Un equipo en la universidad contra los monstruos ped¨®filos ocultos en las redes
Un grupo de investigadores de la Complutense lidera un proyecto de siete millones de euros con 21 organizaciones en todo el mundo para luchar contra la pederastia y la trata en internet
Lunes 31 de enero. Uno de los mayores pederastas de la red se sienta ante un juez en la Audiencia Provincial de Madrid para afrontar hasta 30 a?os de prisi¨®n por obtener im¨¢genes sexuales de casi un centenar de menores por Instagram. 29 de noviembre de 2021. La Polic¨ªa detiene a ocho adultos en siete ciudades en Espa?a por almacenar y distribuir centenares de archivos de explotaci¨®n sexual infantil. La voz de alarma la dio la polic¨ªa can...
Lunes 31 de enero. Uno de los mayores pederastas de la red se sienta ante un juez en la Audiencia Provincial de Madrid para afrontar hasta 30 a?os de prisi¨®n por obtener im¨¢genes sexuales de casi un centenar de menores por Instagram. 29 de noviembre de 2021. La Polic¨ªa detiene a ocho adultos en siete ciudades en Espa?a por almacenar y distribuir centenares de archivos de explotaci¨®n sexual infantil. La voz de alarma la dio la polic¨ªa canadiense. 5 de marzo. Ocho arrestados en C¨¢diz por enviar v¨ªdeos ped¨®filos. Los investigadores observaron que los ni?os, muchos menores de seis a?os, eran extranjeros, pero no supieron identificar d¨®nde se hab¨ªan grabado las im¨¢genes.
Son tres casos de un goteo del horror. El de la pedofilia en las redes, im¨¢genes que se distribuyen de forma masiva, en tal cantidad, que resulta casi imposible frenar. Y los n¨²meros no dejan de aumentar. Un equipo de investigadores de la Universidad Complutense ha puesto el foco en esta batalla contra uno de los delitos m¨¢s despreciables y ha conseguido una financiaci¨®n de siete millones de euros para combatirlo. Se trata del proyecto H¨¦roes, cuyo objetivo es mejorar los medios, muchas veces insuficientes, contra la pedofilia y la trata. La Comisi¨®n Europea les ha concedido cinco millones de euros para reforzar las herramientas con las que se persigue a los delincuentes, especialmente en las redes. El Gobierno de Brasil decidi¨® unirse a esta prometedora iniciativa y aportar dos m¨¢s.
Luis Javier Garc¨ªa Villalba es profesor de Ingenier¨ªa del Software e Inteligencia Artificial de la Universidad Complutense y est¨¢ al frente del equipo que lidera el proyecto. ¡°La aspiraci¨®n es crear un nuevo protocolo que ayude a las polic¨ªas, dise?ar un marco legal com¨²n y una nueva gu¨ªa para que las v¨ªctimas no tengan que revivir su pesadilla una y otra vez¡±, apunta Villalba. Es decir, que la investigaci¨®n se apoya en tres patas: la inform¨¢tica, la social y la legal. Para ello cuenta con 27 socios de pa¨ªses europeos, latinoam¨¦ricanos y asi¨¢ticos.
Uno de estos socios es el Centro internacional para ni?os desaparecidos y explotados (Icmec), el mayor organismo dedicado a rastrear y denunciar contenido sexual de menores del mundo. Su vicepresidenta es Pilar Ram¨ªrez. ¡°Este consorcio de trabajo nos interes¨® precisamente porque hemos visto mucho desconocimiento de las autoridades, todav¨ªa hay pa¨ªses que creen que porque el material con el que denunciamos es un v¨ªdeo y no tienen a la v¨ªctima delante, no merece la pena investigar¡±, indica. Tambi¨¦n han encontrado afectados que prefieren no acudir a las autoridades porque no existe legislaci¨®n en la materia o porque ¡°no se f¨ªan del trato que vayan a recibir¡±. Todav¨ªa hay 90 pa¨ªses en el mundo que no cuentan con legislaci¨®n espec¨ªfica para el contenido ped¨®filo en internet.
Sin querer dar muchos detalles sobre las herramientas tecnol¨®gicas que pretenden desarrollar, los responsables del proyecto apuntan que trabajar¨¢n en la creaci¨®n de software que resulten m¨¢s accesibles y que permitan rastrear contenido de forma autom¨¢tica. ¡°Uno de los objetivos es crear herramientas open source (gratuitas) para que todas las polic¨ªas puedan acceder a ellas, en lugar de tener que adquirir las de pago¡±, especifica Ana Lucila Sandoval, miembro del equipo investigador de la Complutense. Hay que tener en cuenta que para muchos de los programas inform¨¢ticos m¨¢s avanzados no solo hace falta un desembolso inicial, sino tambi¨¦n una renovaci¨®n anual, algo que no est¨¢ al alcance de las polic¨ªas con m¨¢s d¨¦ficit presupuestario. ¡°Vamos a proporcionar mecanismos para rastrear y encontrar a las mafias y queremos automatizar trabajos que ahora mismo se hacen de forma artesanal¡±, a?ade Villalba. Tambi¨¦n trabajar¨¢n en programas tecnol¨®gicos para facilitar las denuncias y la identificaci¨®n de afectados.
La labor de coordinaci¨®n en este proyecto ser¨¢ ingente. En ¨¦l participan ONG, polic¨ªas e investigadores universitarios de una veintena pa¨ªses. Entre ellos, algunos de los m¨¢s afectados por la trata y la pedofilia. Desde los despachos de la Complutense trabajan a diario desde diciembre con la polic¨ªa brasile?a, letona y peruana, adem¨¢s de la espa?ola, una asociaci¨®n de ayuda a la mujer de Banglad¨¦s, una fundaci¨®n que libera a v¨ªctimas de abuso infantil en Colombia, la direcci¨®n general de la lucha contra el crimen organizado de Bulgaria, el centro internacional contra la explotaci¨®n infantil en Suiza o la secretar¨ªa de inteligencia estrat¨¦gica de Estado de Uruguay, entre otros socios.
Uno de los grandes problemas en este tipo de delitos es, precisamente, la falta de fronteras. Un delincuente que vive en Espa?a, puede alojar su servidor en Burkina Faso y compartir material de menores de Brasil. Muchas veces, es casi imposible saber de qu¨¦ lugar provienen las v¨ªctimas. De hecho, muchas veces la polic¨ªa de otros pa¨ªses detecta que un contenido se est¨¢ generando o distribuyendo en un pa¨ªs hispanohablante porque el nombre del archivo contiene una ¡°?¡±. ¡°Queremos que del di¨¢logo entre los diferentes actores se puedan detectar carencias o compartir experiencias que resulten interesantes para otros¡±, apunta Villalba.
Es algo que apunta Ram¨ªrez, del Icmec: ¡°Un ejemplo de falta de coordinaci¨®n es que la polic¨ªa tiene muy definidos los perfiles tanto de agresores como de v¨ªctimas de este tipo de delitos, pero no los transmite a las entidades que trabajan con mujeres y ni?os, y para nosotros ser¨ªa muy ¨²til para saber como tenemos que enfocar nuestras campa?as. Tambi¨¦n tenemos que aprender de los m¨¦todos de captaci¨®n de las v¨ªctimas y distribuci¨®n de los contenidos¡±. Las organizaciones, por su parte, aportar¨¢n conocimientos sobre c¨®mo atender a los afectados: ¡°Muchas veces, por falta de preparaci¨®n, los jueces, m¨¦dicos o psic¨®logos provocan que la persona afectada tenga que pasar por procesos dolorosos de nuevo, cuando se puede hacer de forma m¨¢s humana¡±. El proyecto H¨¦roes tambi¨¦n quiere ahondar en este intercambio de experiencias. ¡°Otro de los objetivos es dar formaci¨®n a todos los agentes implicados desde que la polic¨ªa toma declaraci¨®n a la v¨ªctima, hasta que el caso llega a los tribunales¡±, se?ala Sandoval.
Aumento de la cibercriminalidad
Hace tiempo que el boom de creaci¨®n y distribuci¨®n de contenidos ped¨®filos sobrepas¨® la capacidad de persecuci¨®n de los investigadores. Con este proyecto aspiran a aliviar el trabajo de unos cuerpos de seguridad desbordados por el aumento de este tipo de delitos. Espa?a refleja una tendencia global. Seg¨²n los ¨²ltimos datos de Interior, la cibercriminalidad aument¨® en Espa?a en 2020 un 32% con respecto al a?o anterior y supone ya el 16% de todos los delitos cometidos aqu¨ª, cuando hace solo cinco a?os representaban el 4%.
La inspectora jefa de secci¨®n del ¨¢rea de protecci¨®n al menor de la unidad central de ciberdelincuencia de la Polic¨ªa Nacional, Celia Carrera, explicaba a EL PA?S hace unas semanas que su grupo recibe a diario ¡°una barbaridad de denuncias¡±, m¨¢s de 300 de media. Esto adem¨¢s de las investigaciones que ellos inician proactivamente. Esto hace que muchas veces tengan que focalizar sus esfuerzos en las grandes mafias dedicadas a estos delitos y se pierdan en el camino muchos peque?os y medianos generadores de este aberrante contenido.
El nombre est¨¢ puesto con intenci¨®n. Algo de h¨¦roes tienen los investigadores que acceden a los archivos m¨¢s deleznables que a veces se cuentan por centenares en algunos ordenadores. Muchos de ellos se dedican a esto durante a?os y no son pocos los que en un cierto momento necesitan un traslado porque no pueden convivir m¨¢s con los horrores que ven en esas im¨¢genes. O los trabajadores de ONG que se enfrentan cada d¨ªa los relatos m¨¢s escabrosos de una aut¨¦ntica esclavitud humana o escuchan de la boca de ni?os aquello que nunca deber¨ªa sufrir nadie.
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