La crisis de Madrid examina al nuevo Cs
Arrimadas intenta combinar sus acercamientos puntuales al PSOE con la defensa del Gobierno regional que le une al PP
Los conflictos internos del Gobierno que han formado PP y Cs en Madrid, y la amenaza de un adelanto electoral o una moci¨®n de censura, han provocado que las direcciones nacionales de los dos partidos intensifiquen sus contactos con los representantes regionales para calmar las aguas. El consenso, por ahora, es dejar las cosas como est¨¢n. Ni un arriesgado adelanto electoral que pudiera favorecer al PP, ni el doble salto mortal de ...
Los conflictos internos del Gobierno que han formado PP y Cs en Madrid, y la amenaza de un adelanto electoral o una moci¨®n de censura, han provocado que las direcciones nacionales de los dos partidos intensifiquen sus contactos con los representantes regionales para calmar las aguas. El consenso, por ahora, es dejar las cosas como est¨¢n. Ni un arriesgado adelanto electoral que pudiera favorecer al PP, ni el doble salto mortal de una moci¨®n de censura de Cs con el PSOE. Pero los dos partidos siguen mir¨¢ndose de reojo. Madrid se ha convertido en el vestigio de un tiempo pol¨ªtico muerto. Ya no est¨¢ Albert Rivera. Su veto a pactar con el PSOE, que impidi¨® gobernar a ?ngel Gabilondo, se conjuga en pret¨¦rito. Y con In¨¦s Arrimadas votando a favor de seis pr¨®rrogas del estado de alarma y del decreto para la llamada nueva normalidad del Gobierno de Pedro S¨¢nchez, la crisis regional examina los nuevos tiempos de Cs.
¡°Somos un gobierno s¨®lido y cohesionado y una f¨®rmula de ¨¦xito; no somos dos gobiernos dentro del mismo gobierno, sino un solo gobierno que adopta sus decisiones solidariamente y corresponsablemente¡±, dijo el lunes Edmundo Bal, portavoz de Cs en el Congreso, cuando le preguntaron por la divisi¨®n del Ejecutivo madrile?o.
La afirmaci¨®n no solo palidece en comparaci¨®n con los numerosos conflictos p¨²blicos que protagonizan Isabel D¨ªaz Ayuso e Ignacio Aguado, los representantes de los dos partidos en Madrid, por temas tan nucleares como la gesti¨®n de las residencias ¡ªdonde han muerto 6.000 personas durante la pandemia¡ª, la pol¨ªtica fiscal, o la posibilidad de negociar los Presupuestos con la oposici¨®n. Tambi¨¦n contrasta con el tiempo que le dedican las direcciones de los dos partidos a auscultar la salud de la alianza en Madrid.
Porque la Comunidad es un basti¨®n electoral para las dos formaciones.
El PP lleva gobernando en la regi¨®n 25 a?os seguidos, los que van de Alberto Ruiz-Gallard¨®n a Isabel D¨ªaz Ayuso. La presidenta regional habla con frecuencia con Pablo Casado, el l¨ªder nacional de su partido, y hasta sus conversaciones ha llegado el v¨¦rtigo que recorre a los cargos medios de la formaci¨®n conservadora. Por muy tentador que pudiera ser adelantar elecciones, la mayor¨ªa absoluta es una quimera, y solo una suma con Vox permitir¨ªa mantener el Ejecutivo. Demasiado riesgo cuando ya se ocupa el poder.
¡°Aguantar¨¦ lo que haga falta, pero la estrategia de Cs muchas veces es incomprensible¡±, dijo D¨ªaz Ayuso el lunes.
Por eso, en el PP sufren pensando que si hay un volantazo para cambiar de posici¨®n bajo el liderazgo de Arrimadas, ser¨¢ en Madrid. Cs despeg¨® aqu¨ª fuera de Catalu?a, consiguiendo su mejor resultado electoral (26 diputados y casi el 20% de votos) en el ¨²ltimo ciclo de comicios auton¨®micos (solo superado por el triunfo en las catalanas de 2017). Pese a que cogobierna con el PP en Andaluc¨ªa, Castilla y Le¨®n y Murcia, ning¨²n otro Ejecutivo regional sirve mejor que el de Madrid como escaparate para la reconstrucci¨®n de un partido que vive instalado en la crisis desde que se dej¨® la friolera de 47 diputados entre las elecciones generales de abril y las de noviembre de 2019.
Da igual que la l¨ªder de Cs se haya comprometido en p¨²blico a mantener el acuerdo con el PP: ¡°Nuestros gobiernos siguen adelante sin ninguna duda¡±, dijo Arrimadas. En la formaci¨®n conservadora no dejan de observar se?ales inquietantes.
Pactos con el PSOE
Primero, a Cs negociando y apoyando los decretos del Gobierno central (formado por PSOE y Unidas Podemos) en el Congreso. Luego, a Aguado ofreci¨¦ndose a orquestar con Gabilondo un pacto transveral para la reconstrucci¨®n social y econ¨®mica de la regi¨®n.
El vicepresidente regional, y su n¨²mero dos, C¨¦sar Zafra, tambi¨¦n est¨¢n en contacto diario con la direcci¨®n nacional, como corresponde a los representantes del territorio en el que Cs tiene un mayor peso institucional. Hoy apuestan por agotar la legislatura. ?Y ma?ana?, se preguntan el PP y el PSOE.
¡°Tenemos una voluntad firme y sincera de llevar a cabo el acuerdo de Gobierno¡±, dijo el martes Aguado. ¡°No va a haber moci¨®n de censura, no va a haber elecciones anticipadas¡±, asegur¨®. ¡°La voluntad, tanto de la presidenta como m¨ªa, es agotar la legislatura, y cumplir los puntos del acuerdo de gobierno¡±, a?adi¨® el l¨ªder de Cs. Y record¨®: ¡°En este momento tenemos que estar centrados en lo importante, sacar adelante la gesti¨®n de esta crisis, que ha sido devastadora¡±.
Las negativas persepectivas electorales de Cs que reflejan las encuestas desaconsejan apuestas a todo o nada. Incluso para quienes siempre abogaron por el entendimiento con el PSOE.
¡°Mi prioridad siempre hab¨ªa sido negociar con el partido que gan¨® las elecciones y sobre todo para regenerar unas instituciones en las que el PP lleva d¨¦cadas tratando como un cortijo¡±, recuerda Juan Carlos Bermejo, el rival que perdi¨® con Aguado las primarias para ser el candidato auton¨®mico de Cs. ¡°Dicho esto, el partido decidi¨® cerrar un acuerdo con PP y Vox¡±, sigue. ¡°En mi opini¨®n la direcci¨®n nacional debe mantener los pactos, por dignidad, salvo causa mayor, y Cs deber¨ªa comunicar al PP la decisi¨®n de sustituir consejeros de Cs de Madrid por otros de la confianza del partido y con la competencia que los que hay no est¨¢n demostrando¡±.
Esp¨ªritu fundacional
Sobre el papel, la actual situaci¨®n ¡ªpactos puntuales con el PSOE y Podemos en el Congreso, acuerdos permanentes con el PP en Madrid¡ª podr¨ªa recordar al esp¨ªritu original de Cs. La formaci¨®n que entonces comandaba Rivera se expandi¨® en 2015 por toda Espa?a invocando su capacidad para acordar con los dos grandes partidos a cambio de imponerles un programa de reformas. Sin embargo, la pr¨¢ctica no se compadece con muchos de los principios te¨®ricos que guiaron entonces la implantaci¨®n nacional del partido. Y pocos lugares lo reflejan mejor que Madrid.
En 2015, Cs apost¨® por negociar preferentemente con el ganador de las elecciones en aquellas regiones en las que ten¨ªa posibilidades de decantar el Gobierno: en 2019, sin embargo, pact¨® con el PP, que hab¨ªa perdido unos comicios madrile?os por primera vez desde 1987. Y en 2015, Cs subray¨® la regeneraci¨®n como principio b¨¢sico de cualquier acuerdo: en 2019, no obstante, prefiri¨® no propiciar un cambio en el poder tras 25 a?os de gobiernos de la formaci¨®n conservadora.
En medio, aquel partido que naci¨® defini¨¦ndose como de centro, y vinculado al socialismo democr¨¢tico, elimin¨® esa expresi¨®n de su ideario, para abrazar el ¡°liberalismo progresista¡± en 2017. As¨ª, desde 2019 ya solo participa, fundamentalmente, de alianzas de derechas. Y en 2020 afronta una nueva reconstrucci¨®n, con Arrimadas al frente y Aguado bajo los focos: de lo que se decida hacer en Madrid antes de las pr¨®ximas elecciones depender¨¢ mucho del futuro de Cs.