Los lugares del terror de las menores tuteladas: ¡°Solo os pido que cerr¨¦is ese sitio de putas¡±
La red de explotaci¨®n desmantelada en Madrid mov¨ªa a su antojo a las ni?as entre una decena de narcopisos y las obligaban a prostituirse en poblados chabolistas
Las ni?as eran llevadas de un sitio a otro al antojo de los cabecillas de la red, a veces incluso en Uber, y a cualquier hora. Una decena de narcopisos, un prost¨ªbulo en una vivienda y poblados chabolistas en un pol¨ªgono marcan los puntos principales en el mapa del terror en el que se mov¨ªan los 37 detenidos por abusos de menores y narcotr¨¢fico en la operaci¨®n en la que fueron liberadas 10 chicas, varias de ellas ...
Las ni?as eran llevadas de un sitio a otro al antojo de los cabecillas de la red, a veces incluso en Uber, y a cualquier hora. Una decena de narcopisos, un prost¨ªbulo en una vivienda y poblados chabolistas en un pol¨ªgono marcan los puntos principales en el mapa del terror en el que se mov¨ªan los 37 detenidos por abusos de menores y narcotr¨¢fico en la operaci¨®n en la que fueron liberadas 10 chicas, varias de ellas tuteladas. Casi todos estos lugares est¨¢n ubicados en zonas degradadas de Madrid. El nivel del horror que vivieron las v¨ªctimas all¨ª se entiende con la petici¨®n desesperada que hizo una de ellas a la polic¨ªa sobre el piso utilizado como prost¨ªbulo: ¡°Solo os pido una cosa, que cerr¨¦is ese sitio de putas en el que me hicieron hasta un anuncio¡±.
La realidad de lo que suced¨ªa tras estas paredes se hizo visible cuando una de las chicas escap¨®, despu¨¦s de tres d¨ªas de abusos y encierro, y logr¨® pedir ayuda en un estanco. All¨ª hab¨ªa llegado despu¨¦s de pasar un d¨ªa con su amiga, otra de las menores explotadas por esta red y tras negarse a regresar a su centro de menores tras las vacaciones. Estaba en el distrito de Usera. Se lo cont¨® todo al dependiente, pero cuando tuvo que hacerlo ante los agentes, prefiri¨® callar. Ten¨ªa miedo de las represalias, solo quer¨ªa ir al m¨¦dico.
Los Uber iban y ven¨ªan entre este piso y otro en la avenida Monte Igueldo, en Vallecas, seg¨²n las exigencias de los cabecillas de la red. En ese bloque, Metralla, uno de los detenidos, era el rey. En sus redes sociales presum¨ªa de coches lujosos, relojes valorados en varios miles de euros y fajos de billetes. Todo ello sin trabajo conocido. Esas viviendas en Monte Igueldo estaban plagadas de c¨¢maras. Por seguridad, s¨ª, pero tambi¨¦n para grabar los abusos a las chicas. La polic¨ªa cree que lo hac¨ªan para intimidarlas si se les ocurr¨ªa hablar.
De la gesti¨®n diaria de algunas de estas viviendas se ocupaban mujeres, que ejerc¨ªan de algo parecido a una madame. Los investigadores atribuyen a La Negra este papel. Seg¨²n las pesquisas, ella era la que mandaba en un bajo en los alrededores de esa avenida vallecana en la que otra ni?a fue retenida varios d¨ªas. Al final, seg¨²n su declaraci¨®n, fueron su padre y una amiga de este los que tuvieron que sacarla destrozando uno de los barrotes en forma de equis de la ventana de su habitaci¨®n. En estos pisos tambi¨¦n viv¨ªan hombres a los que las chicas atribuyen el papel de ¡°vigilantes¡±.
En ese entorno se situaba tambi¨¦n un local gestionado por un alba?il al que acud¨ªan clientes para tener relaciones sexuales con las menores. Fue all¨ª donde este hombre tom¨® fotos de una de las ni?as de 15 a?os para publicitarlas en una p¨¢gina de contactos. ¡°No s¨¦ ni d¨®nde las colg¨®¡±, cont¨® ella a la polic¨ªa.
¡°En Monte Igueldo y su entorno existe mucha infravivienda, tenemos los alquileres m¨¢s baratos del barrio y probablemente de la ciudad y todav¨ªa quedan muchas casas vac¨ªas propiedad de bancos o fondos. Todo eso hace un caldo de cultivo para que se concentren estos fen¨®menos¡±, apunta Jorge Nacarino, presidente de la asociaci¨®n vecinal Puente de Vallecas-San Diego. El verano pasado, un hombre mat¨® en esta avenida a un indigente a golpes y fue detenido poco despu¨¦s. El arrestado es uno de los miembros de esta red de explotaci¨®n de menores.
Muchos de estos abusos se produc¨ªan tras las puertas de locales o viviendas, pero otros se llevaban a cabo en poblados chabolistas en el pol¨ªgono de Villaverde, algunos de ellos ya desmantelados. Estos lugares estaban en el punto de mira desde hac¨ªa tiempo y los vecinos ya hab¨ªan denunciado hace a?os que eran frecuentados por menores. Una vez se inici¨® esta investigaci¨®n, los agentes de la Polic¨ªa Nacional pudieron observar a algunas de las ni?as explotadas por esta red moverse entre las chabolas y relacionarse con algunos de los detenidos. Llegaron a entrevistar a algunos habituales de la zona, para los que las ni?as eran muy familiares: ¡°S¨ª, es la que va siempre con el Kalifa, est¨¢ enamorad¨ªsima de ¨¦l¡±, les dijeron sobre una de las chicas. Era aqu¨ª donde las menores acud¨ªan en busca de sustancias para saciar su mono y donde eran obligadas a prostituirse a cambio de la droga o de dinero.
A finales del a?o pasado, el poblado situado en la calle San Dalmacio fue desmantelado por la Polic¨ªa Municipal en varias ocasiones, aunque d¨ªas despu¨¦s los toxic¨®manos y sus camellos volv¨ªan a montarlo. Hoy ya no queda rastro de este asentamiento y un guarda de seguridad vigila las 24 horas que nadie se instale en ¨¦l. En los bordes del terreno se extienden desperdigadas latas vac¨ªas, carcasas de tel¨¦fonos fijos, una minibotella de cava y un trapo cuelga de la verja que lo rodea. Justo al lado, hay una iglesia evang¨¦lica con un enorme cartel en el que se lee Casa de Vida y una imponente cruz en su puerta que por la noche se ilumina de azul.
¡°Sabemos perfectamente d¨®nde est¨¢n los narcopisos en el barrio, incluso de alguno que lleva operando m¨¢s de 10 a?os, f¨ªjate lo que te digo, 10 a?os¡±, apunta Javier, presidente de la asociaci¨®n vecinal del barrio de San Crist¨®bal. ¡°Lo de los poblados ya es descarado, a lo grande. Llevamos tiempo denunciando que ve¨ªamos acercarse a muchos menores, que van en busca de dinero f¨¢cil, y los usan para repartir droga. Solo tienes que pararte a observar y verles entrar y salir, ir con los patinetes... Y todo esto siempre pasa en los barrios del sur, seguro que en Mariano de Cavia ¡ªuna plaza en una zona de Madrid con m¨¢s alto nivel adquisitivo¡ª un narcopiso no dura ni media hora¡±.
Entre estos puntos del terror, las chicas se mov¨ªan muchas veces en patinete, para llevar droga de un sitio a otro. Los cabecillas eran conscientes de que las consecuencias, si los deten¨ªan a ellos con las sustancias encima, iban a ser peores que si las llevaba un menor. Una de las ni?as relata uno de estos env¨ªos en los que surgi¨® un percance: ¡°Vi a la polic¨ªa, me asust¨¦ y tir¨¦ las dos bolsas y las cogieron dos yonquis¡±. Cuando perd¨ªan la droga o la consum¨ªan por culpa de su adicci¨®n en lugar de entregarla, contra¨ªan una deuda que ten¨ªan que pagar con nuevos env¨ªos o con relaciones sexuales. Un c¨ªrculo que nunca se acababa.
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