C¨®mo contar la misma historia de 34 maneras diferentes
Jes¨²s Cracio dirige ?Que no¡?, un relato adaptado del libro ¡®Ejercicios de estilo¡¯, del franc¨¦s Raymond Queneau, que cambia continuamente de narrador y de versi¨®n
Un autob¨²s de la l¨ªnea 27, la estaci¨®n de Chamart¨ªn, un sombrero que no gusta a nadie y un bot¨®n para a?adir a un abrigo. Son los cuatro elementos que se repiten una y otra vez, hasta llegar a 34, dentro del relato de un suceso que cambia continuamente de narrador y de versi¨®n. Lo cuenta una periodista de televisi¨®n que acent¨²a de forma exagerada cada s¨ªlaba de las palabras, un maestro que lo aborda como si fuera un problema de conjuntos matem¨¢ticos en una pizarra, un preso durante un interrogatorio en una comisar¨ªa de polic¨ªa. El espectador no puede hacer otra cosa que preguntarse a qu¨¦ est¨¢ ...
Un autob¨²s de la l¨ªnea 27, la estaci¨®n de Chamart¨ªn, un sombrero que no gusta a nadie y un bot¨®n para a?adir a un abrigo. Son los cuatro elementos que se repiten una y otra vez, hasta llegar a 34, dentro del relato de un suceso que cambia continuamente de narrador y de versi¨®n. Lo cuenta una periodista de televisi¨®n que acent¨²a de forma exagerada cada s¨ªlaba de las palabras, un maestro que lo aborda como si fuera un problema de conjuntos matem¨¢ticos en una pizarra, un preso durante un interrogatorio en una comisar¨ªa de polic¨ªa. El espectador no puede hacer otra cosa que preguntarse a qu¨¦ est¨¢ asistiendo, qui¨¦n tiene raz¨®n y qui¨¦n est¨¢ contando mal la historia. Unas preguntas que dif¨ªcilmente encontrar¨¢n respuesta al final de ?Que no¡?, la obra de teatro fren¨¦tica e inesperada del dramaturgo y director Jes¨²s Cracio, que se representa en las Naves del Espa?ol del Matadero hasta el 21 de noviembre.
El director vuelve a poner en escena un espect¨¢culo que debut¨® hace m¨¢s de 30 a?os en la Sala Olimpia de Madrid, hoy Teatro Valle-Incl¨¢n. El mismo Cracio adapt¨® en esa ocasi¨®n ¡ªjunto a Antonio Fern¨¢ndez Ferrer y Christian Boyer¡ª el libro del escritor y poeta franc¨¦s Raymond Queneau, Ejercicios de Estilo (C¨¢tedra, 1947), que escribi¨® despu¨¦s de asistir a un concierto de El arte de la fuga, de Johann Sebastian Bach. La obra musical del alem¨¢n, caracterizada por variaciones y repeticiones constantes sobre un mismo tema, inspir¨® a Queneau, que decidi¨® contar un suceso trivial de 99 maneras diferentes.
De la partitura al libro y de la literatura al teatro. El director asturiano lleva al escenario 34 versiones de la misma historia: en un autob¨²s, a la hora punta, un joven con un sombrero de fieltro con un cord¨®n morado se enfada con un vecino, que lo empuja cada vez que alguien se baja o se sube del autob¨²s. Dos horas m¨¢s tarde, en la Plaza de Castilla, el mismo joven se encuentra a un amigo que le aconseja a?adir un bot¨®n en el escote del abrigo. Es una historia sencilla y en apariencia sin misterio que, sin embargo, consigue atrapar al espectador gracias a la originalidad de cada variaci¨®n y a la sensacional capacidad camale¨®nica del reparto.
Javier Ballesteros, Nur Levi, Rosa Mart¨ª, Arturo Mart¨ªnez V¨¢zquez, Paloma de Pablo, Fernando Sainz de la Maza, Claudia Salas y ?lex Villaz¨¢n interpretan a diferentes personajes que protagonizan, asisten o simplemente dan eco a este suceso que se multiplica y cambia continuamente de versi¨®n. ¡°Es una funci¨®n sorpresa, no es habitual llevar al teatro una cosa tan peculiar¡±, reconoce Cracio, que describe ?Que no¡? como una comedia humana comunicativa que obliga el espectador a imaginar y pensar m¨¢s all¨¢ de la realidad. De hecho, el espect¨¢culo no deja de sorprender, ni cuando se apagan los aplausos del p¨²blico y se encienden las luces de la sala.
Ocho actores
El nombre de la obra ¡ªque recrea la pronunciaci¨®n del apellido del escritor surrealista, Queneau¡ª juega con el desconcierto que provoca ver a ocho actores moverse, aparentemente sin control, en un escenario con escaso decorado y cambiar de vestuario, de timbre de voz o forma de actuar para interpretar a 40 personajes distintos en poco m¨¢s de una hora de espect¨¢culo. ¡°El cuerpo de los actores es esencial en una funci¨®n como esta, hace el 70% del trabajo¡±, aclara el director, que subraya el fundamental trabajo de la dise?adora de vestuario, Beatriz Robledo, y de la core¨®grafa, Marta G¨®mez.
La m¨²sica, sin embargo, es tambi¨¦n protagonista. Las ins¨®litas variaciones de la Tocata y fuga en Re menor de Bach envuelven la escena: le siguen el rock duro de Metallica, una versi¨®n en clave de jazz y una interpretaci¨®n on¨ªrica con el arpa, entre otras. ¡°Despu¨¦s de 40 d¨ªas de ensayos, acabamos so?ando con la m¨²sica de Bach¡±, afirma Cracio, que reconoce que ha sido f¨¢cil trabajar con un reparto de actores dispuestos a tirarse a la piscina sin agua desde el primer minuto. ¡°Es dif¨ªcil encontrar un actor que lea primero la obra en lugar del papel, y mis actores empezaron a ensayar sin saber a qui¨¦n iban a interpretar¡±, agrega.
En un deje de nostalgia, el director asturiano confiesa que ha sido inevitable recordar aquel primer estreno de 1988 en la Olimpia, y la siguiente gira en Buenos Aires, donde ?Que no¡? se represent¨® durante un a?o en el Teatro Recoleta. Algunas de las historias han sido transformadas o sustituidas, tras haber perdido la vinculaci¨®n con la actualidad, pero la visi¨®n de Cracio sobre la obra no ha cambiado: ¡°He acumulado experiencia, eso s¨ª. Al final, lo m¨¢s importante siempre es observar y entender, es as¨ª como afloran las cosas¡±.
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