Esto no es una pel¨ªcula
Las elecciones en Madrid se han convertido en una alfombra de l¨ªneas rojas llena de barro
Hay un peque?o gran grupo de madrile?os que se huelen en la oscuridad. Se olfatean, saben qui¨¦nes son. Se empiezan a ver especialmente a mediados de enero y durante apenas unos meses se hacen compa?¨ªa en silencio. Engullen todas las pel¨ªculas que tengan asociada la palabra nominaci¨®n. Deben llegar a la noche de los Oscar con toda la lista tachada, con quiniela incluida. Vicio en celuloide. En tiempos prepand¨¦micos se reun¨ªan durante la madrugada en el Palacio de la Prensa de la Gran V¨ªa. Esta transici¨®n de domingo a lunes les toca en casa, pero volver¨¢n a ir trabajar sin haber dormido. ?Qu¨¦ no...
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Hay un peque?o gran grupo de madrile?os que se huelen en la oscuridad. Se olfatean, saben qui¨¦nes son. Se empiezan a ver especialmente a mediados de enero y durante apenas unos meses se hacen compa?¨ªa en silencio. Engullen todas las pel¨ªculas que tengan asociada la palabra nominaci¨®n. Deben llegar a la noche de los Oscar con toda la lista tachada, con quiniela incluida. Vicio en celuloide. En tiempos prepand¨¦micos se reun¨ªan durante la madrugada en el Palacio de la Prensa de la Gran V¨ªa. Esta transici¨®n de domingo a lunes les toca en casa, pero volver¨¢n a ir trabajar sin haber dormido. ?Qu¨¦ noche la de aquel d¨ªa!
Y con m¨¢s de nueve mil kil¨®metros de distancia compiten a la vez dos alfombras rojas, porque las elecciones en Madrid se han convertido en mucho artificio, en mucho relato, en mucho show, en mucho golpe de efecto, en mucho decorado, en mucho v¨ªdeo, en mucho eslogan. Pero con barro. Detr¨¢s de esa luces est¨¢ tambi¨¦n la realidad, como cuenta Nomadland, de Chlo¨¦ Zhao. Al encenderse las luces del cine Embajadores todo el mundo segu¨ªa hincado en su sill¨®n pensando en lo que nos puede pasar en cualquier momento. Un sistema que expulsa al rinc¨®n a muchos, que los empuja a la precariedad m¨¢s absoluta, a la exclusi¨®n. Una realidad aqu¨ª y all¨¢, a la que pone rostro Frances McDormand. Una historia que podr¨ªa contarse entre el mill¨®n de personas que en la comunidad -la m¨¢s rica en PIB per c¨¢pita- vive en riesgo de pobreza.
Un Madrid tambi¨¦n al que algunos quieren pintar en blanco y negro, y no precisamente con la p¨¢tina del Hollywood cl¨¢sico de Mank, de David Fincher. Esta ciudad plagada de carteles, en la que Vox busca criminalizar a los menores extranjeros no acompa?ados con ese doloroso anuncio electoral en plena estaci¨®n de Sol. Se tendr¨ªa que proyectar all¨ª mismo Minari, seleccionada hasta en la categor¨ªa de mejor pel¨ªcula, para contar bien lo que es la b¨²squeda de una nueva vida por parte de los inmigrantes. Ese esp¨ªritu que siempre ha tenido la capital de acogida, de lugar de futuro de todos, seas de donde seas, vayas a donde vayas. Que suene bien fuerte aqu¨ª la m¨²sica de La madre del blues ante los o¨ªdos de una Roc¨ªo Monasterio que pone en duda hasta las amenazas de muerte. No es un thriller, se trata de democracia.
Ese Madrid en el que tambi¨¦n ir¨¢n por primera vez a votar muchos j¨®venes y esas generaciones que ya han sido golpeadas por dos crisis, con vidas truncadas al m¨¢s puro Sound of metal. Esa comunidad en la que muchas mujeres ya no piensan callarse m¨¢s y que aplauden con fuerza cuando acaba Una joven prometedora. ?Viva Carey Muligan! ?Y Emerald Fennell! Como la emoci¨®n que se siente en una butaca aqu¨ª viendo entre risas y l¨¢grimas lo que pasa en una residencia en Chile con El agente topo. El pr¨®ximo cuatro de mayo nos toca rodar nuestro propio documental, el gui¨®n no est¨¢ escrito todav¨ªa, aunque muchos piensen que ya han ganado. Bienvenidos a Madrywood.