Adi¨®s a improvisar a la hora de salir en Madrid: ¡°Si no tienes cada hora planeada, un desastre¡±
La alta demanda de restaurantes y discotecas tras las duras restricciones de la pandemia obligan a pensar los planes con semanas e incluso meses de antelaci¨®n
Se acab¨® lo de salir a cenar o de copas sin reserva en Madrid. A medida que se han ido relajando las medidas sanitarias para contener la pandemia y que las limitaciones de aforo en interiores y exteriores son cosa del pasado, la dificultad para hacerse con una mesa o con una entrada para una discoteca ha ido exponencialmente en aumento. Tras el confinamiento y las restricciones, hay ganas de fiesta, de socializar, lo que supone una bendici¨®n para los hosteleros y una dificultad extra para quienes, como Sara Ruiz, de 26 a?os, pretenden divertirse sin planes e ir viendo a d¨®nde les conduce la noche. ¡°Es imposible salir e improvisar en esta ciudad. Madrid se ha convertido en un lugar hostil donde necesitas reservar no solo antes de salir de casa, sino con semanas de antelaci¨®n¡±, se lamenta.
Como tantos otros viernes en los ¨²ltimos meses, Ruiz ha pasado horas cavilando con sus amigos en qu¨¦ remota calle que casi nadie conozca podr¨ªa ser posible encontrar una terraza con sitio libre en la capital. La respuesta ha sido muchas veces descorazonadora: hasta los locales m¨¢s rec¨®nditos y escondidos en los lugares m¨¢s remotos suelen estar desde hace meses hasta la bandera, asegura la joven. El domingo pasado, por ejemplo, tuvo que llamar a m¨¢s de seis locales desde por la ma?ana para poder comer con cuatro amigos. No hubo manera: la quedada acab¨® con ellos comiendo solos en una terraza, mientras se mojaban a causa de la lluvia que cay¨® ese d¨ªa en la capital. Sencillamente, no hab¨ªa hueco en ninguna parte bajo techo.
Esta sensaci¨®n tambi¨¦n la comparte Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa, consejero delegado de Azotea Grupo, la empresa que gestiona el C¨ªrculo de Bellas Artes y Picalartos, dos de las terrazas m¨¢s codiciadas de la Gran V¨ªa. ¡°Hemos detectado varios cambios en los h¨¢bitos de consumo de los madrile?os. Por un lado, cuando salen, quieren tener su reserva asegurada, ya no hay espacio a la improvisaci¨®n y cada vez m¨¢s nos piden reservar para consumos en los que antes se dejaban llevar. Y por otro, tambi¨¦n se han abierto las horas de comidas y cenas y el p¨²blico es m¨¢s flexible. Ahora tenemos muchas reservas de p¨²blico local para cenas a las ocho, por ejemplo¡±.
Las reservas ya son en su mayor¨ªa por m¨®vil
Este cambio de tendencia se ve reflejado en los datos que ha recogido The Fork, la aplicaci¨®n de reserva y descuentos en restaurantes antes llamada El Tenedor. Seg¨²n un estudio de la web, un 40% de los comensales reserva m¨¢s ahora que antes de la pandemia para evitar quedarse sin mesa. Adem¨¢s, un 90% de las reservas se hacen ya a trav¨¦s de dispositivos m¨®viles. En octubre, seg¨²n este informe, las reservas online de restaurantes crecieron en la capital un 36% m¨¢s con respecto a 2020 y un 5% respecto a 2019.
No solo se reserva m¨¢s online, dice The Fork, sino que se hace con muchas horas de adelanto. Ya no sirve aquello de llamar para reservar mesa un par de horas m¨¢s tarde. La mayor¨ªa de las reservas, explican, se hace con una antelaci¨®n media de ocho horas, casi dos horas m¨¢s que antes de la pandemia. ¡°Todo indica que el sector de la restauraci¨®n se est¨¢ recuperando y que los comensales vuelven a disfrutar, con m¨¢s ganas que nunca, de la gran oferta gastron¨®mica madrile?a¡±, afirma Raquel Bravo, directora de Marketing de The Fork para Espa?a y Portugal.
Y, para salir de fiesta, m¨¢s de lo mismo: adi¨®s a aquello de comprar entradas en la misma puerta de la discoteca. Hay que adquirirlas siempre con d¨ªas de antelaci¨®n en la web del local, especialmente desde que hace un mes se acab¨® el l¨ªmite de aforo por el covid y volvi¨® a permitirse el baile. Santiago Gonz¨¢lez, de 29 a?os, cuenta que ha tenido que hacerse con los tiques, incluso cuatro semanas antes, porque se agotan en segundos, asegura. ¡°Ahora, si no tienes cada hora de tu noche planeada, hay muchas posibilidades de que sea un desastre, porque no consigues entrar en ning¨²n lugar que realmente te guste y terminas desperdiciando horas de fiesta haciendo cola¡±, afirma Gonz¨¢lez.
10 d¨ªas para conseguir entrada a la discoteca
De la misma opini¨®n es Miguel Nicol¨¢s, consejero delegado del Grupo Lalala, due?o de tres de las grandes discotecas que est¨¢n m¨¢s de moda en Madrid: La que faltaba, La que se l¨ªa y La Reserva. Nicol¨¢s explica que ahora la principal preocupaci¨®n de quien acude a sus locales es garantizarse una entrada d¨ªas antes de cualquier evento: ¡°A d¨ªa de hoy, la media de antelaci¨®n para poder reservar en nuestras salas de fiesta es de 10 d¨ªas, teniendo en cuenta que abrimos desde por la tarde¡±. Para ellos, el mejor d¨ªa es el viernes: reciben muchas peticiones para cenar y despu¨¦s ir a una discoteca del mismo grupo, aunque los locales no est¨¦n pr¨®ximos. ¡°Nos piden mesa para comer o cenar en un restaurante y, para despu¨¦s, reservan la entrada en nuestras salas de fiesta¡±, cuenta.
Maria Luisa Caro, de 29 a?os, lleva un a?o haciendo un m¨¢ster en Madrid y ha visto c¨®mo se ha ido gestando el cambio y c¨®mo antes de la covid era m¨¢s f¨¢cil salir e improvisar. ¡°Hemos terminado en sitios que no nos gustan porque todo est¨¢ lleno¡±, afirma. As¨ª que Caro y su pareja han ido adquiriendo una costumbre: reservar siempre para las fechas especiales. Tambi¨¦n han visto c¨®mo los precios se han disparado. ¡°En Halloween nos cobraron 50 euros por salir de fiesta y sin consumici¨®n. Es demasiado¡±, se queja. Y no es que Halloween haya sido una excepci¨®n: ¡°Un fin de semana cualquiera te pueden cobrar 40 euros por una botella para seis solo para poder reservar una mesa¡±.
Adem¨¢s, las reservas se han convertido en un preciad¨ªsimo tesoro que no se puede desperdiciar, bajo pena de multa. Rub¨¦n S¨¢nchez, secretario general de Facua, asegura que a la asociaci¨®n de consumidores cada vez llegan m¨¢s quejas sobre penalizaciones que aplican los hosteleros a los clientes por no acudir a sus citas. ¡°A veces, la cuant¨ªa que exigen los restaurantes solo por reservar no es razonable¡±, asegura. Para la m¨¦dica Maria Otal, de 26 a?os, todos estos cambios a la hora de salir le han supuesto muchos dolores de cabeza. Cuando por fin logra ponerse de acuerdo con sus amigas para quedar y escoger un local que a todas les vaya bien, no hay sitio, todo lleno. ¡°Sin reserva, no hay cena. Ya no hay espacio para la aventura¡±, sentencia Otal.
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