Una residencia en Madrid sufri¨® la muerte de dos tercios de sus mayores al inicio de la pandemia
Los nuevos datos de mortalidad centro a centro revelan grandes tragedias en peque?os centros, como el Prado del Rey, donde han fallecido 17 de sus 27 residentes
Casi dos de cada tres mayores que habitaban la residencia Prado del Rey a principios de marzo han perdido la vida durante la pandemia. Con 27 plazas ofertadas, 17 residentes han muerto desde el 8 de marzo. Es un dato demoledor que la convierte en el geri¨¢trico m¨¢s golpeado en porcentaje de toda la Comunidad de Madrid, pero su tragedia era desconocida hasta que EL PA?S public¨® la semana pasada las cifras de mortalidad en residencias centro a centro....
Casi dos de cada tres mayores que habitaban la residencia Prado del Rey a principios de marzo han perdido la vida durante la pandemia. Con 27 plazas ofertadas, 17 residentes han muerto desde el 8 de marzo. Es un dato demoledor que la convierte en el geri¨¢trico m¨¢s golpeado en porcentaje de toda la Comunidad de Madrid, pero su tragedia era desconocida hasta que EL PA?S public¨® la semana pasada las cifras de mortalidad en residencias centro a centro. Prado del Rey es un peque?o chal¨¦ de dos plantas que en 1997 fue reconvertido en negocio de cuidados. Se encuentra cerca de los estudios de Televisi¨®n Espa?ola a las afueras de Madrid, escondida en una urbanizaci¨®n de calles estrechas y setos frondosos.
El virus en Madrid ha arrasado varios geri¨¢tricos peque?os con unas pocas decenas de residentes, que han perdido en torno a la mitad de sus mayores. Son centros de ambiente familiar donde todos se conocen y por ello la tragedia ha sido m¨¢s dif¨ªcil de llevar. ¡°Yo he hecho llamadas muy duras a familiares para decirles ¡®tu madre se me va', a la misma mujer con la que estuve bailando en Navidad y que ven¨ªa todos los lunes por la tarde de visita. Son como familia para ti¡±, dice la directora de Prado del Rey, Ivana Garc¨ªa-Molinari.
El n¨²mero de muertes en cada residencia de Madrid fue publicado por este peri¨®dico la semana pasada tras presentar una solicitud a la Comunidad por la v¨ªa de la Ley de Transparencia. Esa lista detallada, que era reclamada como un derecho por las familias, revela informaci¨®n ¨²til para identificar patrones en la devastaci¨®n causada por el virus. El factor m¨¢s claro es el geogr¨¢fico: muchas residencias de la sierra madrile?a han esquivado las muertes, mientras que Madrid capital y su ¨¢rea metropolitana han soportado la mayor letalidad. Algunas residencias grandes han visto morir por cualquier enfermedad desde marzo a m¨¢s de 100 mayores. Sus desgracias eran conocidas antes de la publicaci¨®n de los datos oficiales porque se hab¨ªan filtrado a la prensa, pero menos se sab¨ªa sobre los mazazos sufridos por residencias menores.
(En este buscador puedes consultar el n¨²mero de fallecidos de las 711 residencias de car¨¢cter social en Madrid, entre ellas las 474 de mayores que hay activas).
El tama?o de las residencias es un factor que ha podido actuar como un arma de doble filo: para las peque?as es una ventaja tener un menor trasiego de visitantes y trabajadores entrando y saliendo por la puerta. Pero cuando el virus ha entrado en las instalaciones la falta de espacio ha limitado la capacidad de respuesta de muchos de estos centros. Consultados, varios directores de peque?os centros muy sacudidos le echan la culpa en primer lugar a la Comunidad de Madrid por haber negado a los ancianos enfermos de residencias el traslado a los hospitales. ¡°Lo siento mucho, son viejos. Sus vidas no valen¡±, le respondi¨® de mala gana un responsable m¨¦dico del hospital Pr¨ªncipe de Asturias a Vanessa L¨®pez, directora de la residencia San Miguel, en Villalbilla, un municipio de 13.878 habitantes en el Corredor del Henares. Todo lo que hizo el hospital durante d¨ªas fue enviarles sedativos. ¡°Me mandaron morfina para matar a un pueblo entero¡±, lamenta la directora.
Durante ese bloqueo, del 4 al 15 de abril murieron en San Miguel 19 de los 34 mayores, todas las v¨ªctimas que ha padecido este centro desde principios de marzo hasta hoy. Condenados a defenderse como pod¨ªan, tuvieron problemas para dividir el centro en zonas en funci¨®n de si los mayores estaban enfermos o no. Solo dos de las 34 camas se encuentran en dormitorios individuales y el resto ocupan habitaciones dobles, triples o cu¨¢druples. Los ba?os son compartidos, al igual que los salones, el comedor y las zonas de paseo.
Ahora San Miguel, como otras residencias peque?as, tiene dificultades para cumplir con las directrices de la Consejer¨ªa de Pol¨ªticas Sociales madrile?a para evitar rebrotes. Cada residencia ha tenido que elaborar un plan de contingencia, con tres zonas: verde, amarilla y roja, en funci¨®n del estado de salud de los residentes. Idealmente las residencias deber¨ªan contar con al menos dos puertas de entrada y salida, para que no se mezclen los mayores, pero San Miguel solo tiene una as¨ª que han tenido que dividir el vest¨ªbulo en dos zonas, separadas con flechas. Preocupada, la directora ha solicitado a la Comunidad prohibir las visitas, pero le han ordenado que se atenga al protocolo. Por el momento mientras no haya contagios deben seguir recibiendo a los familiares. ¡°Est¨¢ claro que si entra el bicho nos contagiamos todos¡±, confiesa L¨®pez. Los rebrotes en centros de Arag¨®n y Catalu?a han hecho que cunda el p¨¢nico. La directora de Prado del Rey desconf¨ªa de los datos de la Comunidad y por ello ha acordado con las 20 familias de residentes prohibir las visitas. ¡°Se lo hemos explicado y lo han aceptado muy bien. Est¨¢n agradecidos¡±, afirma Garc¨ªa-Molinari.
Solo 132 de los 474 geri¨¢tricos madrile?os operativos se han librado del golpe mortal del virus (el 28% del total). Muchos est¨¢n en la sierra, pero hay 34 geri¨¢tricos de la capital que no tuvieron ninguna muerte confirmada o sospechosa de covid-19.
Hay residencias que han podido haber sido v¨ªctimas de su mala ventilaci¨®n o la falta de espacios abiertos. El ir y venir de trabajadores que usan el transporte p¨²blico, combinado con la escasez de mascarillas y guantes en un principio, tambi¨¦n ha podido ser una causa. Amavir Valdebernardo ha sufrido una mortalidad alta (el 48% de sus 180 residentes) porque ten¨ªa un porcentaje muy elevado de mayores con grandes dependencias o avanzada edad, seg¨²n un portavoz del grupo. Los factores en juego son muchos y a¨²n nadie ha hecho un an¨¢lisis exhaustivo sobre por qu¨¦ a unos les toc¨® lidiar con el virus y otros lo evitaron.
El due?o de AC Solidarios en el municipio de Fuenlabrada, Modesto L¨®pez, describe como ¡°librar una guerra en mitad del infierno¡± los 15 d¨ªas de final de marzo y principio de abril cuando sufrieron la mayor parte de las muertes. 14 de los 32 residentes han fallecido en esa residencia que ocupa seis bajos comerciales en una calle de bloques de pisos.
Los peque?os centros defienden su modelo, que cuenta con la ventaja de un trato personalizado. En un momento en que algunos piden medicalizar las residencias para evitar un nuevo desastre, ellos critican los rechazos hospitalarios. Exigir m¨¢s recursos podr¨ªa asfixiarles econ¨®micamente. ¡°Las peque?as no tenemos lujos materiales¡±, afirma el director de Fuenlabrada. ¡°Aqu¨ª el lujo es c¨®mo se siente el abuelo, mucho m¨¢s satisfecho que en las grandes¡±.
?Conoces casos de discriminaci¨®n o irregularidades en una residencia de la Comunidad de Madrid? Contacta con el reportero de la secci¨®n de Madrid fpeinado@elpais.es o m¨¢ndale un mensaje por Twitter a @FernandoPeinado