Los nuevos reyes de las fruter¨ªas
Uno de los negocios m¨¢s humildes ha sido la v¨ªa al ¨¦xito de varios inmigrantes que llegaron con muy poco a Espa?a. Una familia de origen marroqu¨ª, tres amigos chinos y un banglades¨ª lideran el sector en Madrid
La mujer con velo que est¨¢ sentada ante el ordenador en una imponente mesa de escritorio de unos tres metros de largo es Azahara Arif. Nada m¨¢s llegar con 26 a?os desde Marruecos, en 1990, se puso a limpiar casas y cuidar ni?os. Tres a?os despu¨¦s conoci¨® en Fuenlabrada a su marido, Mouhy Eddine Azzi, que trabajaba de pe¨®n en una huerta y m¨¢s tarde le ayud¨® en los comercios que fueron montando aqu¨ª y all¨¢ con sus ahorros. Primero una cafeter¨ªa, luego una carnicer¨ªa. Todos sus negocios se llamaban como ella, Azahara. Tambi¨¦n la fruter¨ªa que abrieron en 2001 y que les acabar¨ªa llevando a la prosp...
La mujer con velo que est¨¢ sentada ante el ordenador en una imponente mesa de escritorio de unos tres metros de largo es Azahara Arif. Nada m¨¢s llegar con 26 a?os desde Marruecos, en 1990, se puso a limpiar casas y cuidar ni?os. Tres a?os despu¨¦s conoci¨® en Fuenlabrada a su marido, Mouhy Eddine Azzi, que trabajaba de pe¨®n en una huerta y m¨¢s tarde le ayud¨® en los comercios que fueron montando aqu¨ª y all¨¢ con sus ahorros. Primero una cafeter¨ªa, luego una carnicer¨ªa. Todos sus negocios se llamaban como ella, Azahara. Tambi¨¦n la fruter¨ªa que abrieron en 2001 y que les acabar¨ªa llevando a la prosperidad. Hoy el r¨®tulo de Frutas Azahara aparece en sus 41 tiendas, casi todas en la regi¨®n de Madrid. ¡°Mi marido est¨¢ muy enamorado de mi nombre¡±, bromea ella en su amplio despacho en la sede de la empresa, en Gri?¨®n, 35 kil¨®metros al sur de la capital.
Facturan 28 millones de euros al a?o y tienen 250 empleados, un peque?o imperio montado desde cero. Las fruter¨ªas, ese negocio humilde y sacrificado que exige largu¨ªsimas jornadas de tres de la ma?ana a diez de la noche, han sido un trampol¨ªn para ellos y otros empresarios inmigrantes en Madrid. Varios han crecido hasta montar cadenas con decenas de tiendas. Los l¨ªderes son los marroqu¨ªes Frutas Azahara; Don Fruta, fundada en 2008 por tres amigos de origen chino; y Dhaka Frutas, regentada por el banglades¨ª Alamin Miha y tambi¨¦n iniciada en 2008. Se han ido quedando con el negocio que no han querido los fruteros de origen espa?ol, muchos incapaces de pasarle el relevo a sus hijos, sabedores de que este es un trabajo extenuante.
Azahara Arif y su marido lo han tenido m¨¢s f¨¢cil para convencer a su hija Lamia, de 24 a?os, que trabaja como directora financiera. Lamia habla cuatro idiomas, tiene dos m¨¢steres y alberga mucha ambici¨®n. Cuenta con entusiasmo sus planes para seguir abriendo tiendas en otras provincias y para introducirse en la venta por Internet, una lecci¨®n de los recientes meses de confinamiento. Como sus padres, es muy reservada. No quieren aparecer en la foto aunque al final la joven s¨ª accede. A los tres les resulta embarazosa una atenci¨®n a la que no est¨¢n acostumbrados, pero Lamia se anima a que se conozca la historia de sus padres, por quienes siente mucho orgullo.
Dice que espera que su ejemplo de esfuerzo sirva de inspiraci¨®n para tantos otros que llegan a Espa?a con pocos medios pero muchos sue?os. ¡°Me sonar¨ªa raro si me lo cuentan desde fuera, pero lo he visto con mis propios ojos", dice ella, que recuerda que con solo tres a?os ya acompa?aba a sus padres a la huerta en Gri?¨®n. "Me gustar¨ªa animar a cualquiera con un proyecto en mente para que nunca se rinda. Con motivaci¨®n logras lo que quieras¡±.
Para estos y otros fruteros la clave del ¨¦xito, adem¨¢s del trabajo duro, fue contar con muchas tiendas. Hasta principios de siglo no hab¨ªa fruteros que se plantearan abrir decenas de establecimientos. Pero por esos a?os se endureci¨® la competencia: el boom de la inmigraci¨®n trajo a muchos j¨®venes que vieron en las fruter¨ªas la oportunidad de ganarse la vida. Son negocios relativamente f¨¢ciles de montar que requieren pocos permisos y poca inversi¨®n: alquilar un local, comprar una b¨¢scula y madrugar para comprar el g¨¦nero en el mercado mayorista de Mercamadrid. Luego viene lo m¨¢s dif¨ªcil. Hay que aguantar en la tienda hasta la noche.
Ahora la crisis econ¨®mica est¨¢ tumbando todo tipo de comercios en Madrid pero siguen apareciendo nuevas fruter¨ªas en locales que quedan vac¨ªos
Los grandes contaron con una ventaja competitiva. Con m¨¢s tiendas pudieron comprar m¨¢s cantidad de fruta en el mercado mayorista de Mercamadrid y as¨ª regatear mejores precios. No es lo mismo comprar diez cajas de melocotones que diez pal¨¦s. As¨ª, han podido resistir en un mercado cada vez m¨¢s dif¨ªcil -a¨²n m¨¢s para los negocios familiares modestos, que luchan por sobrevivir- por la expansi¨®n de las grandes cadenas de supermercados a los barrios, donde han plantado establecimientos ¡°expr¨¦s¡± que a veces operan las 24 horas. No hay un censo oficial de fruter¨ªas en Madrid pero seg¨²n la estimaci¨®n de las asociaciones de minoristas hay alrededor de 2.000 en la Comunidad, 1.300 en la capital.
Ahora la crisis econ¨®mica est¨¢ tumbando todo tipo de comercios en Madrid pero siguen apareciendo nuevas fruter¨ªas en locales que quedan vac¨ªos. Muchas las regentan inmigrantes que buscan la fortuna de los grandes. Abren, cierran, abren, cierran. Es un ensayo y error en busca del lugar donde funcione el negocio.
No me interesa entrar en el territorio de otro grupo porque podemos acabar en una guerra de preciosMiguel Salido, director general de Don Fruta
Cuando se establecen cerca de una fruter¨ªa de las cadenas, los peque?os lo tienen complicado. De hecho, los grandes grupos tienen un pacto t¨¢cito para respetarse. ¡°No me interesa entrar en el territorio de otro grupo porque podemos acabar en una guerra de precios¡±, dice el director general de Don Fruta, Miguel Salido. Don Fruta tiene una red de 70 fruter¨ªas comprometidas a adquirir su producto en su almac¨¦n de 6.800 metros cuadrados en Getafe.
Salido trabajaba de inform¨¢tico en Mercamadrid hasta 2010 cuando se acercaron a ¨¦l con un contrato los tres socios chinos de Don Fruta, Wang Xianyong, Zhu Yongwei y Yang Xiabobo. Por entonces eran unos veintea?eros reci¨¦n llegados a Madrid. Desde entonces todo ha sido crecer. Facturaron 22,7 millones de euros el a?o pasado. ¡°Se han hecho a s¨ª mismos a base de trabajo. Los tres son amigos de toda la vida que iban al colegio juntos¡±, dice Salido, de 53 a?os.
Hay alguna que otra cadena de fruter¨ªas regentada por espa?oles, pero incluso ellos se preparan para colgar el delantal. ¡°Nos pueden quedar dos semanas si viene alguien con pasta¡±, dice Julio Garc¨ªa Vivas, de 57 a?os, uno de los dos primos al frente de Ay Madre la Fruta. Son fruteros de tercera generaci¨®n pero no tienen un relevo m¨¢s joven para encargarse de sus 28 fruter¨ªas en Madrid.
Algunos fruteros de toda la vida se quejan de que durante mucho tiempo han tratado de cambiar el horario de Mercamadrid para as¨ª empezar la jornada m¨¢s tarde. Pero no lo han conseguido porque las autoridades han querido evitar que los repartidores de alimentos coincidan en la ma?ana con la hora punta de tr¨¢fico.
Adem¨¢s de fruter¨ªas, Frutas Azahara tiene producci¨®n propia y opera como mayorista. Su sede en Gri?¨®n es un gran almac¨¦n donde van a comprar due?os de restaurantes y fruter¨ªas de terceros. Aqu¨ª tienen producto comprado en Mercamadrid, el que importan desde Marruecos (tienen especial ¨¦xito sus sand¨ªas de Agadir y Zagoura) y el que cultivan en unos terrenos de varias hect¨¢reas en las afueras del municipio de Gri?¨®n.
El due?o, Mouhy Eddine, llam¨® la atenci¨®n de los empresarios de Mercamadrid desde el principio porque se notaba que sab¨ªa lo que hac¨ªa. ¡°Son gente seria y muy rigurosa y eso es muy importante porque este producto se estropea. Conoce el sector, invirti¨® en producci¨®n y tom¨® buenas decisiones. Sin duda son un ejemplo de que trabajando bien se pueden hacer cosas grandes¡±, valora Andr¨¦s Su¨¢rez, directivo en Asomafrut, la asociaci¨®n de mayoristas de Mercamadrid.
¡°La base de este negocio es currar y lo que est¨¢ claro es que a esta gente nadie les ha regalado nada¡±, dice sobre la competencia de los nuevos negocios el frutero de Ay Madre qu¨¦ Fruta.
En las oficinas de la segunda planta de Frutas Azahara trabajan los administrativos y los familiares, que hoy llevan una vida algo m¨¢s pausada. Azahara Arif cuenta que su marido tuvo un infarto de miocardio hace poco y ha levantado algo el pie del pedal. Ahora con 63 a?os trabaja siete horas al d¨ªa contadas por el reloj, como un funcionario alem¨¢n. Se permite el lujo de disfrutar de lo que tiene.