El centro de Madrid agoniza: ¡°Los turistas no existen¡±
La ocupaci¨®n media no llega al 22%, la facturaci¨®n ha ca¨ªdo un 65%, la Plaza Mayor est¨¢ des¨¦rtica y decenas de negocios comienzan a cerrar ante la crisis
Winnie the Pooh ha desaparecido. Nadie sabe d¨®nde est¨¢. Winnie era un tipo sonriente, gigante, regordete. Era un hombre latino dentro de un disfraz de peluche viejo. Anaranjado, Winnie siempre llevaba unas manchas en su uniforme por culpa del traj¨ªn diario, peque?as ronchas. Los trotes. Su h¨¢bitat era la Puerta del Sol. Se mov¨ªa como pez en el agua. Iba de un lado a otro con la cabeza casi desencajada. Se sentaba en la fuente. Caminaba por detr¨¢s del rey Carlos III. ?Y tras! Al m¨ªnimo despiste, foto. A la m¨ªnima familia forastera, foto. Era un im¨¢n para los turistas. Hasta ahora. Winnie no tiene clientes. Madrid se ha quedado sin turistas.
La pandemia ha fulminado las chanclas con calcetines. El centro de la capital de Espa?a es un erial. Madrid no ha vuelto a ser Madrid. Pero fuera del centro, en los barrios lejanos donde la ciudad se vuelve pueblo, la rutina ha vuelto a la normalidad. Los ni?os juegan en los columpios, los abuelos desayunan en las terrazas a primera hora, los corredores salen a hacer sus kil¨®metros, se hacen recados. El d¨ªa a d¨ªa de cualquier barrio, pero con mascarilla. En el centro, donde la pol¨ªtica del turismo masivo se ha olvidado de la palabra vecino, es otra historia. La Plaza Mayor est¨¢ des¨¦rtica. El coronavirus ha terminado con los autobuses descapotables. Ni rastro de guiris ataviados con gorras y camisetas de Madrid. Los carteristas apenas trabajan. Hay tiendas de regalos que ni abren y las que levantan las persianas tienen los mismos imanes que hace cuatro meses. Los gu¨ªas tur¨ªsticos no dan cr¨¦dito.
¡°Hace cuatro meses que no veo un guiri¡±. Lara Rueda camina a mediod¨ªa por la calle de Montera rumbo la Puerta del Sol. Su paraguas rosa hace de faro a un peque?o grupo de nueve adultos y dos ni?os que la siguen como peque?as hormigas. Hoy es un d¨ªa especial. ¡°?Son much¨ªsimos!¡±, cuenta. Las cifras oficiales hasta el inicio de la pandemia eran muy positivas para todos los sectores que viven del turismo. La regi¨®n crec¨ªa en visitas en enero y febrero un 6% m¨¢s que en 2019. Pero el cerrojazo de marzo, abril y mayo desplom¨® el crecimiento. En junio, con la reapertura, la ca¨ªda de turistas ha llegado al 80%. Encontrarse con un chino ahora es un milagro. ¡°Hay que ser positivos, la situaci¨®n va a mejorar en los pr¨®ximos meses. Ahora tampoco hay congresos y esto es era una fuente de atracci¨®n para Madrid¡±, cuenta una portavoz de la consejer¨ªa de Turismo. La Comunidad f¨ªa el verano al turismo de interior. En la sierra, por ejemplo, las cifras son muy positivas. Los madrile?os han optado por conocer m¨¢s su comunidad y las reservas a veces llegan al 100% los fines de semana. Pero en el centro no hay sierra y la herida de marzo, abril y mayo... en junio y julio es una hemorragia.
Rueda, la gu¨ªa tur¨ªstica menuda, alta y de ojos claros, dice que antes del zarpazo del bicho sus grupos eran de 25 o 30. ¡°Y ahora no pasan de 10¡±. La ¨²ltima vez que vio a un turista fue en marzo. Ahora todo ha cambiado. Su p¨²blico es espa?ol, mayoritariamente madrile?o, del resto de comunidades e incluso alg¨²n que otro latino que vive en la capital y siente curiosidad por conocer la historia de la ciudad. ¡°Lo positivo de esto, aunque yo pierda dinero como aut¨®noma al tener menos clientes, es que nunca he ense?ado Madrid como ahora. Es muy especial¡±. Rueda disfruta como nunca de las calles empedradas del centro, de las estatuas. ¡°El 95% son de hombres¡± explica al grupo. ¡°El oso ese que veis ah¨ª ¡ªse?ala con la mirada¡ª no es un oso. Es una osa que representa la constelaci¨®n, por eso el escudo de Madrid tiene siete estrellas¡±. El grupo alucina.
Tras la reapertura y con el paso de los d¨ªas se ha fomentado una pega de carteles que anuncia tiempos oscuros. ¡°Se alquila¡±. ¡°Se vende¡±. Los negocios cierran. Son cuatro meses sin turistas. Sin levantar el negocio. El turista madrile?o desembolsaba 270 euros diarios frente a los 173 de media en Espa?a. Era un turista modelo. El turismo aport¨® en 2019 al PIB madrile?o, un 7% del total. ¡°Esto nunca lo he visto¡±, cuenta Jos¨¦ Capita, de 59 a?os y regente del Museo Don Jam¨®n en la calle Mayor. Toda una instituci¨®n tur¨ªstica en la ciudad. Capita ten¨ªa contratados a 65 empleados antes del zarpazo y ahora est¨¢n 17. ¡°La zona centro est¨¢ muerta. Mis clientes son los obreros de las obras¡±. Sin visitantes, hay hoteles que ni se molestan en abrir, como algunos de la calle de Atocha. No compensa. La patronal del sector es muy pesimista. ¡°El centro depende del turismo y ahora mismo no hay¡±, cuenta su director general, Juanjo Blardoni. ¡°El teletrabajo tambi¨¦n nos ha afectado mucho porque tampoco se venden desayunos. La mayor¨ªa de establecimientos que han abierto est¨¢n yendo a p¨¦rdidas. La situaci¨®n es dram¨¢tica¡±. La facturaci¨®n ha ca¨ªdo en picado hasta un 65%.
Sin playa en verano, Madrid siempre ha mantenido unas visitas constantes. Mostraba al mundo sus conciertos, festivales, o los musicales de la Gran V¨ªa. Sin el Rey Le¨®n en acci¨®n, la arteria de la capital pr¨¢cticamente vive del Primark y de las tiendas, que tambi¨¦n se han visto resentidas en junio con una ca¨ªda cercana al 20%. A la ropa se suman Las meninas, que tambi¨¦n se han quedado solas. 40.000 ciudadanos con mascarillas visitaron el Museo del Prado el mes pasado, 250.000 menos que hace un a?o. ?El Guernica? M¨¢s de lo mismo. De 4.500 visitas al d¨ªa, a 500. El centro de Madrid no sabe vivir sin turistas.
La mitad de los clientes que vienen son internacionales. Con Barajas a medio gas y el miedo a viajar en el horizonte, solo han reabierto 100 de los 322 hoteles de la asociaci¨®n hostelera madrile?a. La ocupaci¨®n media no llega al 22%. Esto, seg¨²n sus datos, supone una ca¨ªda del 60% con respecto al a?o pasado. Pero si hay un lugar que ejemplifica el vac¨ªo de estos d¨ªas es la Plaza Mayor. ¡°Los turistas no existen¡±, cuenta Jos¨¦ Antonio Aparicio, presidente de los 19 locales de la plaza. El olor de bocatas de calamares sigue intacto, pero la freidora ahora descansa m¨¢s que nunca. Si antes se vend¨ªan miles al d¨ªa, ahora no llegan a 500.
El modelo de negocio ha cambiado radicalmente. Si hace un a?o las 2.000 sillas de la plaza estaban repletas para desayunar, comer y cenar, ahora el caf¨¦, sin turistas y con el teletrabajo, re¨²ne solo a unos 40. Hasta la carta ha variado. Las cervezas internacionales se han intercambiado por las locales. La t¨ªpica tapa de paella hoy es un pincho de aceitunas con hueso. Objetivo: atraer al turismo nacional, que se sienta como en casa. El presidente de los bares de la plaza cree que el problema tambi¨¦n reside en los miles de pisos tur¨ªsticos de la zona centro. ¡°No tenemos clientes de Madrid. Ahora es la oportunidad para renovar el vecindario. Los pisos est¨¢n vac¨ªos. Las calles est¨¢n vac¨ªas. El otro d¨ªa le dije al alcalde que era el momento de fomentar la vivienda para los j¨®venes, que hay que atraerlos de nuevo al centro. Es una oportunidad hist¨®rica¡±.
- ?Y qu¨¦ le dijo?
- Ah¨ª qued¨®.
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