La resistencia del centro de Madrid
Es necesario desconcentrar el turismo e invitar a que tambi¨¦n se conozca Vistalegre o las puestas de sol del Cerro del T¨ªo P¨ªo en Puente de Vallecas
Desde hace a?os, el centro de Madrid se ha convertido en un parque tem¨¢tico. Una burbuja tur¨ªstica que pod¨ªa permitirse el lujo de cobrar caf¨¦s a cuatro euros y vender paella congelada a precio de oro, dedicada al turista de una noche, ese que no vuelve y que, le dieran lo que le dieran, regresaba a su g¨¦lido hogar encantado. Sangr¨ªa, paella y noches de 25 grados. Nada pod¨ªa salir mal.
Los pisos en el centro se transformaron en apartamentos tur¨ªsticos, los precios de la vivienda se desmadraron y los vecinos, poco a poco, lo abandonaron. Latina, Huertas o Malasa?a fueron perdiendo vecino...
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Desde hace a?os, el centro de Madrid se ha convertido en un parque tem¨¢tico. Una burbuja tur¨ªstica que pod¨ªa permitirse el lujo de cobrar caf¨¦s a cuatro euros y vender paella congelada a precio de oro, dedicada al turista de una noche, ese que no vuelve y que, le dieran lo que le dieran, regresaba a su g¨¦lido hogar encantado. Sangr¨ªa, paella y noches de 25 grados. Nada pod¨ªa salir mal.
Los pisos en el centro se transformaron en apartamentos tur¨ªsticos, los precios de la vivienda se desmadraron y los vecinos, poco a poco, lo abandonaron. Latina, Huertas o Malasa?a fueron perdiendo vecinos y con ellos se fue perdiendo el alma.
Un d¨ªa lleg¨® el coronavirus, desaparecieron los turistas, los trabajadores de las pocas oficinas que quedan en el centro nos encerramos en nuestras casas y el centro de Madrid se volvi¨® una ciudad fantasma.
Pero tambi¨¦n es cierto que dentro de ese parque tem¨¢tico hay una resistencia por la que merece la pena luchar, esos que han mantenido la calidad. Aquellos que son la tercera generaci¨®n que sirve vinos detr¨¢s de esa barra, los que tienen una cristaler¨ªa, hacen zapatos a mano o instrumentos musicales. Los bares donde surgi¨® la Movida madrile?a o aquellos que abrieron una panader¨ªa de verdad.
Si queremos que vuelvan los vecinos hay que acabar con las viviendas tur¨ªsticas, revitalizar los mercados municipales o garantizar un centro de salud digno.
Esa resistencia, cuando abre su local para facturar 12 euros en una ma?ana, se encuentra con un panfleto de alg¨²n grupo inversor que les invita a traspasar su negocio.
Ahora que tan de moda est¨¢n las series dist¨®picas les invito a que imaginen el centro de Madrid sin bares con azulejos, sin verm¨² de grifo, sin ca?as en barras de m¨¢rmol. Sin camareros de camisa blanca. Sin aceitunas de tapa. Un centro lleno de carteleras reconocibles y que al salir del metro, no se sepa si uno est¨¢ en Londres, en Nueva York o en Miami.
Para eso es necesario dinamizar el centro, organizar actividades que nos animen a volver y a redescubrir este Madrid que resiste. Aprender de los errores, desconcentrar el turismo e invitarles a que tambi¨¦n conozcan Vistalegre o contarles que las mejores puestas de sol de la ciudad las tiene el Cerro del T¨ªo P¨ªo en Puente de Vallecas.
Si queremos que vuelvan los vecinos hay que acabar con las viviendas tur¨ªsticas, revitalizar los mercados municipales o garantizar un centro de salud digno.
Ojal¨¢ este virus sirviera para hacernos mejores, ojal¨¢ sirva para contener los precios y para mejorar la calidad y que los madrile?os reconquistemos la Plaza Mayor. Pero, o hacemos algo, y lo hacemos ya, o lo m¨¢s probable es que nos sentemos en esa plaza comiendo hamburguesas de cadena en vez de bocatas de calamares o una tapa de ensaladilla. Dec¨ªan que inevitables solo hay dos cosas, la muerte y los impuestos, esta no es ninguna de ellas. No tenemos excusa.
Enma L¨®pez Araujo es portavoz de Econom¨ªa y Hacienda del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid