notas al tiempo que lee. Sin prisa, ajeno al gallinero de rumores que merodea a su alrededor sobre cu¨¢ndo podr¨¢ pillar un catre. Ha desayunado sentado en el suelo zumo de pi?a y una lata de sardinas que ha montado con ayuda de unas tijeras escolares sobre una rebanada de pan de paquete. Se prepara para otra jornada m¨¢s de incertidumbre, de hast¨ªo y de aburrimiento. En la noche del jueves el tel¨¦fono del Samur Social respond¨ªa al que llamaba que mientras no abra Ifema no hay posibilidad de alojamiento. ¡°Yo en el suelo duermo bien¡±, se consuela Antonio acomodado sobre unos cartones para pasar la noche en el entorno del recinto ferial.
Este licenciado en Filosof¨ªa de 54 a?os nacido en Ceuta es una de las decenas de personas sin hogar que esperan desde hace varios d¨ªas a las puertas de Ifema. No hay ninguna feria pero s¨ª el anuncio de convertir el pabell¨®n 14 en un albergue de emergencia. Todo empez¨® el lunes, con el decreto del estado de alarma todav¨ªa caliente, con un tuit de la vicealcaldesa, Bego?a Villac¨ªs. ¡°Habilitamos 150 plazas en Ifema para personas sin hogar asintom¨¢ticas¡±, escribi¨® con la foto con las camas ya desplegadas en el recinto ferial. Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y funcionarios municipales se acaban en dejar todo listo cuanto antes.
El decreto marca importantes restricciones de movilidad y la imposibilidad de permanecer en la calle. Estas medidas afectan tambi¨¦n a las personas que no tienen una vivienda. La informaci¨®n de la vicealcaldesa no solo corri¨® como la p¨®lvora entre los medios de comunicaci¨®n. Tambi¨¦n lo hizo entre aquellos que deambulan por Madrid sin rumbo fijo, que son cerca de 3.000 personas.
Algunos de ellos se quejan de que la Polic¨ªa lleva todos estos d¨ªas mand¨¢ndolos de un sitio a otro. Mientras, duermen en la estaci¨®n de M¨¦ndez ?lvaro, en el aeropuerto o en la calle.
La falta de informaci¨®n reina entre la treintena de personas que este jueves esperan junto a la boca de Metro de Feria de Madrid. Tambi¨¦n entre los diferentes coches patrulla con agentes municipales que van pasando. El hecho de que desde por la ma?ana los agentes empiecen a fotografiar los documentos de los que all¨ª esperaban para ir haciendo un registro aviva las esperanzas de que el albergue sea abierto. ¡°Hay que estar separados m¨¢s de un metro uno del otro¡±, se escucha por el altavoz del veh¨ªculo policial para advertir del peligro de contagio del coronavirus. Los polic¨ªas ponen buena voluntad, pero no saben responder sobre cu¨¢ndo podr¨¢n acceder al recinto ferial ni si alguna organizaci¨®n les va a traer comida.
El fr¨ªo lo lleva especialmente mal el venezolano Jonathan Castillo, de 37 a?os. Bajo las perneras de sus vaqueros el¨¢sticos salen hojas de peri¨®dico que lleva de segunda piel para poder soportar la noche al raso. ¡°Comida tengo, pero no sitio donde quedarme¡±. A unos metros est¨¢ Cristhian Rivas, venezolano de 30 a?os. Ha acudido a Ifema a golpe de rumor. Tiene una cita para demandar asilo en la comisar¨ªa de Torres Arias el 26 de marzo junto a su mujer y su hija de 7 meses. Pero la idea del Ayuntamiento es que el albergue del pabell¨®n 14 no sea para familias.
¡°Me imagino que est¨¢n desbordados¡±, comenta Antonio el fil¨®sofo tratando de a?adir algo de sensatez al caos mientras levanta la cabeza del libro de Stevenson. Guarda un buen recuerdo de sus 24 a?os trabajando en la Universidad Complutense, de 1986 a 2010, a?o en que le dieron la baja por enfermedad. Ah¨ª qued¨® aparcada su tesis doctoral sobre el fil¨®sofo estadounidense Richard Dorty. Ahora sigue escribiendo de vez en cuando. Una cama vac¨ªa es un relato con tintes autobiogr¨¢ficos en el que un hombre pierde a su pareja en un accidente de tr¨¢fico. ?l tambi¨¦n pas¨® por eso cuando con 18 a?os sal¨ªa con una mujer de 34, exesposa de un profesor suyo del instituto.
Hoy Antonio reconoce abiertamente su alcoholismo. ¡°Solo cerveza, que saca lo mejor y lo peor de m¨ª¡±. No quiere defraudar m¨¢s a los que le han intentado ayudar a salir de ah¨ª. ¡°Voy a seguir bebiendo, aunque puedo estar dos meses sin hacerlo¡±. Con 40 a?os ten¨ªa dos matrimonios, dos divorcios y dos hijos. ¡°El miedo inicial a vivir en la calle ya no lo tengo. Casi aprendo m¨¢s que en la universidad¡±, afirma con una sonrisa. ¡°Al menos diferente¡±, puntualiza.
Lo rodean espa?oles, colombianos, venezolanos, marroqu¨ªes, rumanos¡ ¡°Siempre he sido el rojo de mierda de la colonia militar de Cuatro Vientos¡±, dice este hijo de militar, hermano de militar y objetor de conciencia. Junto a ¨¦l, Carlos, que a sus 55 a?os ha hecho de todo. ¡°Hasta de camarero para la hermana del rey Juan Carlos en la cafeter¨ªa Galatea¡± del barrio de Salamanca. Carlos lee a John Grisham, cortes¨ªa de Antonio.
¡°si pudiera me volv¨ªa hoy mismo a Bamako¡±. El maliense David Sisoko, de 34 a?os, lleg¨® a Espa?a saltando la valla de Melilla en 2005. Pide algo de comida y pronto varios le ofrecen. En las ¨²ltimas horas del mi¨¦rcoles voluntarios de la Asociaci¨®n Bokatas repartieron algunos alimentos.
Fuentes municipales informan a lo largo del jueves de que siguen los preparativos de la infraestructura, con ayuda log¨ªstica de la UME, para que se puedan ocupar esas 150 plazas cuanto antes. La coordinaci¨®n t¨¦cnica de este nuevo albergue estar¨¢ en manos del Samur Social. En ¨¦l se dispensar¨¢ atenci¨®n socio sanitaria de las personas que accedan, que estar¨¢n all¨ª, en cumplimiento del decreto gubernamental, las 24 horas del d¨ªa.
Francisco Javier espera ser uno de ellos. Luce pulsera de Unicef, a la que dona algo en cuanto puede. Este mes ya dos veces, seis y cuatro euros. Y saca los resguardos del banco. Este algecire?o dej¨® esperanzado el mi¨¦rcoles prendida una velita en un vaso de cristal junto a la valla de Ifema. ¡°Mira, se ha consumido. Se va a cumplir mi deseo de que todos salgamos bien de esto¡±, dice al regresar el jueves a ver si el albergue ha abierto. Pero no. Este viernes cumple 51 a?os.
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