La experiencia personal de un m¨¦dico internista: el silencio sepulcral del enemigo invisible
¡°Durante varias semanas me despertaba pensando que era una pesadilla¡±, escribe el jefe de Medina Interna del Hospital Ram¨®n y Cajal
Tengo 61 a?os, soy m¨¦dico internista y profesor de Medicina, y disfruto mucho con mi trabajo. Sinceramente, lo que m¨¢s me satisface de mi profesi¨®n es la relaci¨®n con el paciente. Por eso soy internista, por el compromiso de resolver el problema del enfermo, independientemente del ¨®rgano que afecte. El objetivo de mi especialidad es el paciente en su conjunto, no una parte del mismo; por eso en Medicina Interna, no cabe la frase: ¡°de lo m¨ªo est¨¢ usted muy bien¡±, porque lo m¨ªo es ¡°todo¡±, y es mi responsabilidad resolver directa o indirectamente, con la ayuda de otros compa?eros, las dolencias q...
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Tengo 61 a?os, soy m¨¦dico internista y profesor de Medicina, y disfruto mucho con mi trabajo. Sinceramente, lo que m¨¢s me satisface de mi profesi¨®n es la relaci¨®n con el paciente. Por eso soy internista, por el compromiso de resolver el problema del enfermo, independientemente del ¨®rgano que afecte. El objetivo de mi especialidad es el paciente en su conjunto, no una parte del mismo; por eso en Medicina Interna, no cabe la frase: ¡°de lo m¨ªo est¨¢ usted muy bien¡±, porque lo m¨ªo es ¡°todo¡±, y es mi responsabilidad resolver directa o indirectamente, con la ayuda de otros compa?eros, las dolencias que presenta. Sin estar en absoluto en contra de la Medicina Privada espa?ola, me identifico plenamente con el Sistema Sanitario Universal, que me permite atender al paciente por el mero hecho de su condici¨®n humana, sin restricci¨®n adicional alguna. No me imagino trabajar en un sistema que me impidiera atender a un enfermo por no tener ¡°los papeles¡± en regla. Al menos, en mi experiencia, nunca lo he vivido.
Pues bien, manteniendo mi vida cotidiana (la actividad de hospitalizaci¨®n, la consulta general y de las unidades monogr¨¢ficas, las clases, los ex¨¢menes, etc.,) me entero a finales de diciembre, por la televisi¨®n, de que en China ha aparecido una nueva infecci¨®n respiratoria por un virus, que estaba transmiti¨¦ndose r¨¢pidamente por la poblaci¨®n y colapsando los hospitales.
La magnitud de la infecci¨®n fue tal que m¨¢s del 90%, es decir, pr¨¢cticamente todo el hospital se ocup¨® por pacientes con covid. ?inimaginable!
Me sorprendi¨®, como a todos, las im¨¢genes de las decenas de m¨¢quinas excavadoras iniciando la construcci¨®n, a marchas forzadas, de un hospital de 10.000 camas. Mi percepci¨®n en aquel momento era de perplejidad, por las medidas tan excepcionales que estaban tomando las autoridades chinas, para lo que yo pensaba era una nueva gripe como hab¨ªa sucedido en otras ocasiones. He de reconocer que lo viv¨ªa como algo muy lejano a mi entorno.
Pasaron los d¨ªas, primeras semanas de enero, febrero, y empiezan a aparecer los primeros casos de infecci¨®n por coronavirus en Europa, principalmente en Italia y Espa?a, incluyendo nuestro hospital. He de reconocer que en este momento nadie preve¨ªa, incluyendo expertos en Microbiolog¨ªa, Medicina Preventiva y Salud P¨²blica, as¨ª como los cl¨ªnicos que atendemos pacientes, la inmensa magnitud de la crisis sanitaria que iba a provocar el coronavirus. A pesar de que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) declar¨® la alerta internacional por este virus, todo el mundo en Espa?a pensaba que ser¨ªa similar a la epidemia de gripe que sufrimos todos los a?os.
Y todo se acelera en la segunda semana de marzo. De repente empezaron a acudir a Urgencias de nuestro hospital, el Ram¨®n y Cajal, decenas de pacientes con cuadros de neumon¨ªa e insuficiencia respiratoria, que sobrepasaban todas las previsiones que se hab¨ªan estimado pocos d¨ªas antes. El incremento de pacientes fue tal que oblig¨® a habilitar plantas generales de hospitalizaci¨®n, como las de Medicina Interna, exclusivamente para los pacientes con covid-19. Y lleg¨® el tsunami sanitario. Ya no eran varias decenas de pacientes los que ingresaban diariamente, sino m¨¢s de 100, hasta casi 200 en un solo d¨ªa. La magnitud de la infecci¨®n fue tal que m¨¢s del 90%, es decir, pr¨¢cticamente todo el hospital se ocup¨® por pacientes con covid. ?Incre¨ªble!, ?inimaginable!, ?inveros¨ªmil! Recuerdo que durante varias semanas me despertaba pensando que era una pesadilla lo que estaba viviendo. ?Dios m¨ªo es verdad esto que est¨¢ pasando! ?Cu¨¢ndo parar¨¢?
En dos semanas (del 16 al 30 de marzo), las camas ocupadas por pacientes infectados pasaron de unas 100 a 1.030, y pr¨¢cticamente todo el personal del hospital se dedic¨® a atender a los pacientes con covid. Adem¨¢s, se hizo un gran esfuerzo organizativo en cuanto a camas de pacientes cr¨ªticos (m¨¢s de 100) y de cuidados intermedios para soporte respiratorio no invasivo (unas 30), atendidas por el servicio de Neumolog¨ªa. Este despliegue formidable de recursos permiti¨® en nuestro hospital, a pesar de la magnitud del problema, una atenci¨®n de calidad, no solo a los pacientes en planta convencional, sino a los pacientes m¨¢s graves.
La experiencia emocional
Esta ha sido y sigue siendo una experiencia llena de emociones y sentimientos intensos y a la vez contrastados. Por una parte, el entorno f¨ªsico del interior del hospital, con las salas y los pasillos completamente vac¨ªos, las habitaciones cerradas pero ocupadas por pacientes, e inmerso en un silencio sepulcral, creaba un ambiente de aprensi¨®n, en el que sent¨ªa uno la sensaci¨®n de estar amenazado por un enemigo invisible y silencioso. Era una escena fantasmag¨®rica jam¨¢s vista antes por m¨ª.
Esta es una experiencia desgarradora que me ense?a una vez m¨¢s que el mayor sufrimiento humano no lo produce la enfermedad, sino la soledad
Otro aspecto que me ha conmovido y me sigue conmoviendo es la situaci¨®n de los pacientes y la familia. En estos momentos de tanta necesidad de afecto, cari?o y contacto humano, los pacientes est¨¢n solos, sin poder relacionarse con su familia, e incluso pueden fallecer sin estar acompa?ados por sus seres queridos. Esta es una experiencia desgarradora que me ense?a una vez m¨¢s que el mayor sufrimiento humano no lo produce la enfermedad, sino la soledad.
Adem¨¢s, el virus nos ha golpeado duramente tambi¨¦n a los profesionales, ya sea directamente a algunos de nosotros, o a nuestros amigos o familiares. Los sentimientos han llegado a ser tan intensos que he visto a compa?eros llorando, rotos emocionalmente. Incluso a m¨ª mismo se me salt¨® alguna l¨¢grima en una ocasi¨®n
Pero en contraste con estos sentimientos de tristeza, aprensi¨®n y desesperaci¨®n, esta situaci¨®n tambi¨¦n nos ha dejado experiencias humanas muy valiosas y gratificantes. Actitudes tan nobles como la solidaridad, la amistad e incluso la hermandad entre compa?eros, y el cari?o y afecto de los pacientes, han estado presentes todos los d¨ªas.
Quiero expresar mi agradecimiento y reconocimiento a los profesionales del hospital, desde los miembros del equipo directivo, hasta cada uno de los trabajadores de todos los colectivos, sin excepci¨®n. Perm¨ªtanme que destaque a cuatro compa?eros m¨¦dicos con los que he mantenido una estrecha colaboraci¨®n diaria, incluso los festivos y fines de semana, que ha reforzado intensamente nuestra amistad: Jaime Masju¨¢n (Neurolog¨ªa), Beatriz Montero (Geriatr¨ªa), Jes¨²s Fort¨²n (Enfermedades Infecciosas) y David Jim¨¦nez (Neumolog¨ªa).
A partir del 1 de abril disminuy¨® considerablemente el diluvio universal, de manera que en el momento actual tenemos tan solo 330 pacientes con covid-19. Es una aut¨¦ntica barbaridad 330 pacientes, pero imag¨ªnense como ser¨ªa con 1.030. Ahora estamos en pleno proceso de retorno a la normalidad, intentando atender de una forma diligente, eficaz y segura a los pacientes con otras enfermedades, que han tenido que esperar por la magnitud de la pandemia, pero siendo conscientes de que probablemente haya un rebrote de la enfermedad covid-19.
?Se pod¨ªa haber previsto lo sucedido y haber tomado medidas preventivas y provisto de recursos de materiales de protecci¨®n? En mi opini¨®n, cuando uno examina el pasado con lupa o con el retrospectivoscopio es f¨¢cil detectar errores y faltas, y todo se argumenta. Lo dif¨ªcil es interpretar el pasado vivi¨¦ndolo en tiempo real, con la informaci¨®n y los medios que se ten¨ªa en su momento. Es la mayor crisis sanitaria desde la guerra civil. Como dije al principio, nadie previ¨® la enorme, la descomunal magnitud de este problema.
Para m¨ª, m¨¢s importante que buscar culpables es reflexionar sobre la forma en que se gestiona la atenci¨®n sanitaria en nuestro pa¨ªs. Teniendo en cuenta que la enfermedad no respeta costumbres, culturas ni idiosincrasias, ?no ser¨ªa mejor un plan integral de salud y de prestaci¨®n de servicios sanitarios ¨²nico en Espa?a?
Luis Manzano es jefe de Medicina Interna del Hospital Ram¨®n y Cajal
La experiencia personal: anecdotario de los madrile?os durante la crisis sanitaria
Un relato coral de los vecinos de Madrid a trav¨¦s de textos en primera persona.