Aina S. Erice: ¡°Sin las plantas no existir¨ªa el para¨ªso¡±
La bi¨®loga, investigadora y divulgadora cient¨ªfica, descubre el misterio de la bot¨¢nica
Para Aina S. Erice, las plantas son una forma de vida. Sin ellas, no concebir¨ªamos nuestra existencia, y, sin embargo, les damos la espalda una y otra vez. Somos ajenos a sus ritmos, y mostramos nuestro desprecio a estos seres vivos que nos lo dan todo, trat¨¢ndoles como algo inerte y accesorio. Aina, bi¨®loga, investigadora etnobot¨¢nica y divulgadora cient¨ªfica, se propuso hace muchos a?os ense?arnos el sendero de la savia, como refleja su ¨²ltimo libro. Gracias a su empe?o y tes¨®n descubre para nosotros que la bot¨¢nica es una sorpresa continua ll...
Para Aina S. Erice, las plantas son una forma de vida. Sin ellas, no concebir¨ªamos nuestra existencia, y, sin embargo, les damos la espalda una y otra vez. Somos ajenos a sus ritmos, y mostramos nuestro desprecio a estos seres vivos que nos lo dan todo, trat¨¢ndoles como algo inerte y accesorio. Aina, bi¨®loga, investigadora etnobot¨¢nica y divulgadora cient¨ªfica, se propuso hace muchos a?os ense?arnos el sendero de la savia, como refleja su ¨²ltimo libro. Gracias a su empe?o y tes¨®n descubre para nosotros que la bot¨¢nica es una sorpresa continua llena de misterios, de bellas historias y de un futuro esperanzador, todo ello escrito con la misma clorofila que ti?e sus hojas.
Pregunta. ?Por qu¨¦ encuentra a las plantas tan fascinantes?
Respuesta. Intelectualmente, tal vez porque son tan distintas a nosotros y, a la vez, tan complementarias. Tenemos tendencia a pensar que los problemas que nos plantea la existencia solo pueden resolverse de una forma: la nuestra, la animal. En cambio, el mundo vegetal nos abre la mirada a alternativas incre¨ªblemente creativas e interesantes. Por otro lado, me fascina ver c¨®mo nos hemos relacionado con ellas y las hemos incorporado a nuestros universos mentales, de ah¨ª que me dedique, sobre todo, a la divulgaci¨®n etnobot¨¢nica.
P. ?A qu¨¦ tipo de p¨²blico se dirige este trabajo como divulgadora?
R. A cualquier persona curiosa que le tenga un m¨ªnimo de cari?o a las plantas. Puntos extra si, adem¨¢s, aprecia el enfoque interdisciplinar donde se combinan biolog¨ªa, historia, arte, ling¨¹¨ªstica, mitolog¨ªa y folklore, antropolog¨ªa¡ Lo que yo defino como persona ?veget¨®fila?.
P. Si alguien no conociera nada de esa labor ¡°veget¨®fila¡±, ?por d¨®nde le recomendar¨ªa empezar?
R. ?Depende! Si eres muy visual y te gusta leer a sorbitos peque?os, las publicaciones en Instagram; si prefieres ensayos largos con bibliograf¨ªa, el blog Imaginando Vegetales. Si lo tuyo es que te cuenten historias de viva voz, entonces prueba con el podcast.
P. De todos los procesos vegetales de los que habla, ?hay alguno que le siga sorprendiendo a d¨ªa de hoy?
R. A¨²n sigue maravill¨¢ndome que sobrevivan e incluso evolucionen a trav¨¦s de procesos que, para un animal, son anatema. Duplicar su material gen¨¦tico, hibridarse con otras plantas de especies o incluso de g¨¦neros distintos¡ con lo delicaditos que solemos ser los animales con nuestro ADN, la resiliencia vegetal en este aspecto me parece pasmosa.
P. ¡°La espiritualidad humana naci¨® entre plantas¡± ?C¨®mo explica esta afirmaci¨®n suya?
R. Tomada en sentido literal, y dado que siempre han sido parte esencial de nuestro entorno, las plantas estaban seguramente presentes cuando apareci¨® nuestro anhelo de trascendencia. Por otro lado, y precisamente por eso, me atrever¨ªa a decir que siempre han formado parte de la imaginaci¨®n religiosa humana, molde¨¢ndola, participando en sus mitos y en sus rituales. ?Sin plantas no hay para¨ªso!
P. Parece entonces que estamos indisolublemente unidos, pero ?hasta qu¨¦ punto podemos independizarnos de las plantas?
R. Hasta ninguno, porque no podemos. Lo que quiz¨¢s s¨ª convendr¨ªa ser¨ªa reflexionar sobre c¨®mo relacionarnos mejor con ellas y con el resto de seres vivos que, a nuestro lado, entretejen la biosfera.
P. ?Qu¨¦ le contar¨ªa a una persona que, aun leyendo sus respuestas, sea una esc¨¦ptica de la bot¨¢nica y de sus beneficios?
R. Que salga al bosque, al jard¨ªn, a un parque o que germine un pu?ado de lentejas. Que establezca y mantenga una relaci¨®n amistosa con una planta o con muchas, durante un mes o dos. Ser¨¢n ellas quienes, sin decir palabra, se lo contar¨¢n todo.
P. Por su experiencia en Madrid, ?qu¨¦ planta podr¨ªa representar bien a esta ciudad?
R. La planta que brota en mi mente es mi querida Macrochloa tenacissima, el esparto. As¨ª como en Madrid se entretejen miles de vidas, las fibras de esta planta ¨²nica se trenzan para convertirse en cesta acogedora, en estera que protege del fr¨ªo, en sandalia que hace el camino m¨¢s llevadero, en folio de papel para escribir poes¨ªa. El esparto, que tambi¨¦n se llama atocha, me transmite belleza natural, sin engreimiento, igual que Madrid.
P. ?Tambi¨¦n hay guerras entre las plantas?
R. Conflictos de intereses, por supuesto; de hecho, hay plantas famosas por abrirse paso a codazo limpio en sus vecindarios, con el arma de su qu¨ªmica, como los nogales que tan mala fama ten¨ªan ya en la antig¨¹edad. Pero las ideolog¨ªas que subyacen en una guerra humana son ajenas a las plantas. Lejos de embarcarse en destrucci¨®n a gran escala, ellas construyen, gestionan y mantienen ecosistemas maravillosamente biodiversos. ?Otra cosa que podr¨ªamos aprender de ellas!
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