Los bares chinos de Madrid rechazan la libertad de Ayuso
La comunidad asi¨¢tica se impone normas severas porque desconf¨ªa de la permisividad del Gobierno regional frente al coronavirus
Pasta Wok es un restaurante de Madrid, la capital de las normas generosas, pero si alguien se atreve a poner un pie en este establecimiento de tallarines artesanales en el distrito de Usera deber¨¢ responder por violar la estricta ley de su due?o. Tres taburetes bloquean la entrada y dos carteles avisan en chino y espa?ol de las reglas que se ha autoimpuesto el negocio: solo comida para llevar y prohibido entrar. Esta ¨²ltima norma est¨¢ resaltada con tres signos de...
Pasta Wok es un restaurante de Madrid, la capital de las normas generosas, pero si alguien se atreve a poner un pie en este establecimiento de tallarines artesanales en el distrito de Usera deber¨¢ responder por violar la estricta ley de su due?o. Tres taburetes bloquean la entrada y dos carteles avisan en chino y espa?ol de las reglas que se ha autoimpuesto el negocio: solo comida para llevar y prohibido entrar. Esta ¨²ltima norma est¨¢ resaltada con tres signos de exclamaci¨®n. Al asomar la cabeza dentro del establecimiento el encargado avisa furioso desde detr¨¢s del mostrador: ¡°?No!, ?fuera!¡±.
El virus es algo muy serio en Usera, el distrito con m¨¢s chinos de Madrid. Hace un a?o esta comunidad se adelant¨® a las autoridades espa?olas. No les obligaba nadie pero los comercios cerraron por su cuenta, los padres dejaron de llevar a los ni?os al colegio y todos empezaron a ponerse mascarillas. Parec¨ªa paranoia, pero semanas despu¨¦s, con los hospitales al borde del colapso, muchos en Madrid se lamentaron de no haber seguido su ejemplo.
Un a?o m¨¢s tarde la pandemia ahoga menos y la autoridades de la regi¨®n han dado m¨¢s libertades que en muchos lugares de Europa con la idea de seguir haciendo dinero, aunque sea a costa de arriesgar la salud. Madrid se ha convertido en la capital del tardeo, las terrazas abarrotadas y los franceses refugiados. A muchos chinos de Usera las costumbres en Madrid les siguen pareciendo imprudentes. Numerosos negocios de hosteler¨ªa orientados al p¨²blico chino est¨¢n abiertos pero, como Pasta Wok, solo hacen entregas a domicilio. Las escuelas de chino ¨²nicamente dan clases online y muchos vecinos piden al supermercado que les lleve las compras a casa.
Nochevieja fue para los espa?oles una ocasi¨®n para relajar normas y retomar los encuentros con familia y amigos, pero el A?o Nuevo chino, que fue el 12 de febrero, no ha sido excusa para bajar la guardia. Las festividades acaban el viernes pero el sal¨®n m¨¢s popular de Usera para bodas y cumplea?os, el restaurante Guo Dong, estaba vac¨ªo este lunes por la tarde. No ha habido ni una sola reuni¨®n estos d¨ªas, dice Kai Zhang, el due?o de 33 a?os: ¡°Nadie sale de casa. Ni siquiera para reunirse con otros familiares¡±.
Como otros hosteleros de Usera, tiene un cartel en la puerta que avisa de que solo hacen repartos a domicilio, pero admite que lo est¨¢n pasando tan mal que si alguien lo pide puede permitirles comer en el sal¨®n. Guo Dong tiene incluso una segunda planta con habitaciones para comidas en privado. Pero Kai dice que ni por esas se anima su clientela.
Comer al aire libre podr¨ªa tranquilizar a algunos vecinos chinos, pero como las calles de Usera son muy estrechas, no hay espacio para las mesas de las terrazas. El mismo problema tienen los bares t¨ªpicos frecuentados por espa?oles de origen, pero estos locales s¨ª permiten entrar al establecimiento. La atm¨®sfera es mucho m¨¢s distendida en estos establecimientos. Seg¨²n la ¨²ltima actualizaci¨®n de normas del Gobierno de Isabel D¨ªaz Ayuso, los negocios de hosteler¨ªa pueden permitir en interiores una ocupaci¨®n de cuatro personas por mesa.
En la Cervecer¨ªa Bar ?ngel Luis, un cliente beb¨ªa cerveza en la barra este lunes, a pesar de que eso s¨ª est¨¢ prohibido por las normas de la Comunidad de Madrid. Aqu¨ª dentro saben que los comercios de chinos tienen normas propias, m¨¢s estrictas, pero apenas reparan en ese contraste. ¡°En Usera los espa?oles y los sudamericanos van a unos bares y los chinos van a otros¡±, dice con naturalidad un parroquiano, Alfredo, como si esa separaci¨®n fuera lo m¨¢s normal del mundo.
Disciplina china frente a tolerancia europea
En Usera ni siquiera los chinos j¨®venes cuestionan la disciplina contra el virus que exige su comunidad. Yiting Chen, una chica de 20 a?os, no ha salido de fiesta en todo el a?o. ¡°Solo he ido de compras con las amigas¡±, dice mientras espera a que le preparen un t¨¦ de burbujas en la puerta de un establecimiento que tambi¨¦n proh¨ªbe el paso. Otra cliente, Michelle Chen, de 30 a?os, lamenta que los j¨®venes no hagan sacrificios. ¡°No se lo han tomado en serio y han hecho botell¨®n¡±.
Pero hay chinos de segunda generaci¨®n que cuestionan tantas privaciones. Jackie Yun, de 29 a?os, es un joven de origen chino criado en Dinamarca que lleva cinco a?os en Madrid. Sus padres residen en China donde tienen negocios, as¨ª que ¨¦l vive ¡°entre dos mundos¡±. En el ¨²ltimo a?o ha participado muchas veces en foros de Internet en el debate de qu¨¦ enfoque es mejor: ?la disciplina china o la permisividad europea? ?l pone a Madrid en el mismo grupo que el resto de capitales europeas porque dice que en Copenhague la gente tambi¨¦n hace fiestas, aunque en domicilios.
Yun reconoce que los fines de semana va a las discotecas del centro de Madrid, despu¨¦s del almuerzo. Hay gente en cola y dentro todo el mundo bebe y baila como antes de la pandemia: ¡°Creo que es lo m¨¢s natural. Yo al principio no sal¨ªa, pero creo que la gente tiene derecho a divertirse. Llevamos un a?o viviendo as¨ª y esto ha durado demasiado tiempo¡±.
Mientras, otros en Usera prefieren esperar a que la vacuna traiga la normalidad. ¡°Falta poco¡±, dice Alex Cai, un empleado del restaurante Hong Du, otro de los locales que proh¨ªbe comensales. ¡°Pronto volveremos a usar las mesas¡±, dice se?alando a su alrededor. Todas las sillas est¨¢n sobre las mesas, rodeadas con una cinta amarilla y negra. Parece que han sido intervenidos por la polic¨ªa, pero la escena se explica por el sentido del deber de su jefe.