Los peque?os seres: la librer¨ªa de Madrid en la que ¡°se vende todo¡±
Desde muebles antiguos a piezas artesanas de cer¨¢mica, este local situado en la calle de Ribera de curtidores ofrece al p¨²blico una original muestra literaria y talleres para todas las edades
Al amparo del rastro de Madrid se ubica la librer¨ªa Los peque?os seres, en el n¨²mero 19 de la calle de Ribera de Curtidores. Nada m¨¢s entrar un estante en forma de m¨¢quina de videojuegos arcade y una decoraci¨®n basada en muebles antiguos dan la bienvenida al visitante. Todo lo que hay dentro de ella se vende. Es el concepto que Patricia Heredia, de 33 a?os, y Leonardo Maita, de 34, procedentes de Caracas (Venezuela), han querido implantar desde que abrieron este local en septiembre de 2020, que cada vez atrae a m¨¢s p¨²bli...
Al amparo del rastro de Madrid se ubica la librer¨ªa Los peque?os seres, en el n¨²mero 19 de la calle de Ribera de Curtidores. Nada m¨¢s entrar un estante en forma de m¨¢quina de videojuegos arcade y una decoraci¨®n basada en muebles antiguos dan la bienvenida al visitante. Todo lo que hay dentro de ella se vende. Es el concepto que Patricia Heredia, de 33 a?os, y Leonardo Maita, de 34, procedentes de Caracas (Venezuela), han querido implantar desde que abrieron este local en septiembre de 2020, que cada vez atrae a m¨¢s p¨²blico interesado por los libros y las curiosidades que hay dentro de ella.
Los dos j¨®venes, con experiencia en el mundo editorial, no pensaban que su vida en la capital estar¨ªa ligada a este original espacio, en el que a?os atr¨¢s se vend¨ªan muebles nuevos y de segunda mano. El esfuerzo econ¨®mico que han tenido que hacer desde que emigraron de su pa¨ªs ha sido mucho. Hoy, adem¨¢s de vender libros usados y nuevos, tambi¨¦n desarrollan varios tipos de talleres. Entre ellos: los clubes de lectura en italiano, ingl¨¦s, franc¨¦s y espa?ol. Un club de filosof¨ªa. Encuadernaci¨®n. O yogacuento, entre otros. Esta ¨²ltima actividad, pensada para los m¨¢s peque?os, desde que tienen meses, tiene como objetivo, adem¨¢s de que conozcan esta disciplina, que escuchen un cuento con el que se relajen y les acerque a la lectura. ¡°Es una de las iniciativas, junto al club de lectura en ingl¨¦s, que m¨¢s inter¨¦s generan entre las personas que nos visitan¡±, asegura Heredia. Ninguno de los talleres, la mayor¨ªa semanales, cuesta m¨¢s de 40 euros al mes.
Marisa Fuentes forma parte del club de lectura en italiano desde sus inicios y tambi¨¦n compra con frecuencia libros y objetos de regalo. ¡°He estudiado italiano muchos a?os y es una forma de no desconectar del idioma y de estar al d¨ªa de los libros m¨¢s actuales. El ambiente relajado, el trato de Patricia y Leonardo, y la amplia oferta literaria hacen que merezca la pena ir¡±, afirma. Raffaela Roccia es otra de las clientas habituales y la madre de Mat¨ªas, un ni?o de cinco a?os asiduo a las actividades infantiles de los s¨¢bados por la ma?ana como el yogacuento o el taller de rob¨®tica. Ellos dos fueron de los primeros clientes en conocer la librer¨ªa y ahora siguen siendo fijos. ¡°Nos enteramos por una compa?era de clase y ahora son varios los ni?os del cole los que se juntan en la librer¨ªa. Es un ambiente muy familiar que no encuentras en otros sitios, casi parece una ludoteca, y mi hijo es el que me pide ir. Adem¨¢s, tienen libros en italiano, que es nuestro idioma natal, y me ayuda mucho a la hora de compaginar los dos idiomas. Lo mismo le ocurre a un compa?ero de mi hijo que es irland¨¦s y que habla espa?ol e ingl¨¦s¡±, cuenta la madre.
Ni caros, ni baratos, sino buenos
Desde que llegaron a esta castiza calle de la capital, Heredia y Maita tienen claro la filosof¨ªa de su negocio. ¡°Cuando la gente nos pregunta si los libros son caros o son baratos siempre respondemos que son buenos. Tratamos de tener literatura. Libros raros y descatalogados que compramos en su mayor¨ªa a particulares. Y basamos nuestro trabajo en asesorar al lector para que no se mueva solo por las modas o los t¨ªtulos m¨¢s conocidos. El ritmo de muchas editoriales es bastante fren¨¦tico y es contraproducente porque es imposible que a una persona le d¨¦ tiempo a leer todo¡±, explica Maita. Por eso en sus estantes, aunque tambi¨¦n tienen varias novedades, tratan de tener otros t¨ªtulos menos populares que complementen la oferta, siempre intentan asesorar a quienes entran a curiosear y tratan de ayudar al comprador en su elecci¨®n.
El p¨²blico que se acerca a esta tienda de dos plantas es muy variado. Desde vecinos del barrio hasta turistas de diferentes provincias y pa¨ªses que entran de casualidad los domingos. A veces, atra¨ªdos por un espejo que colocan en la entrada para llamar la atenci¨®n de los curiosos. ¡°Vivimos dentro del ecosistema del rastro. Muchos de los clientes que tenemos son los propios comerciantes de otros negocios que nos han apadrinado y nos han ense?ado sus oficios o nos han cedido los muebles que vendemos. La idea en un futuro es que estos comercios, sin relevo generacional, como un fabricante de l¨¢mparas, restauradores, vendedores de cuadros o artesanos que trabajan materiales como la piel tengan en nuestra librer¨ªa un espacio en el que desarrollar su tarea o ense?¨¢rsela a personas interesadas¡±, comenta el librero.
Entre las an¨¦cdotas que les han situado en el mapa se encuentran la de una vez que una conocida influencer comparti¨® una publicaci¨®n en Instagram que aument¨® las visitas a su p¨¢gina web. Incluso han tenido varios encargos de lectores desde otras ciudades que han reservado sus libros de narrativa, filosof¨ªa, ensayo o arte antes de visitar la capital en esta librer¨ªa. Lo que m¨¢s les funciona es el boca a boca. ¡°No solo vendemos libros, aunque son los protagonistas, hay gente que entra por casualidad y acaba comprando un mueble, una pieza de cer¨¢mica o apunt¨¢ndose a un taller¡±, a?aden.
Pese a que la apertura de este negocio tuvo lugar en plena pandemia, los dos propietarios afirman que la gente agradeci¨® tener un lugar en el que reunirse. La librer¨ªa fue uno de los locales que reinstaur¨® la actividad cultural en el barrio, la clientela, seg¨²n los due?os, les daba las gracias por tener un espacio en el que juntarse y hablar.
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