Almeida mantiene los carteles contra el aborto: ¡°Madrid se caracteriza por su libertad¡±
El alcalde de la capital rechaza retirar los carteles publicitarios instalados en las estaciones de Metro y marquesinas de autobuses
Todo comenz¨® a principios de semana. El pasado martes, la Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas (ACdP) lanz¨® en Espa?a una campa?a de publicidad en 33 ciudades, entre las que se incluye la capital de Espa?a. Los carteles, que est¨¢n visibles en estaciones de Metro de Madrid como las de ?pera, en pleno centro, o en diferentes marquesinas de autobuses, dicen lo siguiente: ¡°Rezar frente a las cl¨ªnicas abortistas est¨¢ genial. Este mensaje podr¨ªa ser cancelado por la inminente reforma de la ley del aborto¡±. Como suele suceder con estos anuncios provocativos, el mensaje alcanz¨® mayor impacto tras dif...
Todo comenz¨® a principios de semana. El pasado martes, la Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas (ACdP) lanz¨® en Espa?a una campa?a de publicidad en 33 ciudades, entre las que se incluye la capital de Espa?a. Los carteles, que est¨¢n visibles en estaciones de Metro de Madrid como las de ?pera, en pleno centro, o en diferentes marquesinas de autobuses, dicen lo siguiente: ¡°Rezar frente a las cl¨ªnicas abortistas est¨¢ genial. Este mensaje podr¨ªa ser cancelado por la inminente reforma de la ley del aborto¡±. Como suele suceder con estos anuncios provocativos, el mensaje alcanz¨® mayor impacto tras difundirse en redes sociales por decenas de usuarios an¨®nimos, que se mostraban sorprendidos por la aparici¨®n de este tipo de carteles en el metro de la capital.
Inmediatamente, la portavoz del PSOE en la capital, Mar Espinar, pidi¨® a trav¨¦s de una carta al propio Almeida que retirara de las calles estos carteles. ¡°Creo que todos debemos saber que, cuando una mujer interrumpe de forma voluntaria su embarazo, lo hace despu¨¦s de haberlo meditado. Entiendo que haya un sector ultraconservador que tenga la necesidad de rezar, pero les pedir¨ªa m¨¢s respeto, que no lo hagan delante de las cl¨ªnicas. Estas decisiones no son nunca f¨¢ciles y se toman en soledad¡±. La respuesta del alcalde ha llegado este viernes mediante otra carta. ¡°Madrid es una ciudad que se caracteriza por su alto grado de tolerancia y libertad, y esta libertad, como no puede ser de otra manera, es un camino de doble sentido¡±, se?ala Almeida.
¡°El ejercicio de estos derechos¡±, contin¨²a, ¡°no puede restringirse mediante ning¨²n tipo de censura previa. A este Ayuntamiento no le compete juzgar si la opini¨®n que defiende el anunciante es moralmente reprochable o deseable, sino si los madrile?os que defienden una postura semejante tienen derecho a poder expresarla en libertad, tal y como la Constituci¨®n les concede¡±.
La Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas ha encargado la difusi¨®n de estos carteles a la empresa publicitaria francesa JCDecaux, conocida especialmente por el uso de soportes como vallas publicitarias, opis o marquesinas de paradas de autob¨²s. Esta empresa no ha querido contestar a ninguna de las preguntas de este peri¨®dico.
La pol¨¦mica de estos carteles ha ido en aumento durante toda la semana. Los Ayuntamientos de Valencia y Vitoria, por ejemplo, ya los han retirado. La posici¨®n de Almeida, que tambi¨¦n es portavoz nacional del PP, es la de derogar la actual ley del aborto para volver a la de 1985, tal y como confeso en su ¨²ltima entrevista con EL PA?S el pasado septiembre. ¡°Respeto el marco legal que hay en Espa?a, aunque a m¨ª me gustaba m¨¢s la ley del 85 [que lo permit¨ªa con tres supuestos: riesgo grave para la salud de la mujer, violaci¨®n o malformaci¨®n en el feto].¡±, dijo.
Los antiabortistas, como public¨® este peri¨®dico en noviembre, se siguen agolpando en estas cl¨ªnicas. La consigna siempre es la misma: tratar de interrumpir el paso de las mujeres que acuden a las cl¨ªnicas con la excusa de repartir un folleto informativo, bombardearla a preguntas: ?C¨®mo te llamas?, ?a qu¨¦ vienes?, ?vas a abortar?, ?qu¨¦ necesitas para no abortar?, ?est¨¢s segura de lo que vas a hacer? Si la mujer intenta esquivarles dar¨¢n dos pasos, sea a derecha a izquierda, para impedirlo. El baile puede prolongarse durante un rato que a las mujeres se les hace eterno.
El ¨¦xito de quienes lo intentan impedir comienza cuando una mujer acosada se derrumba, cuando se deja guiar hasta la ambulancia, estrat¨¦gicamente aparcada a escasos metros. All¨ª les har¨¢n una ecograf¨ªa para mostrarles la imagen de su hijo y uno de los antiabortistas les invitar¨¢ a tomar un caf¨¦ para hablar con ellas de su situaci¨®n. Unas pocas, confiando en el m¨¦dico que tienen delante, olvidar¨¢n que las cl¨ªnicas les piden siempre que acudan a hacerse la intervenci¨®n en ayunas. Una vez tomado ese caf¨¦, misi¨®n cumplida para los antiabortistas: ese d¨ªa ya no podr¨¢n abortar.
En un intento por frenar el acoso, el Congreso de los Diputados acept¨® en noviembre tomar en consideraci¨®n un cambio en el C¨®digo Penal para incluir como delito penado con hasta un a?o de c¨¢rcel la actividad a quienes ¡°hostiguen o coarten la libertad de una mujer que pretenda ejercer su derecho a la interrupci¨®n voluntaria del embarazo¡±. El plan del Ministerio de Igualdad prev¨¦ regular la objeci¨®n de conciencia y garantizar el acceso al aborto en hospitales p¨²blicos en todo el territorio, adem¨¢s de eliminar el requisito del permiso de los progenitores para menores de 16 y 17 a?os. Este es el origen de la campa?a que sigue a¨²n vigente en la capital de Espa?a.
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