Tu segunda vida de mentira
El poder de la ubicuidad m¨¢s que un poder celestial surgi¨® como una decisi¨®n pol¨ªtica bastante terrenal
Se llama omnipresencia a la capacidad de estar presente a la vez en todas partes. Omnipotente y omnipresente, divino. No hace falta ir a diario a misa para que el relato nos suene. Lo curioso es que el poder de la ubicuidad m¨¢s que un poder celestial surgi¨® como una decisi¨®n pol¨ªtica bastante terrenal: se conoce que fue el fara¨®n Akenat¨®n el primero de la historia que le otorg¨® a un dios la capacidad de ser omnipresente. El dios elegido fue At¨®n, cuyo nombre significa ¡®todo¡¯ o ¡®compl...
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Se llama omnipresencia a la capacidad de estar presente a la vez en todas partes. Omnipotente y omnipresente, divino. No hace falta ir a diario a misa para que el relato nos suene. Lo curioso es que el poder de la ubicuidad m¨¢s que un poder celestial surgi¨® como una decisi¨®n pol¨ªtica bastante terrenal: se conoce que fue el fara¨®n Akenat¨®n el primero de la historia que le otorg¨® a un dios la capacidad de ser omnipresente. El dios elegido fue At¨®n, cuyo nombre significa ¡®todo¡¯ o ¡®completo¡¯. La elecci¨®n de un dios ¨²nico no fue, por supuesto, democr¨¢tica sino que un d¨ªa, el fara¨®n decidi¨® que hac¨ªa falta un cambio radical en la sociedad egipcia as¨ª que colocaba a At¨®n por encima del resto de las divinidades y a s¨ª mismo como ¨²nico intermediario entre el ser omnipotente y los mortales. Akenat¨®n invent¨® a la vez un dios que todo lo ve y un mensajero al que de todo se informa.
La semana pasada, otro tipo divino, decidi¨® tambi¨¦n ejercer uso de su derecho de la ubicuidad. Suponemos que se ley¨® la historia de Akenat¨®n y que revis¨® varias veces el significado de la palabra griega ¡®crisis¡¯ y luego alg¨²n que otro libro de autoayuda que le inform¨® que es en chino, y no en griego, el idioma en el que crisis se escribe usando dos caracteres. Uno de ellos es ¡®peligro¡¯ y el otro es ¡®oportunidad¡¯. Y aquel tipo divino empez¨® a dedicar todo el tiempo que le sobraba desde que no ten¨ªa que decidir cada d¨ªa qu¨¦ ropa ponerse, porque el uniforme del mensajero de dios son unos vaqueros y una camiseta gris, y lleg¨® a una conclusi¨®n clara: hab¨ªa creado a dios pero dios estaba en una crisis existencial.
As¨ª que, como buen arquitecto, hab¨ªa que reconstruir la casa de dios. Lo primero era cambiarle el nombre. El viejo se refer¨ªa a algo demasiado f¨ªsico y tangible y adem¨¢s de f¨¢cil traducci¨®n. ?Por qu¨¦ no lo hacemos un poco m¨¢s po¨¦tico?, se dijo el mensajero divino. Nadie contest¨® al otro lado as¨ª que pens¨® que dios estar¨ªa de acuerdo. Lo llam¨® Metaverso, le puso un infinito torcido de logo. Meta, que es como lo llaman los amigos y que suena un poco a drogas turbias, es la nueva casa de dios. Y como el mismo dios, no existe pero s¨ª. No se puede tocar, pero vale millones. En palabras del mensajero, estamos ante ¡°la siguiente versi¨®n de internet¡±. Un mundo virtual listo para recibir a nuestro avatar que interactuar¨¢ con el avatar de otro en una segunda vida completamente digital en la que se podr¨¢n comprar virguer¨ªas digitales y visitar lugares del mundo que en nuestra primera vida no nos podemos permitir visitar. Es decir: no abrazar, no tocar, no pisar, no oler, no sentir. Para ser el mensajero del dios social, parece que le gusta demasiado poco la sociedad.
Por cierto, volviendo al tema de Akenat¨®n: lo de crear un dios ubicuo no le fue demasiado bien. En cuanto el fara¨®n se muri¨®, los egipcios volvieron a sus antiguas deidades.
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