Lo peor de lo peor
La ciudadan¨ªa acepta confusa y con resignaci¨®n la segunda ola y la negligencia pol¨ªtica
El bar est¨¢ vac¨ªo y, ahora que est¨¢ abolida la barra, han colocado tres mesas altas en el espacio central. Tres caballeros solitarios beben en silencio, alguno lleva los auriculares puestos. Uno, de aspecto elegante y draculino, apret¨¢ndose un brandy, tiene gesto alcoh¨®lico. Los tres miran a la calle apesadumbrados, la calle iluminada por la luz naranja de las farolas, la calle de la peor ciudad del peor pa¨ªs, lo peor de lo peor de la pandemia en nuestro entorno.
Estos tres bebedores nocturnos, estos tres seres hopperianos, metaforizan la aceptaci¨®n de la tragedia, el hast¨ªo, cua...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
El bar est¨¢ vac¨ªo y, ahora que est¨¢ abolida la barra, han colocado tres mesas altas en el espacio central. Tres caballeros solitarios beben en silencio, alguno lleva los auriculares puestos. Uno, de aspecto elegante y draculino, apret¨¢ndose un brandy, tiene gesto alcoh¨®lico. Los tres miran a la calle apesadumbrados, la calle iluminada por la luz naranja de las farolas, la calle de la peor ciudad del peor pa¨ªs, lo peor de lo peor de la pandemia en nuestro entorno.
Estos tres bebedores nocturnos, estos tres seres hopperianos, metaforizan la aceptaci¨®n de la tragedia, el hast¨ªo, cuando el asombro y la indignaci¨®n se ven adormecidos por lo et¨ªlico y el inopinado curso de los acontecimientos. A todo se acostumbra uno y a la pandemia ya la podemos llamar hogar. Hay d¨ªas que hay pandemia y llueve. Hay d¨ªas que hay pandemia y hace sol. A partir de las 10 de la noche todo se queda dormido. Y sigue habiendo pandemia.
Estamos en el momento m¨¢s extra?o desde la aparici¨®n del virus. Un s¨ª pero no, un quiero y no puedo. Viene la segunda ola y se discute si importa m¨¢s el bolsillo o el cuerpo. ?Cu¨¢nta gente tiene que morir para compensar la balanza de las p¨¦rdidas econ¨®micas? ?Cu¨¢nta gente puede morir por esas mismas p¨¦rdidas econ¨®micas? Sabemos, eso s¨ª, que no puede haber econom¨ªa sin salud. ?Puede haber salud a pesar de la econom¨ªa?
Hay quien dice que es mejor hacer un confinamiento corto y de verdad que marear la perdiz. Crece la sensaci¨®n de que la situaci¨®n se cronifica y de que nadaremos en esta incertidumbre durante meses, tal vez para siempre. Ay, la bolsa o la vida... Es como Alien vs. Predator: gane quien gane, la Humanidad pierde. Los cient¨ªficos han escrito una carta diciendo que les hagan caso: ser¨ªa un bonito detalle. Hasta Iker Jim¨¦nez desmonta bulos y conspiraciones por la tele.
Madrid no se sabe si est¨¢ muerta o viva, o ambas cosas a la vez, como el gato de Schr?dinger. Los gatos madrile?os han petado la calle durante el fin de semana, porque ya no saben qu¨¦ tomarse en serio, porque la normalizaci¨®n conduce al riesgo, ante el sainete de las autoridades enfrentadas y una presidenta que no es que gobierne mal, es que parece no estar capacitada. En Madrid no se debe hacer casi nada, pero se puede hacer casi todo; tampoco se entiende bien cu¨¢ndo y c¨®mo podemos hacer lo que no debemos, ni d¨®nde. En fin, es todo WTF, un buen pifostio.
Mientras tanto los peque?os comercios cierran, as¨ª como los discopubs. Los cuerpos son enchufados a m¨¢quinas en los hospitales. Los tres caballeros solitarios dan un trago y posan, pusil¨¢nimes, el vaso sobre la mesa. Las pandillas pasan alegres y abrazadas por la calle, rumbo a la fiesta. Al fondo del pulm¨®n, el virus canta.