El pueblo que tem¨ªa al frutero
Detenido un hombre en la localidad madrile?a de Valdeavero, de 1.500 habitantes, acusado de abusos sexuales a una decena de menores
La ¨²nica fruter¨ªa de Valdeavero ha cerrado. Desde este lunes no queda ya ni el cartel que le daba nombre. En este peque?o municipio del este de la Comunidad de Madrid con 1.510 habitantes censados, 277 menores de 16 a?os, la detenci¨®n el pasado mi¨¦rcoles del frutero, acusado de abusos sexuales a al menos 10 menores, todos ellos varones de entre 11 y 13 a?os, ha desatado un esc¨¢ndalo sin precedentes. La Guardia Civil no desc...
La ¨²nica fruter¨ªa de Valdeavero ha cerrado. Desde este lunes no queda ya ni el cartel que le daba nombre. En este peque?o municipio del este de la Comunidad de Madrid con 1.510 habitantes censados, 277 menores de 16 a?os, la detenci¨®n el pasado mi¨¦rcoles del frutero, acusado de abusos sexuales a al menos 10 menores, todos ellos varones de entre 11 y 13 a?os, ha desatado un esc¨¢ndalo sin precedentes. La Guardia Civil no descarta que haya m¨¢s casos similares, en a?os anteriores y tambi¨¦n en otras localidades de la zona.
El caso se investiga desde agosto. Este verano, un ni?o del pueblo se neg¨® a jugar con uno de los hijos del detenido y acab¨® confes¨¢ndole a su madre el porqu¨¦: los supuestos abusos que sufr¨ªa en la trastienda de la fruter¨ªa. Seg¨²n el relato del peque?o, C. L. C., de 47 a?os, lo somet¨ªa a tocamientos tras ofrecerle golosinas o refrescos. Despu¨¦s de aquella primera denuncia llegaron otras nueve m¨¢s. Todas relataban hechos similares cometidos contra ni?os de la misma edad que los hijos del frutero, vecino de la localidad desde hac¨ªa una d¨¦cada. Se desconoce desde hace cu¨¢nto tiempo llevaba realizando supuestamente estas acciones.
Durante cinco meses en Valdeavero se dispararon las visitas al cuartel de la Guardia Civil. Las familias acud¨ªan de una en una, por separado, conforme conoc¨ªan el testimonio de los peque?os y se propagaba el miedo al frutero, un hombre atl¨¦tico y bien parecido, reci¨¦n separado. Aquellos d¨ªas hubo quien desempolv¨® su escopeta de caza, dicen dos alba?iles que este lunes remodelaban un local municipal. Pero la detenci¨®n calm¨® los ¨¢nimos, pese a la sensaci¨®n de que todos los chavales del pueblo estuvieron en peligro, como declara una madre al salir de la farmacia.
¡°Se corri¨® la voz y le ped¨ª a mi hija que no saliera de casa despu¨¦s de las clases¡±, dice. Los vecinos tomaron precauciones. Todav¨ªa hoy se propaga el miedo a que el detenido contara con compinches, pese a que el instituto armado niega esa posibilidad. C. L. C. contrat¨® a un ayudante en la fruter¨ªa, pero solo trabajaba si ¨¦l ten¨ªa que ausentarse. Lo que hoy se percibe como una tapadera que encubr¨ªa vejaciones fue un negocio m¨¢s que lleg¨® a publicitar el propio Ayuntamiento en los folletos de las fiestas veraniegas. La alcaldesa socialista de Valdeavero, Mar¨ªa Luisa Castro, declina hacer declaraciones al respecto.
Como otros tantos vecinos que prefieren guardar silencio y niegan con la cabeza si se les interroga por lo ocurrido. ?C¨®mo pudo algo as¨ª pasar inadvertido? En la tarde de este lunes el desconcierto tiene cita en el ¨²nico bar abierto del pueblo, un local de barra met¨¢lica donde una familia comenta la reciente detenci¨®n. Proceden, aseguran, de Nuestra Se?ora de Bel¨¦n, el barrio complutense en el que se crio C. L. C. ¡°Le conozco desde chiquititos. Sol¨ªa andar con ni?os, pero todos pens¨¢bamos que ten¨ªa instinto de padrazo¡±, relata el padre. Su pareja apunta que ¡°se compr¨® un chaletazo en Los Hueros, una localidad cerca de Alcal¨¢, y conduc¨ªa un descapotable rojo¡±.
Sea como fuere, el acusado se march¨® de all¨ª hace 16 a?os y acab¨® en Valdeavero, donde al principio no conoc¨ªa a nadie. Trabaj¨® en la industria del metal de Meco y carg¨® camiones para un supermercado, hasta que abri¨® su propio negocio, situado a solo ocho minutos andando desde su casa. Hoy un coche de vigilancia privada ronda por la zona de la vivienda. Rodea la manzana a cada rato y el conductor persigue con la mirada al forastero. El pavimento del patio en el que C. L. C. tomaba el sol est¨¢ completamente levantado. Junto a una piscina todav¨ªa llena de agua se acumulan los cascotes. Hay dos motos, sillas rotas, basura y restos de obra.
Destrozos en plena noche
La vecina de enfrente asegura que unos alba?iles destrozaron el lugar en plena noche. ¡°Hace dos semanas le escuch¨¦ decir que iba a vender la casa por 240.000 euros¡±, relata Mar¨ªa de la Cruz, de 70 a?os. Solo un camino empedrado separa su vivienda de la de C. L. C. Pod¨ªa o¨ªr muchas de sus conversaciones privadas porque en el interior de la casa no hab¨ªa cobertura m¨®vil y ¨¦l sal¨ªa a la calle para hablar. ¡°Pienso que se sab¨ªa vigilado y planeaba largarse en cualquier momento¡±, agrega. De la puerta del detenido cuelga un dibujo infantil, obra tal vez de uno de sus hijos. ¡°Por m¨ª, por ti, por todos. No salgas de casa, porfi¡±, puede leerse en el papel garabateado.
Un hombre baja la calle mientras apura su lata de refresco. La aplasta con la mano y la lanza al patio de C. L. C. ahora entre rejas. ¡°Total, bastante basura hay all¨ª dentro¡±, exclama. All¨ª, en su vivienda, fue arrestado el pasado mi¨¦rcoles el ¨²nico frutero de Valdeavero. Tras pasar a disposici¨®n judicial, el magistrado decret¨® prisi¨®n provisional y su ingreso en la c¨¢rcel de Alcal¨¢ de Henares.