El regreso de Beckett al Lagrada
El mon¨®logo ¡®La ¨²ltima cinta de Krapp¡¯, sobre un hombre envejecido que acostumbra a grabar su diario en un magnet¨®fono
El teatro Lagrada (calle de Ercilla, 20) vuelve a reponer La ¨²ltima cinta de Krapp, un intenso mon¨®logo donde se versiona la famosa obra escrita por Samuel Beckett, los viernes y s¨¢bados a las 20 horas y los domingos a las 19 horas hasta el 23 de mayo.
¡°Hemos llegado hasta aqu¨ª Miguel Torres y yo mismo, desde 1989, escuchando la vieja cinta, escuchando al viejo Krapp. Hoy la ponemos de nuevo a girar y recuperamos no la melancol¨ªa sino la satisfacci¨®n de volver al and¨¦n de la estaci¨®n, sentarnos en e...
El teatro Lagrada (calle de Ercilla, 20) vuelve a reponer La ¨²ltima cinta de Krapp, un intenso mon¨®logo donde se versiona la famosa obra escrita por Samuel Beckett, los viernes y s¨¢bados a las 20 horas y los domingos a las 19 horas hasta el 23 de mayo.
¡°Hemos llegado hasta aqu¨ª Miguel Torres y yo mismo, desde 1989, escuchando la vieja cinta, escuchando al viejo Krapp. Hoy la ponemos de nuevo a girar y recuperamos no la melancol¨ªa sino la satisfacci¨®n de volver al and¨¦n de la estaci¨®n, sentarnos en el banco del viejo canal o permanecer en el muelle esa noche de marzo y al final, tomar la barca en el lago hasta quedar encallados entre las ca?as. Volver como lo hacen los aniversarios, solo que esta vez lo es de Torres-Krapp. Y sobre todo volver a Beckett, retornando a un destino sin fin, con el que vernos cara a cara con la esencia del teatro. Ning¨²n efecto espectacular para atenciones distra¨ªdas. Nada que camufle la materia que le da forma. El teatro ah¨ª, sin m¨¢s abalorios que el brillo de los ojos del viejo Krapp en la penumbra de su cuchitril. A la espera de que ella abra los ojos para dejarle entrar. Escuchando palabras memorables que un d¨ªa pronunci¨®, hoy rid¨ªculas pretensiones. Volver a esas certezas, volver a esas incertidumbres, materia de escritura con la que hacen su obra Krapp-Bekett. Con ellos regresamos a esa especie de pureza, contaminada de desperfectos, que es nuestra memoria. All¨ª la esencia de este teatro, del teatro. Alguien, nosotros mismos, convirtiendo lo que o¨ªmos y vemos ah¨ª fuera, en la escena, en una escucha y un mirar pasado. Insistir es repetir, repetir por haber fracasado. Este ha sido el proceder de nuestro deseo por volver a La ¨²ltima cinta de Krapp. Todos los fracasos anteriores nos llevan a repetir esta puesta en escena. Y con ella esperar que algo ocurra cuando la quietud y el silencio lo cubran todo. De esta manera invitamos a Beckett a ver soplar las candilejas de este sesenta y nueve aniversario¡±, cuenta su responsable, Pablo Corral G¨®mez.