Una peque?a Suiza para la piel escondida en la calle de Fortuny
El barrio de Salamanca, con m¨¢s de 200 centros de medicina est¨¦tica, acoge la primera sucursal del mundo de uno de los centros m¨¢s prestigiosos del mundo, la cl¨ªnica La Prairie
Una discreta embajada que apenas ser¨ªa visible si no fuera por las plazas de aparcamiento reservadas a la entrada del portal. Un recoleto restaurante, de moda, pero sin m¨¢s que un peque?o letrero. Un edificio oficial, de los pocos que admiten la visi¨®n de un guardia armado hasta los dientes en la puerta. Edificios nobles, portales m¨¢s grandes que algunos apartamentos, altas verjas y celos¨ªas. Escasos paseantes, alg¨²n despistado, una mujer caminando despacio con un perrito peludo, repartidores acelerados. Es la calle de Fortuny, en el barrio de Salamanca, un oasis entre el tr¨¢fico de la Castell...
Una discreta embajada que apenas ser¨ªa visible si no fuera por las plazas de aparcamiento reservadas a la entrada del portal. Un recoleto restaurante, de moda, pero sin m¨¢s que un peque?o letrero. Un edificio oficial, de los pocos que admiten la visi¨®n de un guardia armado hasta los dientes en la puerta. Edificios nobles, portales m¨¢s grandes que algunos apartamentos, altas verjas y celos¨ªas. Escasos paseantes, alg¨²n despistado, una mujer caminando despacio con un perrito peludo, repartidores acelerados. Es la calle de Fortuny, en el barrio de Salamanca, un oasis entre el tr¨¢fico de la Castellana y el caos ordenado de Alonso Mart¨ªnez. Esta calle, donde los pisos superan f¨¢cil y ampliamente el mill¨®n de euros, esconde algunos de los negocios m¨¢s inesperados de la capital. E incluso oculta un pedazo de Suiza.
Hace justo un a?o, a mediados de enero, uno de los hospitales m¨¢s famosos y exclusivos del pa¨ªs helv¨¦tico decidi¨® ir m¨¢s all¨¢ de sus neutrales fronteras e implantar una sucursal en el centro de Madrid. Era la primera vez en 90 a?os que aquella lujosa y exclusiva cl¨ªnica llamada La Prairie, que el doctor Paul Niehans fund¨® en Montreux en 1931, centrada en el bienestar, la longevidad y en curar por dentro y por fuera a sus pacientes, decid¨ªa implantarse en otro lugar.
¡°Se barajaron varias opciones como Mil¨¢n, que estuvo a punto, Londres o Par¨ªs, incluso Barcelona, pero al final se tom¨® la decisi¨®n de que fuera Madrid¡±, explica en la recoleta entrada del lugar la doctora Mar¨ªa Rosa Garc¨ªa Maroto, directora de Medicina Est¨¦tica del centro y una de los m¨¦dicos con los que cuenta el lugar. M¨¢s que una r¨¦plica de ese inmenso centro suizo, que cuenta con hotel, un inmenso spa (que ha sido nombrado en m¨¢s de una ocasi¨®n como el mejor del mundo), un gran gimnasio, un restaurante de lujo y todo tipo de tratamientos est¨¦ticos y una treintena de especialidades m¨¦dicas, casi todas excepto cirug¨ªa card¨ªaca y pedi¨¢trica, lo que busca ser esta cl¨ªnica es una sucursal escogida para clientes de todo el mundo que tomen Madrid como base para realizarse alg¨²n tipo de tratamiento. Adem¨¢s, es un punto de encuentro perfecto para muchos pacientes de Oriente Medio o de Am¨¦rica Latina.
La doctora Garc¨ªa Maroto sabe que la diferenciaci¨®n no es sencilla, porque ¡°solo en el barrio de Salamanca hay m¨¢s de 200 centros est¨¦ticos¡±, recapitula. Pero aqu¨ª hay un sabor especial por tratarse de un lugar por el que ¡ªen el original¡ª han pasado mandatarios como Winston Churchill o Mijail Gorbachov, actores como Marlene Dietrich, Charlie Chaplin o Cary Grant e incluso papas de Roma. P¨ªo XII se trat¨® en ella en 1953 y sigui¨® acudiendo cada cierto tiempo; se dice que la cl¨ªnica se convirti¨® en el secreto de su longevidad hasta que muri¨®, a los 82 a?os, a finales de la d¨¦cada.
Llama la atenci¨®n su arquitectura, un proyecto del estudio gon-architects. La privacidad es la m¨¢xima. La entrada principal est¨¢ en la entreplanta, pasado el portal de Fortuny, 6, pero tambi¨¦n hay una entrada directa desde el portal para quien no desee pasar por recepci¨®n y ser visto. Tambi¨¦n hay otro acceso desde el garaje, que tiene plazas reservadas para los pacientes y subida directa. Ya en la cl¨ªnica, todas las salas de tratamiento se comunican con los despachos de los m¨¦dicos, para que el paciente siempre se sienta acompa?ado. Todo es de un blanco impoluto, inmaculado, aunque los techos de las habitaciones se pueden iluminar con colores a la elecci¨®n de quien descanse en la camilla. Y la camilla, otra cuesti¨®n. ¡°La Rolls Royce de las camillas¡±, dice riendo Garc¨ªa Maroto, las m¨¢s anchas del mercado, adem¨¢s de calientes. Tumbados o a la espera, se elige la luz, la m¨²sica o el t¨¦ o el caf¨¦ de una carta seleccionada. El lujo, en los detalles.
Quien piense en b¨®tox o l¨¢ser o cuestiones similares, acertar¨¢. Pero tambi¨¦n hay tratamientos de nutrici¨®n, longevidad, eliminaci¨®n de acn¨¦, fotoenvejecimiento, plasma rico en plaquetas o para zonas ¨ªntimas, algo que demandan especialmente las mujeres de m¨¢s de 50 a?os. No hace falta pensar en precios abusivos. Aunque el tratamiento es de lujo desde el momento de poner un pie en la puerta, las tarifas son similares a las de las cl¨ªnicas est¨¦ticas no low cost de Madrid. Los tratamientos van desde los 85 euros hasta, como m¨¢ximo en el ¨¢mbito facial, los 3.000, siempre con tecnolog¨ªa puntera y con esa filosof¨ªa de ¡°tratamiento integral¡±.
Cuenta la doctora Garc¨ªa Maroto que las edades son muy variables, e incluso los g¨¦neros. Por ejemplo, son cada vez m¨¢s los hombres, sobre todo cumplidos los 60, que se animan con la est¨¦tica. Le han perdido el miedo y vienen con m¨¢s frecuencia y solos. Tambi¨¦n cada vez m¨¢s las chicas j¨®venes que buscan un tratamiento de, por ejemplo, ¨¢cido hialur¨®nico, ¡°muy influenciadas por Instagram, se ha abierto la veda¡±, afirma. El miedo ha desaparecido y el pinchazo se est¨¢ democratizando. Algo que se observa en c¨®mo cambiado en los ¨²ltimos a?os el momento en el que se hacen los tratamientos. ¡°Antes era impensable, por ejemplo, hacer algo del 20 de diciembre al 7 de enero. Ahora es cuando la gente quiere las citas, no les importa que la familia les vea con un hematoma, pero quieren llegar bien al trabajo o a una entrevista laboral. De hecho, aunque parece chocante tambi¨¦n viene gente en paro para estar bien para una contrataci¨®n¡±. Tambi¨¦n hay quienes deciden el tratamiento en funci¨®n de lo que tienen: presupuesto, d¨ªas libres, necesidad de d¨ªas de baja. La modernidad ha llegado a la est¨¦tica.
Si a muchos les suena el nombre de La Prairie de esta cl¨ªnica, ser¨¢ no solo por su hermana mayor suiza, sino por la marca de cremas, s¨¦rums... que tiene el mismo nombre. Ambas nacen juntas pero ¡°en los ochenta la firma se vendi¨® al grupo Beiersdorf, el de Nivea¡±. Ya con caminos separados, cl¨ªnica y marca mantuvieron sus nombres. ¡°Uno de los due?os de la cl¨ªnica vio que hab¨ªa que lanzar una l¨ªnea para los clientes, y es azul tambi¨¦n porque est¨¢ basada en la flor de Iris suiza, que es de ese color¡±, relata Garc¨ªa Maroto. Sus productos se llaman ahora Clinique La Prairie.