Un verano de mascarilla y abanico (a juego)
Alejandra Arias y Laura Corces crearon Kausi hace un a?o para ofrecer abanicos modernos y asequibles, que ahora complementan con el accesorio obligado de la temporada
Quedar¨ªa bonito decir que, cuando las primas Alejandra Arias y Laura Corces crearon Kausi, pensaron en hacer abanicos, se decantaron por accesorios bonitos, apetecibles, nunca mascarillas. Pero no. Casi con la boca peque?a, reconocen que, entre los aires de sus Maracaibo, Florida, Orinoco y Bengala, en sus planes tambi¨¦n estaban estos cubrebocas que ahora, m¨¢s mal que bien, se han convertido en accesorio imprescindible de la tan manida ...
Quedar¨ªa bonito decir que, cuando las primas Alejandra Arias y Laura Corces crearon Kausi, pensaron en hacer abanicos, se decantaron por accesorios bonitos, apetecibles, nunca mascarillas. Pero no. Casi con la boca peque?a, reconocen que, entre los aires de sus Maracaibo, Florida, Orinoco y Bengala, en sus planes tambi¨¦n estaban estos cubrebocas que ahora, m¨¢s mal que bien, se han convertido en accesorio imprescindible de la tan manida nueva normalidad. Qui¨¦n se lo iba a decir.
¡°Vimos a [la cantante] Billie Eilish con una y se nos ocurri¨®...", reconocen, casi al un¨ªsono. En un primer momento, cuando en mayo de 2019 se lanzaron con los abanicos que llenan su tienda, prefirieron esperar. Pero en cuanto empez¨® la pandemia, con la complicidad de su fabricante de Valencia, se decidieron. En pocas semanas, las kausimasks, como las llaman, se han convertido en el gran ¨¦xito de la firma.
Tanto es as¨ª que les ha permitido dar un salto que el a?o pasado, solo con sus abanicos, ve¨ªan casi inabarcable: abrir su primera tienda f¨ªsica. Lo han hecho en el centro comercial ABC de Serrano, en un espacio que en invierno ocupaba la marca de calcetines Jimmy Lion, que l¨®gicamente no les vale en verano y que han pasado a las primas para la temporada, quiz¨¢ hasta julio, quiz¨¢ hasta septiembre. Frente a un ondulante, inmenso cortin¨®n color hueso, sus abanicos comparten espacio con sus mascarillas, de colores lisas o estampadas, precisamente, con las mismas telas coloridas y brillantes que adornan ese complemento tan espa?ol. Tucanes, rosas, flamencos, motas de leopardo o exitosos degradados (el c¨¦lebre tye-dye de los noventa, que ha vuelto con fuerza ¡°y se vende much¨ªsimo¡±, confiesan) sobre madera de peral o de sipo, m¨¢s noble, que se van trasladando poco a poco a sus modelos de mascarillas. Para ir a juego. Arregl¨¢ (y arreglao, ojo, que ellos tambi¨¦n se animan) pero informal.
Primero lanzaron cinco, con dibujos de cebra o discretas flores. Van a m¨¢s. Ya han sacado dos packs estampados y media docena de colores sueltos, y pronto llegar¨¢n sus tucanes y sus grandes palmeras, adem¨¢s de una colecci¨®n junto con la firma de telas Gast¨®n y Daniela. Adem¨¢s, han realizado una colaboraci¨®n con la artista y decoradora B¨¢rbara Pan de Soraluce, creadora de Los Platos de Pan, cuyas mascarillas han sido todo un boom. El detonante: a principios de junio las llevaron Isabel Preysler y Tamara Falc¨®, que se dejaron ver con ellas en el Instagram de la ganadora de MasterChef Celebrity. La cascada de pedidos ha sido de locura despu¨¦s de eso, confiesan las felices y agotadas primas, superadas por la temporada de verano de los abanicos, los env¨ªos de mascarillas nacionales e internacionales y la inauguraci¨®n de su peque?o gran espacio.
Aunque las primeras eran de algod¨®n, con las prisas y el desconocimiento no les salieron tan bien como quer¨ªan, reconocen. Ahora han mejorado y homologado sus piezas: son higi¨¦nicas, reutilizables, lavables hasta 10 veces (a 30?), homologadas con certificaci¨®n AITEX, con algod¨®n 100% impreso con tintas no da?inas y con una eficacia de filtraci¨®n de m¨¢s del 90%. No llevan filtro. ¡°Ser¨ªa una capa que no deja transpirar. Es como si llevas un paraca¨ªdas y para que sea m¨¢s seguro le coses otro encima¡±, explica, gr¨¢fica, Corces. Est¨¢n hechas en Espa?a y, como dicen orgullosas, con una donaci¨®n por cada una de ellas a la Fundaci¨®n Aladina.
Desde primeros de mayo, calculan que han vendido m¨¢s de 3.000. Puede que de 5.000. Se les escapa. A su fabricante, valenciano de Aldaia, se le han ido a pique las Fallas, pero gracias a esto ha podido sobrevivir. ¡°Hay 12 personas contratadas para hacer mascarillas¡±, sonr¨ªe Arias. ¡°Andan buscando tejido homologado, certificado...", cuentan, felices. Ahora mandan sus pedidos a Francia, Inglaterra, Alemania o a Am¨¦rica Latina.
Los abanicos ¡ªexcepto sus lujosas colaboraciones con Palomo Spain¡ª tienen precio est¨¢ndar: 39 euros. ¡°Quer¨ªamos ser el Zara de los abanicos¡±, cuenta ambiciosa y descriptiva Corces, explicando que buscaban un producto asequible, de moda, que no aburriera y fuera accesible, perfecto para quien no quiera gastarse seis euros, pero tampoco 600. ¡°Sabemos que es dinero, s¨ª, pero es un producto que dura mucho¡±, cuentan. Corces, de 38 a?os, y Arias, de 35, ven¨ªan del mundo de la publicidad y buscaban algo diferente, un complemento que tuviera ¡°posibilidad de crecer, de seguir, que fuera un producto nicho¡±. Dejaron sus agencias y se lanzaron a una idea con la que ya han podido emplear a otras cuatro personas.
No siempre ha sido f¨¢cil. A estas alturas, ya ten¨ªan hablada la instalaci¨®n de un c¨®rner en un centro comercial en pleno centro de Madrid y tambi¨¦n otro estand en el aeropuerto. La pandemia ha frenado el turismo y, por tanto, la expansi¨®n de sus abanicos. Les apena pero no les preocupa, porque las mascarillas les han dado una oportunidad inesperada. Han tenido familiares afectados por la enfermedad; saben que no es ning¨²n juego. Pero tambi¨¦n que un toque de alegr¨ªa y diversi¨®n m¨¢s all¨¢ de ese triste verde hospital que nos tapa media cara no hace nada de da?o.