La ¨²ltima casa de los primeros obreros de Madrid
En Alto de Extremadura, hace un siglo Cerro del Cuervo, se construy¨® la primera colonia de viviendas dignas para los trabajadores. Queda una en pie, est¨¢ okupada y su heredera, de 21 a?os, vive en La Rioja
De aquellos campos solo quedan las pendientes y los gallos. El que canta ahora parece estar encerrado en un cuarto tendedero, junto a la lavadora, en uno de los apartamentos de esos edificios de aluvi¨®n, que se levantaron como colmenas para los nuevos obreros. Hace un siglo el Alto de Extremadura era en los mapas de Madrid el Cerro del Cuervo, la carretera que cruzaba esas huertas ya comunicaba ambas regiones y la clase trabajadora empezaba a desembarcar en estos arrabales en cuesta.
En lo m¨¢s alto del barrio, el 12 de julio de 1906, la nobleza prepar¨® a los Borbones uno de los gestos m...
De aquellos campos solo quedan las pendientes y los gallos. El que canta ahora parece estar encerrado en un cuarto tendedero, junto a la lavadora, en uno de los apartamentos de esos edificios de aluvi¨®n, que se levantaron como colmenas para los nuevos obreros. Hace un siglo el Alto de Extremadura era en los mapas de Madrid el Cerro del Cuervo, la carretera que cruzaba esas huertas ya comunicaba ambas regiones y la clase trabajadora empezaba a desembarcar en estos arrabales en cuesta.
En lo m¨¢s alto del barrio, el 12 de julio de 1906, la nobleza prepar¨® a los Borbones uno de los gestos m¨¢s campechanos de la historia de esta dinast¨ªa: pagaron los ladrillos de la primera colonia de viviendas dignas para los trabajadores espa?oles y la bautizaron Reina Victoria, en honor al enlace regio entre Alfonso XIII y su consorte. De hecho, el primero de la veintena de hogares que se construyeron en tres manzanas fue entregado a una de las v¨ªctimas del atentado frustrado de Mateo Morral.
De aquel gesto se conserva el nombre de la calle: ¡°Grandeza Espa?ola¡±. Cuatrocientos metros y seis minutos se tarda en recorrerla andando, seg¨²n Google Maps. Un tramo de casas de tres pisos, humildes y modernas, con un par de familias por planta, que han crecido en altura gracias a las ruinas de aquella iniciativa ¡°higienista¡± que le dio a la clase menos privilegiada un hogar con luz, gas, agua potable, patio con lavabo, tres alcobas en la planta principal, alcantarillado, inodoro, le?era, cocina, viguetas de hierro, pavimento de cemento, escaleras a la catalana, desag¨¹es de gres, ventanas anchas, techos altos y ¡°agua con presi¨®n suficiente¡±. Seg¨²n una publicaci¨®n de la ¨¦poca, el conjunto ¡°respira salud y alegr¨ªa y proclama con elocuencia el triunfo de la higiene¡±. Un siglo despu¨¦s, la Guerra Civil, la especulaci¨®n inmobiliaria y el olvido arrasaron con todas las casas menos con una. En una esquina, la ¨²ltima.
Abre la puerta de la casa alguien que dice ser su due?o. En ese momento no puede hablar, pero un d¨ªa m¨¢s tarde reconocer¨¢ por tel¨¦fono que vive en ella desde hace dos a?os, pero no tiene escrituras. ¡°Es un tesoro, una obra de arte¡±, asegura. Y que nos la vende por 10.000 euros. En el registro de la propiedad la casa no existe. Es un agujero negro en los mapas. Est¨¢ ah¨ª, tiene referencia catastral, pero no aparece. Descubrimos que la ¨²ltima vez que se registr¨® fue en 1973, pero s¨ª hay escrituras y tiene una propietaria, desde 2019. Es una vecina de Haro (La Rioja), de 21 a?os, que prefiere mantener su anonimato. Lleva los apellidos del propietario inicial, su bisabuelo, y tendr¨¢ que pagar el IBI de una construcci¨®n que surgi¨® junto a otras para acabar con ¡°los g¨¦rmenes de la desigualdad y la decadencia¡±.
Mi abuela vivi¨® en ella hasta hace tres a?os y nunca quiso tirarla abajo para convertirla en un edificio de tres alturas. Sus vecinos lo hicieron y nosotros tenemos licencia para hacerloLa heredera de la ¨²ltima casa de la primera colonia obrera de Madrid que queda en pie
Le preguntamos c¨®mo es posible que haya cruzado el siglo en perfecto estado. ¡°Mi abuela vivi¨® en ella hasta hace tres a?os y nunca quiso tirarla abajo para convertirla en un edificio de tres alturas. Sus vecinos lo hicieron y nosotros tenemos licencia para hacerlo¡±, explica. La ¨²ltima vez que estuvo en su casa heredada fue de visita a la madre de su padre. Todav¨ªa no sabe qu¨¦ har¨¢ con este chal¨¦ de ladrillo a kil¨®metro y medio del Palacio Real, pero no quiere vivir en la capital. Tampoco sabe c¨®mo har¨¢ para expulsar a los que ahora okupan su casa.
Es un edificio tan ¨²nico que recuerda al caso de Peironcely, aunque sin fotograf¨ªa de Robert Capa. De momento no hay asociaciones que luchen por su salvaci¨®n. Solo un vecino, Ricardo Ram¨ªrez, ha estudiado el barrio fantasma para no dejarlo morir. ¡°Esta casa es el ¨²ltimo rastro del primer barrio obrero de Madrid y seguramente de Espa?a. Cumple con todos los requisitos para ser protegida por el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de Madrid (PGOUM), en la categor¨ªa de ¡°colonias hist¨®ricas¡±, pero en el Ayuntamiento no saben ni que existe¡±, comenta. Ram¨ªrez autoedit¨® El barrio olvidado para evitar que acabe convertida en picadillo de especulaci¨®n. ¡°Es un solar muy goloso, hay que protegerlo¡±, a?ade.
Desde el ¨¢rea de Desarrollo Urbano Sostenible aseguran a EL PA?S que su protecci¨®n ¡°corresponde a la Comunidad de Madrid¡±. Sin embargo la Ley de Patrimonio Hist¨®rico de 1985 se?ala que la creaci¨®n de los cat¨¢logos de bienes protegidos es de competencia municipal. As¨ª pas¨®, por ejemplo, con el Palacio de la M¨²sica, que cuenta con protecci¨®n municipal despu¨¦s de que el consistorio decidiera incluirlo en esos cat¨¢logos. La Consejer¨ªa de Cultura de la Comunidad de Madrid asegura que no est¨¢ trabajando en un expediente de protecci¨®n de este inmueble, pero recuerda que se puede solicitar al Ayuntamiento la inclusi¨®n del inmueble en el cat¨¢logo de bienes y espacios protegidos.
¡°Grupos de casas para los desheredados de la fortuna¡±, dijo en su discurso uno de los promotores de la barriada
Un hombre limpia una moto de gran cilindrada de hace treinta a?os. Con un trapo en la mano, mima la m¨¢quina. Le gusta todo ¡°lo de antes¡±. Y a pesar de eso no sabe nada del porqu¨¦ del nombre de las calles que rodean a su vivienda ni de la ¨²nica casa de ladrillo y de dos alturas. ¡°Est¨¢ ah¨ª desde siempre¡±, dice. Claro. No fue la primera en construirse.
As¨ª lo recogieron las cr¨®nicas en los peri¨®dicos locales. ¡°Grupos de casas para los desheredados de la fortuna¡±, dijo en su discurso uno de los promotores de la barriada, el doctor ?ngel Larra y Cerezo, con calle aqu¨ª.
Aquel 12 de julio de 1906, a las cinco de la tarde, Madrid se achicharraba. Toda la pompa oficial, con m¨¢s de ochenta invitados entre ministros, clero y alcaldes, se apret¨® en la escasa sombra de la casa, mientras esperaban a los infantes, que ven¨ªan de palacio en carruaje y se retrasaron una hora. Hab¨ªa programada banda de m¨²sica y discursos desde la tribuna que se mont¨® para inaugurar la nueva relaci¨®n entre monarcas y obreros. Alguien apunt¨® en los discursos que de las muchas maneras de hacer patria, una de ellas es ¡°con estrofas de ladrillo y piedra¡±. Estaban convencidos de que en los muros que iban a contemplar cada d¨ªa ver¨ªan los obreros el recuerdo de los que ¡°saben demostrar el amor al pr¨®jimo¡±.
La jugada era redonda, aunaba propaganda pol¨ªtica y desclasamiento. El doctor ?ngel Larra y Cerezo ¨Ddefensor de la corriente higienista que se preocupaba por la salud de los ciudadanos¨D asegur¨® en su arenga que abri¨¦ndoles la puerta a la dignidad, nacer¨ªa en las clases modestas ¡°el amor por la propiedad¡±. La casa m¨¢s barata costaba 3.835 pesetas y la m¨¢s cara, 9.421 (en esa calle hoy se venden estudios de 20 metros por 110.000 euros y pisos de dos habitaciones por 180.000 euros).
Por nuestra protagonista tuvieron que pagar 4.830 pesetas. Ten¨ªan 20 a?os para pagarlas, mes a mes. A la dignidad por la hipoteca. ¡°Para fomentar la buena costumbre del ahorro en las clases modestas¡± la directiva otorg¨® vivienda no al m¨¢s necesitado, sino al que tuviera una libreta del banco m¨¢s abultada. Por las huertas sobre las que se edific¨® se pagaron 33.354 pesetas. Sobra decir que los nobles recuperaron su inversi¨®n de 80.000 pesetas y regalaron a los monarcas el enlace m¨¢s deseado, el que les mantiene unidos y a kil¨®metro y medio del pueblo.