Diez d¨ªas en la residencia, dos meses en la calle: la vida en una red de explotaci¨®n de una menor tutelada
La Comunidad de Madrid tard¨® 10 meses en trasladar a una chica de 14 a?os y drogadicta pese a las demandas de la directora del centro
Diez d¨ªas en la residencia, dos meses en la calle. Ese era el ritmo sin control que llevaba una menor de 14 a?os acogida por la Comunidad de Madrid. Y eso preocupaba cada vez m¨¢s a la directora del centro, como se aprecia en sus escritos. Todos van observando su degradaci¨®n. A veces solo pasaba unas horas hasta que lograba fugarse. En una ocasi¨®n se escap¨® por una ventana en un breve despiste de su cuidadora. Desde marzo de 2021, la directora reclama ¡°de manera urgente¡±, porque la situaci¨®n se hace ¡°insostenible¡± que la trasladen a un centro especializado. Tuvieron que pasar 10 meses as¨ª. El final lleg¨® cuando entr¨® en acci¨®n la polic¨ªa. Para entonces, la menor era una v¨ªctima de varios delitos y su salvaci¨®n lleg¨® al ser considerada como ¡°testigo protegido¡±. La Polic¨ªa detuvo a finales de noviembre a 37 adultos acusados de explotar al menos a 10 menores en situaci¨®n de vulnerabilidad, cinco de ellas tuteladas. Como ella.
Los informes y declaraciones ante la Polic¨ªa de los responsables del centro describen su r¨¢pido deterioro, la imposibilidad de encauzar a la chica y alejarla de sus adicciones, que ya eran un problema visible. Se escapaba una y otra vez, enganchada a la droga, a la relaci¨®n con su padre, tambi¨¦n toxic¨®mano, y a la dependencia emocional de los supuestos cabecillas de la red. ¡°?Ha vuelto ya? La vi por la calle, no la vais a reconocer¡±, le dijo un familiar de la chica a los responsables de la residencia.
La menor estaba tutelada por la Comunidad de Madrid desde el 28 de julio de 2020, como se ve en la documentaci¨®n incorporada a las diligencias de la investigaci¨®n. En marzo de 2021 la directora del centro en el que reca¨ªa la tutela de la ni?a, el de Aranjuez, redact¨® un informe en el que ya solicitaba la derivaci¨®n de la menor a otras instalaciones. ¡°La escasez de v¨ªnculo con la residencia, sus ausencias reiteradas y prolongadas suponen, junto al medio abierto de nuestra residencia, un obst¨¢culo para trabajar con la menor. Adem¨¢s, el h¨¢bito de consumo le hacen tener un fuerte deseo de permanecer fuera¡±, redacta la responsable.
Para entonces, la ausencia de la ni?a en el centro ya era la t¨®nica habitual. En ese mes, sin embargo, se abri¨® un hilo de esperanza. La menor permaneci¨® 10 d¨ªas en el centro, en los que acudi¨® a clase, recibi¨® terapia en un centro de la Comunidad especializado en abusos sexuales y se relacion¨® con las educadoras. Para entonces, la chica ya mostraba un aspecto ¡°nefasto, muy delgada, con tez p¨¢lida y con las piernas y los brazos llenas de moratones¡±. Sin embargo, la directora refleja el optimismo del equipo: ¡°Parece que quer¨ªa dejar ver la necesidad de ser ayudada por parte de la residencia para salir de esta vida, pero a la vez expresaba lo dif¨ªcil que le iba a resultar permanecer despu¨¦s de haber perdido el control¡±. La ni?a, recoge el documento, ¡°manifestaba estar feliz y querer hacer las cosas bien, aunque nunca dej¨® de expresar su miedo por su reca¨ªda en las drogas¡±.
El ¨²ltimo de esos 10 d¨ªas, tuvieron que llevarla a un centro de salud por un problema en la piel. En su informe, la responsable de la tutelada refleja la presi¨®n que trataron de ejercer para trasladar cuanto antes a la ni?a a un centro especializado. Para su ingreso, hac¨ªan falta unas pruebas m¨¦dicas. ¡°En ese mismo momento se explic¨® la situaci¨®n de la menor (en el centro de salud) con la finalidad de realizar las pruebas oportunas para la derivaci¨®n, ya que los plazos que nos daban eran desorbitados dada la urgente necesidad de sacar a la menor del entorno residencial por el riesgo de fuga¡±. Le indicaron que no era posible acelerarlas y al d¨ªa siguiente la menor volvi¨® a escaparse. Tres d¨ªas m¨¢s tarde de su huida, recibieron la notificaci¨®n de que se hab¨ªa aprobado su ingreso en un centro especializado de Navarra. Pero era demasiado tarde, esta vez la chica se ausent¨® durante dos meses en los que vivi¨® ¡°al l¨ªmite¡± como ella misma defini¨® a su regreso.
La encontr¨® la Polic¨ªa desorientada, en la calle, a finales de junio. Entonces fue posible llevarla al centro de Navarra, especializado en ¡°deshabituaci¨®n¡±, pero nada m¨¢s llegar consigui¨® escapar de nuevo. Solo tres d¨ªas despu¨¦s los agentes la encontraron en Usera, en Madrid. Entonces, se la reubic¨® en el centro de acogida de Hortaleza. ¡°Es un centro en r¨¦gimen abierto y la menor podr¨ªa marchar a su antojo¡±, recoge un informe policial incorporado a la causa.
Las palabras de la responsable que m¨¢s tiempo la tuvo bajo su tutela denotan que, a pesar de los esfuerzos, el deterioro de la ni?a era evidente: ¡°Debido a que la menor de 14 a?os se encuentra en una situaci¨®n de desprotecci¨®n por las limitaciones de nuestro recurso para tratar su problem¨¢tica, proponemos una derivaci¨®n a un centro espec¨ªfico y que se le aleje de su situaci¨®n de calle. Consideramos que esta medida debe tener un car¨¢cter urgente para poder rescatarla de una vida llena de h¨¢bitos nefastos para su salud y consecuci¨®n de una vida plenamente aut¨®noma¡±.
En la documentaci¨®n, la directora ya advert¨ªa de la ca¨ªda en picado de la chica: ¡°Tenemos constancia de que pone en riesgo su salud durante sus ausencias, normalmente se encuentra en casas okupas, consume cannabis en altas dosis y no tiene miedo de expresarlo abiertamente¡±. Para entonces, la red la explotaba sexualmente en narcopisos de Vallecas y Usera y en el poblado chabolista de San Crist¨®bal de los ?ngeles.
Ante los informes de la residencia y sus advertencias, la Polic¨ªa solicita reiteradamente a la Fiscal¨ªa de Menores que considere la tutela en un r¨¦gimen cerrado, a lo que la fiscal responde que ¡°el internamiento en centros de r¨¦gimen cerrado son medidas que se adoptan en el ¨¢mbito penal de reforma, cuando se trata de menores investigados y condenados, no en el ¨¢mbito de protecci¨®n¡±. No obstante, el 1 de septiembre, la Fiscal¨ªa responde a la Polic¨ªa que se ha puesto todo en conocimiento de la Direcci¨®n General de Infancia, Familias y Natalidad, ¡°habiendo interesado una derivaci¨®n al recurso m¨¢s id¨®neo¡±.
Varias opciones
El 7 de junio el trabajador social del turno de ma?ana ¡°con el que m¨¢s relaci¨®n tiene la menor¡± prest¨® declaraci¨®n ante la Polic¨ªa, porque los investigadores ya estaban detr¨¢s de este caso por una denuncia de una conocida de la ni?a en abril sobre la situaci¨®n de la menor. En su declaraci¨®n, el educador cont¨® que la joven buscaba ¡°el afecto de mayores que hacen con ella lo que quieren¡±. El trabajador social tambi¨¦n se lament¨® de que ellos no pod¨ªan hacer m¨¢s porque ¡°la guarda la tiene este centro que es de r¨¦gimen abierto, solo llevarla al m¨¦dico cuando vuelve¡±.
En estas revisiones m¨¦dicas, la menor daba positivo en coca¨ªna, cannabis y enfermedades sexuales y en la piel. Este educador coment¨® que la menor se hab¨ªa autolesionado en alguna ocasi¨®n y que incluso tuvieron que acudir al hospital por los cortes superficiales que se hab¨ªa producido. Como comenz¨® a escaparse casi desde el principio, la polic¨ªa municipal lleg¨® a organizar varios operativos especiales durante esos meses.
En el centro de Aranjuez exploraron otras opciones adem¨¢s de su internamiento en r¨¦gimen cerrado, como que la menor fuera acogida por alg¨²n familiar. Sin embargo, se descartaron todas. Eran inviables. Una t¨ªa de la menor, la que a juicio de los educadores m¨¢s se preocupaba por la ni?a, lleg¨® a afirmar que ella no ten¨ªa herramientas para gestionar la situaci¨®n de adicci¨®n de su sobrina.
A principios de septiembre, ingres¨® en el centro de Pic¨®n, en Paracuellos de Jarama, unas instalaciones especializadas en adicciones y casos l¨ªmite. All¨ª, la investigaci¨®n policial ya estaba muy avanzada, las pesquisas hab¨ªan llevado a otros casos como el de esta ni?a y se le concedi¨® el estatus de testigo protegido.
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