Quisimos ser mejores
Pretendimos frenar, bajar revoluciones, encontrar una nueva manera de vivir, m¨¢s sanos, m¨¢s cuidadosos, menos consumistas
Lo quisimos de verdad. Quisimos pararnos y escuchar, bucear en nuestro mundo interior cuando la pandemia nos obligaba a encerrarnos en casa y encontrar respuestas a todas esas preguntas que no nos atrev¨ªamos a formular. Pretendimos frenar, bajar revoluciones, encontrar una nueva manera de vivir, m¨¢s sanos, m¨¢s cuidadosos, menos consumistas. Dijimos m¨¢s de una vez ¡°esto es culpa nuestra¡± y nos contestamos ¡°?no lo volveremos a hacer!¡± como un ni?o dice cuando lo rega?as por pintar con rotuladores el sof¨¢. Pero, igual que ese ni?o, lo dijimos por decir, porque sab¨ªamos que era lo que se esperaba ...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Lo quisimos de verdad. Quisimos pararnos y escuchar, bucear en nuestro mundo interior cuando la pandemia nos obligaba a encerrarnos en casa y encontrar respuestas a todas esas preguntas que no nos atrev¨ªamos a formular. Pretendimos frenar, bajar revoluciones, encontrar una nueva manera de vivir, m¨¢s sanos, m¨¢s cuidadosos, menos consumistas. Dijimos m¨¢s de una vez ¡°esto es culpa nuestra¡± y nos contestamos ¡°?no lo volveremos a hacer!¡± como un ni?o dice cuando lo rega?as por pintar con rotuladores el sof¨¢. Pero, igual que ese ni?o, lo dijimos por decir, porque sab¨ªamos que era lo que se esperaba de nosotros.
Dijimos que ¨ªbamos a proteger a los trabajadores esenciales y las cajeras de los supermercados siguen sin estar vacunadas.
Quer¨ªamos hacernos o¨ªr cada tarde a las ocho desde los balcones. Quer¨ªamos que los aplausos llegaran hasta los hospitales. Quer¨ªamos ser m¨¢s respetuosos con el medio ambiente. Quer¨ªamos convertirnos en los mejores seres humanos que han pisado la Tierra. Pero incluso en ese deseo hab¨ªa corrupci¨®n porque quisimos de forma ambiciosa y de forma ego¨ªsta. Dijimos que ¨ªbamos a proteger a los trabajadores esenciales y las cajeras de los supermercados siguen sin estar vacunadas. Afirmamos que ya no comprar¨ªamos tanto, que solo comprar¨ªamos lo que de verdad necesit¨¢bamos y luego, de pronto, se empezaron a vender mascarillas de lentejuelas para ir conjuntados en caso de fiesta, cursos mindfulness promocionados por empresas para hacernos sentir mejor y estancias de hotel para teletrabajar.
Prometimos que ¨¦ramos todos una red, que necesit¨¢bamos cuidarnos entre nosotros y proteger a los vulnerables y en el minuto uno del fin del estado de alarma nos quitamos la mascarilla coreando ¡°libertad¡± subidos unos encima de otros en el nuevo festival de los contagios. Y mientras pa¨ªses como Israel ya celebran conciertos sin mascarilla porque est¨¢n todos vacunados y pa¨ªses como EE UU aseguran que el 4 de julio tambi¨¦n ser¨¢ el ¡°d¨ªa de la independencia del covid¡± porque tienen vacunas para enterrarnos, pero han decidido que ser¨¢n todas para ellos, hay pa¨ªses como Etiop¨ªa, como Irak, Senegal, Venezuela o Ucrania que ni siquiera tienen la suficiente poblaci¨®n vacunada como para salir en los gr¨¢ficos. A d¨ªa de hoy, solo un 5% de la poblaci¨®n mundial est¨¢ vacunada. De nuevo, a la divisi¨®n entre Norte y Sur, entre desarrollados y sin desarrollar, entre ricos y pobres, entre personas humanas con derechos y masas amorfas de gente de la que nos acordamos cuando legislamos leyes de extranjer¨ªa, sumamos una nueva divisi¨®n: los que est¨¢n vacunados y los que no. Los que est¨¢n salvados y los que est¨¢n condenados a morir. Y no es que no llegaran a tiempo cuando se repart¨ªa la tarta de la salud, es que ni siquiera les dejamos sentarse a la mesa.
Catorce meses despu¨¦s de que la pandemia nos encerrara, ya podemos viajar libremente entre comunidades y quedarnos en la calle de noche, pero hemos olvidado lo principal: nuestra gran ambici¨®n para conseguir que una pandemia, que la muerte dolorosa, aleatoria e indiscriminada, nos convirtiera en la sociedad bondadosa. Hemos fallado. Quisimos ser mejores, pero no supimos ni por d¨®nde empezar.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra nueva newsletter sobre Madrid