V¨ªdeo | Volver al confinamiento: ¡°Otra vez sin ver a la familia¡±

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A las siete y media de la ma?ana, Marcos A. Bardera y Rosa Mar¨ªa Zarco despiertan a sus dos hijas: ¡°Hoy empieza la nueva etapa del confinamiento¡±, anuncia la madre. Es una de las pocas certezas que tienen. La otra es una cierta sensaci¨®n de paso atr¨¢s: ¡°Es vo...

Nota a los lectores: EL PA?S ofrece en abierto la informaci¨®n esencial del coronavirus durante la crisis. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscr¨ªbete aqu¨ª.

A las siete y media de la ma?ana, Marcos A. Bardera y Rosa Mar¨ªa Zarco despiertan a sus dos hijas: ¡°Hoy empieza la nueva etapa del confinamiento¡±, anuncia la madre. Es una de las pocas certezas que tienen. La otra es una cierta sensaci¨®n de paso atr¨¢s: ¡°Es volver al principio¡±, exclama ¨¦l. ¡°Otra vez sin ver a la familia, es lo que peor hemos llevado¡±, se queja. Y una ¨²ltima: ¡°Es un poco l¨ªo, ha habido desinformaci¨®n¡±.

¡°?Habr¨¢ que llevar justificante camino al colegio? ?Podremos hacer deporte en el parque que hay junto a la casa? ?Si la casa est¨¢ en una zona restringida, pero el colegio y el trabajo no, por qu¨¦ calle voy?¡± Preguntas de este tipo sobrevolaban la cabeza de estos dos padres cuya vivienda ha quedado atrapada en una de las zonas afectadas por las limitaciones de movilidad impuestas por la Comunidad de Madrid para frenar la situaci¨®n descontrolada de contagios que experimenta la regi¨®n. La suya, Francia, ha sido seleccionada con una incidencia de 661 casos de covid por cada 100.000 habitantes en los ¨²ltimos 14 d¨ªas, a pesar de no superar los 1.000. La media espa?ola es de 280,1.

Rosa tiene 40 a?os y dej¨® su antiguo trabajo como bi¨®loga para centrarse en intentar sacarse unas oposiciones a la polic¨ªa cient¨ªfica. Le quitaba mucho tiempo, as¨ª que decidi¨® encadenar contratos m¨¢s flexibles. El ¨²ltimo, de camarera en un catering, se fue de un plumazo como de otro plumazo lleg¨® la pandemia. ¡°Y he tenido suerte, he sido una de las pocas que ha encontrado algo despu¨¦s del confinamiento¡±. Lo logr¨® en una gasolinera del barrio de Mirasierra, donde puede hacer doblete con el estudio. A esa zona tiene que dirigirse ahora cada d¨ªa con un justificante que le ha facilitado su empresa. Es su salvoconducto para poder salir de la zona donde se ubica su casa. ¡°La clase obrera tenemos una mayor densidad de poblaci¨®n que clases m¨¢s adineradas. No es lo mismo vivir en un chal¨¦ que en edificios de nueve pisos¡±, observa Rosa. ¡°Ese es nuestro miedo, que haya un positivo en la clase de tus hijos y te tengas que quedar en casa. ?C¨®mo lo dices en el trabajo?¡±, a?ade. ¡°No podemos tirar de los abuelos¡±.

Marcos A. Bardera, 45 a?os, es maquinista en la l¨ªnea C-5 de Cercan¨ªas, entre Fuenlabrada y Humanes o Fuenlabrada y el Soto, y no entiende las restricciones cuando al mismo tiempo puede sentarse a tomarse ¡°una cerveza sin mascarilla¡± en un establecimiento. ¡°Que al final es todo cuesti¨®n de seguridad, pero la seguridad ll¨¦vala a todas partes por igual¡±, reivindica. ¡°Afecta m¨¢s a los que nos movemos para trabajar. La gente que est¨¢ en los barrios pudientes se beneficia de que teletrabajan o de que tienen el trabajo m¨¢s cerca¡±.

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